Desafíos y oportunidades de nuestra nueva vida online
Trabajo, estudio y hasta las relaciones personales han pasado al formato “a distancia”. ¿Qué efectos tiene para los seres humanos, sociales por definición, el confinamiento al que nos ha obligado la pandemia? ¿Será solo un paréntesis? ¿Nos volveremos más distantes e individualistas? ¿O encontraremos la formula mágica para una vida mejor? No hay respuestas claras, sí algunas intuiciones.
Desde el inicio de esta pandemia, la vida de muchos de nosotros transcurre detrás de una pantalla: tenemos reuniones, clases, hacemos las compras del supermercado, “vamos” de shopping, hacemos deporte, compartimos hobbies y hasta “nos juntamos” con los amigos y familia. Nuestra vida, prácticamente completa, se ha vuelto “en línea”.
Y los efectos no son pocos.
Si bien el Covid-19 ha trastocado buena parte de nuestra vida -por no decir nuestra existencia completa-, hay varios cambios que ya se venían gestando desde hace mucho, de la mano de la tecnología. El comercio electrónico, las videoconferencias, el teletrabajo y la educación a distancia, son elementos que ya existían, que se discutían, se habían ido adoptando con mayor o menor velocidad en cada caso.
“Es un punto de inflexión”, afirma la académica del Instituto de Sociología Daniella Leal. “Esta pandemia se ha instalado como gatillante de cambios. Algunos venían de antes, mientras otros son nuevos. Lo que hace este tipo de experiencias es que nos empuja a hacer cosas, a apurar los cambios. Actúa como un catalizador”, agrega.
“Pensábamos que no podríamos hacer teletrabajo o que faltaba mucho para eso, y de pronto nos vimos haciendo trabajo remoto, con dificultades, pero lo estamos haciendo”, prosigue la socióloga. De acuerdo al reciente Estudio Teletrabajo y Clima Laboral de Mandomedio, que encuestó a 650 profesionales, el 87% declaró estar trabajando desde casa. El 72% afirmó que sus empresas no estaban preparadas para el teletrabajo antes de la pandemia, aunque de ellos, el 65% declara que el trabajo en casa ha funcionado bien.
“Es un punto de inflexión. Esta pandemia se ha instalado como gatillante de cambios. (...) Lo que hace este tipo de experiencias es que nos empuja a hacer cosas, a apurar los cambios. Actúa como un catalizador” - Daniella Leal, académica Sociología UC.
De esta manera, la pandemia también funciona como una experiencia “de prueba”, para ver qué cosas funcionan y qué no, de ensayo y error. Pero también para mejorar e incorporar mejores prácticas y procesos.
“Esto ha sido una transformación digital en muchas áreas”, coincide Luz Montero, directora de UC Online y Teleduc. “El virus agilizó este proceso en diez años por lo menos: el comercio electrónico, los servicios, la educación… Nos obligó a actualizarnos. Algunas áreas se pudieron subir y otras no”, comenta.
En otras palabras, lo que hizo el virus fue acelerar los grandes cambios globales que ya estábamos viviendo.
¿Nuevas formas de aprender?
En el caso de la Educación Superior, la educación a distancia nació hace décadas como una manera de educar a quienes no podían acudir presencialmente a una institución de enseñanza. Distintos métodos se han utilizado para ello: la correspondencia, la radio, la televisión y ahora, las plataformas por Internet. En la última década se había avanzado bastante en este tipo de educación, primero en educación continua, luego en formación de postgrado y recientemente, en el pregrado.
“Universidades como Arizona State, Northwestern, Duke, Harvard y Stanford, entre otras, tienen miles de estudiantes on line”, comenta Luz Montero. Tendencia que aumenta de la mano de una creciente necesidad de perfeccionarse y adquirir nuevos conocimientos, tanto de la propia profesión, como las llamadas habilidades “blandas” -cada vez más imprescindibles- y adquirir o perfeccionar un segundo o tercer idioma.
Pero no basta con tener las tecnologías. Debe existir la necesidad de utilizarla. Y luego, contar con los conocimientos o habilidades para aprovecharla de la mejor manera. El estallido social fue el primer impulso. No solo para adoptar las tecnologías, sino para implementar los cambios y adecuaciones necesarias. Y luego vino la pandemia.
En el caso de la educación, no solo se trata de las clases a distancia, sino un cambio en los procesos y en la forma de enseñanza. “Una cosa son las clases remotas, que es lo que estamos haciendo hoy, y otra la enseñanza on line, que implica una estructura totalmente distinta, con una producción similar a la de una serie de TV, con guionistas, periodistas, camarógrafos”, explica Montero.
