Campus San Joaquín: Una ciudad
Ubicado en la comuna de Macul, la geografía de este recinto no sólo ha modernizado su infraestructura a lo largo de su historia, sino que también ha modificado a todo el barrio que se desarrolla a su alrededor.
Pocos aplaudieron cuando la UC hizo su gran apuesta para irse al paradero 7 de Vicuña Mackenna; sobre todo cuando la alternativa era comprar gran parte del Fundo Lo Contador y quedarse con Pedro de Valdivia Norte.
Pero se impuso la idea de que la Universidad, cada vez más compleja en sus roles, y como un futuro destino atrayente para cientos de jóvenes de Chile y otros países de la región, necesitaba espacios mayores y más cómodos de los que tenía.
Por ello, los sitios que donó en 1891 Honoria Larraín de Gandarillas para la estación agrícola de la UC resultaron perfectos. En 1963, el arquitecto Germán Brandes ganó el concurso del plan maestro y comenzaron las construcciones. El inicio fue desolador: tacos eternos en Vicuña Mackenna, un campus más bien seco y sin árboles, caluroso en verano y ventoso en invierno.
En su entorno, cantidades de viviendas espontáneas, entre industrias, no subían el ánimo. Algunas unidades académicas crearon proyectos propios en desorden, alejándose del plan maestro. Sin embargo, en 1993 se comenzó a poner orden.
2012: El campus hoy
La pasarela que lleva desde la estación de Metro San Joaquín –que cambió la vida de tantos– es la ruta más corta para llegar al edificio de la facultad o instituto correspondiente, y que se va haciendo conocida a medida que pasan las semanas.
Pero también hay que saber dónde están las fotocopiadoras y multicanchas; la piscina temperada y la capilla; las bibliotecas y laboratorios; el centro de salud y los quinchos para asados; los laboratorios computacionales y agencias bancarias; la oficina de la FEUC y el centro de reciclaje.
Toda esa geografía contiene una serie de eventos que van marcando el año: Campeonatos deportivos, ciclos de cine, festivales de música, conferencias, talleres extraprogramáticos, ferias de libros, campañas sociales, concursos de fotografía y cortometrajes, misiones religiosas, exposiciones artísticas, obras de teatro, veladas culturales, festivales de animé... para que ningún estudiante se vaya directo a su casa después de las clases.
Casinos y quioscos, en torno a los cuales circulan los célebres tres perros que han crecido con el campus –Zorrito, el discreto; Walter, el dominante, y la Negra, femenina–, viven de ese alumnado flotante que hoy se reparte bajo árboles de sombra esperando el inicio de alguna actividad.
Como el país, el barrio ha mejorado. Mucho ha sido marcado por la UC, en especial los conjuntos inmobiliarios que comenzaron a rodear al campus y que hoy suponen una sección de arriendos de pequeños departamentos, de una o dos habitaciones "cerca del Campus San Joaquín UC".