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Estudio UC plantea que los juegos de mesa hacen que niños y niñas se destaquen en matemáticas


El estudio desarrollado por el académico de la Facultad de Educación UC Jaime Balladares plantea que los juegos de mesa basados en números ayudan a mejorar el conteo, la suma y la capacidad de reconocer si un número es mayor o menor que otro.

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photo_camera Según detalla el profesor Balladares, el uso de juegos de mesa se puede considerar una estrategia con efectos potenciales en habilidades matemáticas básicas y complejas. El académico agrega además que los juegos de mesa se pueden adaptar fácilmente para incluir objetivos de aprendizaje relacionados con habilidades matemáticas u otros campos. FOTO: Pexels.

Un estudio elaborado por el académico de Educación UC Jaime Balladares para la revista científica Early Years –y recogido por medios internacionales como CNNBBC, La Vanguardia, Daily Mail y Forbes– plantea que los juegos de mesa basados en números, como Monopoly, Othello y Serpientes y Escaleras, hacen que niños y niñas, de corta edad, tengan mejor desempeño en matemáticas.

La investigación desarrollada por el profesor Balladares contempló una revisión exhaustiva de 19 investigaciones publicadas sobre el tema en los últimos 23 años, que involucraron a niños y niñas de tres a nueve años. Estas investigaciones debían cumplir con dos criterios. Primero, que compararan las habilidades de los niños y niñas antes y después de la intervención basada en juegos, y también tener un grupo de control: un grupo que juega con juegos reglados versus un grupo que no juega.

El uso de juegos de mesa se puede considerar una estrategia con efectos potenciales en habilidades matemáticas básicas y complejas, asegura el investigador. El formato de los juegos de mesa basados en números, revela el estudio, ayuda a mejorar habilidades como el conteo, la suma y la capacidad de reconocer si un número es mayor o menor que otro.

Mucha gente cree que la importancia de los juegos es obvia, apunta Balladares, pero la verdad es que no. “Sabemos que es importante el juego, pero pensábamos que esto estaba muy bien documentado y reportado. Desde el año 2000 a la fecha solo encontramos 20 artículos científicos, y eso es una mala noticia. 19 de estos 20 artículos eran solo en habilidades matemáticas”, indica.

El uso de juegos de mesa se puede considerar una estrategia con efectos potenciales en habilidades matemáticas básicas y complejas, asegura el investigador. Los juegos de mesa se pueden adaptar fácilmente para incluir objetivos de aprendizaje relacionados con habilidades matemáticas u otros campos.

El formato de los juegos de mesa basados en números, revela el estudio, ayuda a mejorar habilidades como el conteo, la suma y la capacidad de reconocer si un número es mayor o menor que otro.

“La evidencia mostró que existen muy pocos juegos científicos validados disponibles para las escuelas con niños pequeños, y por tanto, es difícil aventurarse en comparar entre juegos”, puntualiza Balladares.

“¿Hicieron algo hoy, o solo jugaron?”

Un estudio del profesor Balladares, que está en progreso, lleva por título “¿Hicieron algo hoy o solo jugaron?”. La frase es una cita que recogieron en un estudio realizado con 12 educadoras de párvulos, a quienes se les consultó cuáles son los obstaculizadores y facilitadores del juego. “Una de las educadoras nos dijo esa frase, que fue lo que le dijo una apoderada cuando retiró a su hijo del colegio”, explica el profesor.
 

Según adelanta el profesor Jaime Balladares, la investigación local indica que los niños están jugando bastante poco en prekínder y kínder, y que las actividades que se hacían antes hoy están siendo reemplazadas por trabajos de guía, papel y lápiz. 
 

“Por ahora, los datos muestran que en el caso de que una Educadora de Párvulos o un Profesora de Primaria se vea en la disyuntiva de utilizar juegos o guías de papel y lápiz, debería optar por el primero, porque la pasarían mejor todos y no entorpecería el aprendizaje, sino que todo lo contrario. De acuerdo con otras investigaciones en el área, el juego aumenta el disfrute, y el involucramiento de los niños en las tareas que se les proponen”, complementa.

“Cuando hablamos del cambio cultural decimos: sí, hay que formar a las educadoras en juego, fomentarlo. Pero también debe ocurrir ese cambio en los apoderados. Si los apoderados creen que hay una dicotomía entre estar jugando y estar haciendo algo, hay entonces un problema serio”, concluye el académico. 


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