Cinco claves para potenciar la fluidez lectora en niños y niñas
Las dificultades en el desarrollo de habilidades lectoras que han reportado estudiantes de enseñanza básica son una de las tantas consecuencias de la pandemia. ¿Cómo estimular estas capacidades? Aquí, algunas recomendaciones.
Las consecuencias de dos años de educación telemática o falta de ella se han visibilizado con más claridad durante este año, con el retorno presencial a los colegios. El fenómeno del retraso en el aprendizaje de la lectura, principalmente en los niveles iniciales, se ha observado en diversas comunas y niveles socioeconómicos.
Si ya en 2019, el SIMCE indicaba que, aunque se destacaba un aumento de los niveles de aprendizaje en Lenguaje para cuarto básico, donde cerca de 7 mil estudiantes avanzaron al nivel adecuado, la cifra de niñas y niños que no entendía lo que leía fue alta llegaba a un 29%, mientras que el 26,3% solo alcanzaba un nivel elemental. Este panorama hoy se podría haber acrecentado, de acuerdo a lo que apoderados –y por cierto profesores– han podido comprobar.
Han sido “dos años en los cuales los alumnos no tuvieron clases presenciales, y con suerte muchos de ellos tuvieron clases telemáticas, pero no siempre sistemáticas. Hoy se visibilizan las consecuencias, especialmente en los cursos de 2º, 3º y 4º básico, en que nos encontramos con un porcentaje importante de alumnos no lectores y la gran mayoría con una lectura silábica o de palabra a palabra. Son pocos los alumnos que presentan una lectura fluida”, precisa Paz Baeza, subdirectora del Programa de Aprendizaje Inicial de la Lectura, Escritura y Matemática (AILEM-UC).
"Los niños y niñas están leyendo más lento desde el regreso a la presencialidad" - Paz Baeza, subdirectora del Programa de Aprendizaje Inicial de la Lectura, Escritura y Matemática (AILEM-UC)
Encantarlos con la lectura
La comprensión lectora es la base de todo el conocimiento, aseguran especialistas, ya que cuando un niño o niña aprende a leer obtiene las herramientas para adquirir nuevos conocimientos en otras disciplinas.
Pero, ¿cómo apoyarlos desde el hogar en este proceso? En primer lugar, encantándolos con la lectura, “buscando espacios en que el adulto lea frecuentemente un cuento a los niños, sin importar la edad que tengan, que ambos disfruten de ese espacio ajeno a la televisión y medios digitales, que conversen acerca de lo leído. También, descubriendo cuáles son los intereses de sus hijos y proporcionarles lecturas acordes a esos intereses. Pedirles asimismo que les lean en voz alta un párrafo del cuento que van a compartir ese día, no criticarles su lectura, sino más bien animarlos a continuar y felicitarlos por sus progresos”, explica la experta de AILEM y docente del curso “Estrategias efectivas para el desarrollo de la fluidez y comprensión de lectura en Educación Básica”.
Estrategias puntuales
1. Ejercitar la lectura desde la escuela y el hogar
Una buena forma para mejorar la fluidez es guiando a los niños y niñas en su respiración y a enfrentarse a los signos de puntuación, proceso que se puede ejercitar tanto en el aula como desde el hogar, explica la experta. “La estrategia de la lectura pública consiste en que nosotros, como docentes, les entreguemos un texto breve para que los alumnos preparen en sus casas. Entonces, pueden leerlo y ejercitarlo varias veces con sus familias y después lo leen con sus compañeros”, afirma la especialista. “Indudablemente los padres y cuidadores pueden apoyar mucho en este proceso mientras el niño está preparando esa lectura”, agrega la académica sobre la importancia de compartir la lectura en familia.
2. Fomentar la lectura compartida
Una vez que estén familiarizados con los textos, los niños y niñas en la escuela deben leer junto al profesor y con sus compañeros. “Así, el docente va modelando todo lo que es fluidez lectora y, posteriormente, por párrafo, les va formulando preguntas sobre localizar información, interpretar y reflexionar, entonces ahí el profesor le enseña a los niños cómo ubicar las pistas para entender mejor el texto”, explica Baeza.
3. Potenciar la rapidez
"Los niños y niñas están leyendo más lento desde el regreso a la presencialidad", asegura Paz Baeza. Ante esto, se puede aplicar la estrategia de la velocidad de denominación, que “consiste en mostrarle una serie de estímulos a los niños, que pueden ser imágenes, letras, números o palabras en fila, y se les pide que lo lean lo más rápido posible de izquierda a derecha”. Estrategia que se puede trabajar, también, con apoyo de padres y apoderados: “Es una actividad que les entretiene mucho”, señala.
4. Formular buenas preguntas
Si bien, gran parte del proceso de aprender a leer sucede en los hogares, la tarea principal la tienen las y los docentes, quienes requieren saber formular preguntas idóneas a sus alumnos y alumnas. “Nos hemos fijado que uno de los grandes problemas que tenemos los docentes en nuestro país es que no siempre formulamos preguntas que desarrollen pensamiento, más bien desarrollamos preguntas básicas”, dice la experta de AILEM-UC. Por eso, “otro de los ejes centrales es que profesores y profesoras aprendan puedan formular estas preguntas”.
5. Evaluación
Asimismo, en la sala de clases se evalúan los avances en la comprensión lectora, y existen distintos instrumentos y pruebas estandarizadas para ello. Sin embargo, señala Paz Baeza, “el docente requiere de una serie de herramientas e instrumentos para que no solamente pueda calificar la fluidez, sino que también integre una pauta de registros donde observe ciertas conductas de los alumnos para ayudarlos a progresar y mejorar su lectura en voz alta, la lectura compartida y otras habilidades”.
“Y es algo que proporcionamos a las y los profesores, así como enseñarles a hacer rúbricas para que puedan generar sus propios instrumentos de evaluación”, agrega.