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El Mercurio

Radiografía al ausentismo escolar


Foto de Susana Claro
account_circle Susana Claro launch
Profesora Escuela de Gobierno
Antesala de las altas cifras de exclusión escolar anunciadas por el Mineduc, el ausentismo crónico —alumnos matriculados, pero que no cumplen con la asistencia necesaria para el aprendizaje esperado— ya era un problema antes de la pandemia. ¿Qué mantiene lejos de los colegios a esos niños, niñas y adolescentes? ¿ Y qué hacer para tenerlos de vuelta en clases en 2023?

Era 2018 cuando Cinthia Estrada, a un año de haber asumido como directora de la Escuela Básica Martínez de Rozas, en la población Lo Hermida de Peñalolén, se dio cuenta de que tenía que cambiar de estrategia. —Habíamos hecho mejorías en las prácticas pedagógicas y en planificación de las clases, pero nos dimos cuenta de que no sacábamos nada con hacer todo eso si había tantos niños que no estaban yendo a clases. En este colegio siempre ha sido un tema el ausentismo crónico —dice y agrega: —Son siempre los mismos alumnos los que no vienen. Son nuestros casos históricos. Para ir a buscarlos, el colegio creó un comité de asistencia. También realizó, junto a Fundación Presente, talleres para padres sobre la importancia de las clases. El plan rindió frutos: comenzaron con un 89% de asistencia —lo ideal es 97%, explica Cinthia— y llegaron a alcanzar el 94% a fines de 2019. Pero con la pandemia volvieron al punto de partida.

Así, su colegio se sumó a la preocupante tendencia que reflejan las cifras recientemente entregadas por el Ministerio de Educación: hay en el país más de un millón de estudiantes en situación de inasistencia grave, representando un 39% de la matrícula del sistema público en el país. Por otra parte, la deserción escolar —es decir, la no renovación de matrículas— aumentó un 24% en comparación con el año 2019. Pero no es un problema nuevo. (...)

Según cifras entregadas por el Mineduc, la matrícula a nivel parvulario se ha reducido en más de 70 mil niños y niñas entre 2019 y 2021. —Muchos padres no valoran la educación a esa edad y el hecho de que no sea obligatoria refuerza esto —comenta Cinthia. (...)

Susana Claro, de la Escuela de Gobierno de la UC, añade: "Los directores de los colegios nos dicen que tienen la sensación de que, para los apoderados, que sus hijos falten un día no importa; faltar una tarde no importa, hasta que la acumulación se vuelve grave. Hay que ayudar a los apoderados a visualizar que cada minuto que los hijos pasan en el colegio va en pro de su desarrollo. Incluso el recreo, donde aprenden a resolver conflictos. En los estudios de Fundación Presente, la inasistencia tiende a concentrarse los viernes y en noviembre y diciembre, y no muestra diferencias de género significativas". (...)


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