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Académicas de Trabajo Social investigaron cómo transformar la formación ética en el currículo de pr


¿Cuáles son los dilemas que surgen entre profesores y estudiantes a la hora de poner en práctica una formación ética en el currículum de pregrado? ¿Qué argumentos pueden darle sentido a  una formación para la diversidad? Estas son algunas de las preguntas que se plantearon las profesoras de la Escuela de Trabajo Social, Paola Marchant y Cecilia Aguayo, al momento de desarrollar una investigación que busca instalar competencias éticas en el proceso formativo.

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photo_camera Archivo UC

La ética es un concepto de interés transversal a múltiples disciplinas académicas. En el ámbito del Trabajo Social es sin duda relevante, sin embargo, las académicas de esta Escuela, Paola Marchant y Cecilia Aguayo, realizaron una investigación que va más allá de la teoría, pues busca instalar su estudio y práctica desde la etapa de formación en pregrado de manera permanente.  

Marchant explica que en los currículos de pregrado generalmente existe un curso de ética que se dicta al principio o al final de la formación. Junto a la profesora Aguayo consideraron que esto era insuficiente y que debía ser una materia transversal  al proceso formativo con el fin de que los futuros trabajadores sociales se desarrollen como “sujetos éticos”. En esta línea, reflexionaron de acuerdo a  perfiles de competencia y desempeño. 

Plantearon este concepto a la luz de una serie de competencias, sobre la base de un marco de referencia ético considerando en éste la doctrina social de la Iglesia “como parte de la identidad de la UC”. Con esta perspectiva clara, decidieron entrevistar a 17 profesores de la Escuela de Trabajo Social respecto de cómo enseñan la ética, qué deberían saber los estudiantes y a qué  dilemas se enfrentaban ellos y sus estudiantes. Esto también, con el fin de identificar cómo promover un trato ético entre la comunidad educativa, lo que en la práctica se relaciona con temas de inclusión, entre otros ámbitos. Un currículo con formación ética de manera transversal no lo tiene otra escuela de Trabajo Social en Chile”, manifiesta Aguayo.

A la vez, buscaron conocer de qué forma la disciplina en contextos profesionales está en tensión a la hora de responder a las necesidades de las personas, teniendo en cuenta la falta de recursos siempre presente y “que también hay instituciones con una marcada burocratización en la respuesta del profesional perdiendo el foco en las personas”, expresa Marchant.

Por su parte, Aguayo señala que si bien existe una política desde la Facultad de Ciencias sociales sobre el respeto a la diversidad, era necesario identificar cuáles eran los valores que respaldaban esta premisa. Por esto, propusieron desde su vereda académica, instalar cursos alineados con el perfil de egreso, y competencias éticas que tributan a cursos durante toda la formación, en sus diversos ambitos como son la intervención y la investigación. 

El proceso que llevaron a cabo las académicas coincide con la puesta en marcha de un nuevo plan curricular de la Escuela, donde “vendrán transversalizadas las competencias éticas. Estamos generando ciclos de coloquios formativos para los profesores”, cuenta Marchant.

Ética con argumentos

Uno de los propósitos de la investigación fue ahondar en la premisa de que todas las decisiones éticas son argumentadas, es decir, no como algo intuitivo, explica Aguayo. “Queremos llevar a los profesores a un proceso de reflexión y formación de competencias éticas”. Debemos establecer un diálogo e implementar estrategias de intervención con fundamento ético. 

Ambas académicas han llevado este trabajo al contexto latinoamericano. Han expuesto en diversos países y “ha sido exitoso, porque el peso semántico de la ética es fuerte. Tiene que ver con ser verdaderos y creíbles en su ejercicio”. Con este trabajo además, obtuvieron un Fondedoc a nivel universitario.

A partir de marzo ambas organizarán nuevos ciclos de coloquios formativos para instalar el tema. Ya han promovido esta investigación en instancias anteriores, de manera que los alumnos que constituyen el comité curricular también han sido parte del proceso. 

-¿De qué manera alinear su investigación con el contexto global de la comunidad universitaria?

Paola Marchant: Miramos los aspectos éticos de la UC desde la formación ética de la universidad hasta la identidad católica. Lo asociamos al tema de la dignidad humana y el respeto por el otro. Por eso, uno de los referentes es doctrina social de la iglesia que alude al respeto y compromiso con la sociedad, un aporte desde lo público hacia la sociedad. Surgen principios como solidaridad, igualdad y equidad. Principios que se conectan con la formación de la UC y que también son universales.

Hay que considerar que las políticas públicas y sociales muchas veces se hacen solo desde los expertos y queremos volver a tener en cuenta a las personas. Ponerlas en el centro. Poder mirarlos y trabajar por ellos.

Cecilia Aguayo: Hoy, existe una crisis profesional en términos de la confianza que otorgamos como sociedad chilena. La confianza y la ética en la formación son elementos que no podemos dejar pasar. Los trabajadores sociales tenemos que ser más confiables, porque sabemos de grandes crisis que hoy se están viviendo. Es un sello que queremos dar a la formación porque la ética da un impulso para mirar a la gente.

 

INFORMACIÓN PERIODÍSTICA

Violeta Bustos, Dirección de Comunicaciones, vsbustos@uc.cl


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