“Se trata de un cambio de paradigma, de cómo concebimos la educación”, resume Luz Montero. Y agrega que en la actualidad -y en un futuro cercano- nos estamos moviendo hacia un modelo híbrido, donde lo teórico pase a un formato en línea y la práctica se siga haciendo de manera presencial. Lo que está claro es una cosa: “El mundo cambió. No hay vuelta atrás”, concluye.
“Una cosa son las clases remotas, que es lo que estamos haciendo hoy, y otra la enseñanza on line (...) Se trata de un cambio de paradigma, de cómo concebimos la educación" - Luz Montero, directora de UC Online y Teleduc.
Cambios y más cambios
Ok, nuestra vida no es la misma que hace unos meses atrás. No hay duda. La gran interrogante es: ¿Cómo va a ser en el futuro? ¿Cuánto realmente cambiará una vez superada la crisis sanitaria? ¿Y esos efectos, serán positivos o negativos?
No hay respuestas claras.
“En un contexto normal, trabajar desde casa tiene muchas ventajas. Indudablemente hay más dificultades en este tiempo, aunque también depende de la realidad de cada persona, si se tienen hijos pequeños, si se cuenta con el espacio o las condiciones adecuadas, si se tiene el apoyo necesario, etc.”, dice Lydia Gómez, académica de la Escuela de Psicología.
Pero independiente de cada caso, el confinamiento genera una buena cantidad de estresores, que no son pocos: incertidumbre, falta de apoyo en lo cotidiano, mayor carga doméstica, tener a los hijos en casa, aumento del conflicto en las relaciones interpersonales, problemas financieros, entre otros. De hecho, las rupturas matrimoniales y la violencia intrafamiliar son probablemente parte de la cara más oscura de esta pandemia.
Conciliar el trabajo o las clases remotas con la vida personal, y la logística hogareña, pareciera ser uno de los mayores desafíos de esta pandemia. “Los límites que naturalmente marcan la jornada laboral cuando estamos en la oficina -como los traslados, el almuerzo o las reuniones- se difuminan durante el confinamiento. La sensación es la de estar en una vorágine 24 horas, los siete días de la semana, sin distinciones”, explica Daniella Leal.
Por otra parte, las acciones que habitualmente tomamos para disminuir las tensiones -salir con amigos, conversar, hacer deporte, dar una vuelta- se ven restringidas. “La regulación emocional se ve disminuida, lo que nos hace más vulnerables. Estamos más aislados. Y como estamos en casa sin poder salir, el conflicto aumenta al interior de la familia", explica Lydia Gómez. Al igual que las conductas depresivas, especialmente en aquellos personas que viven solas.
“Todos estos son escenarios nuevos”, dice Daniella Leal y añade: “Te das cuenta que la estabilidad es tan frágil. En Chile, además, veníamos de una crisis social y luego pasamos a una crisis sanitaria. Eso nos hace darnos cuenta que las cosas no están garantizadas per se”.
“La vorágine en que estábamos inmersos invisibilizaba otras realidades. Nos hacía no ver al otro. Este tipo de experiencias -la crisis social, la pandemia- lo que hacen es que uno se retraiga y se cuestione, se pregunte: “¿Para qué?” Es una oportunidad que tenemos, como personas y como país, para mejorar la calidad de vida en el futuro”, afirma la socióloga.
“La regulación emocional se ve disminuida, lo que nos hace más vulnerables. Estamos más aislados. Y como estamos en casa sin poder salir, el conflicto aumenta al interior de la familia" - Lydia Gómez, académica de Psicología UC.
Tras la fórmula mágica
Flexibilidad. Esta pareciera ser la palabra clave.
En el trabajo, probablemente tendrán que existir “perfiles de jornadas”, o como explica la socióloga Daniella Leal, jornadas adecuadas a las distintas labores, que combinen trabajo remoto con presencialidad, o que incorporen nuevas fórmulas. “Son arreglos que vamos a tener que consensuar”, agrega.
En cuanto a la conciliación entre vida laboral y personal, las estrategias son similares a las de la vida “extra muros”. Como explica Lydia Gómez: “Hacer ejercicio, comer de manera equilibrada, dormir las horas necesarias, reducir el consumo de alcohol, hacer cosas que nos den satisfacciones”.
Con respecto a las relaciones interpersonales, la sicóloga sugiere “dedicar un tiempo a pensar en los conflictos y las alternativas de acción, así estaremos mejor preparados. También sentarse y observarnos, y dejar que las emociones -frustración, enojo, rabia, tristeza- nos acompañen; de ese modo probablemente disminuirán”. (Ver Guías para Aliviar el Estrés Laboral y Familiar preparadas por la Escuela de Trabajo Social)
El futuro es incierto. ¿Después de esto vamos a volver a relacionarnos de la misma manera? ¿Nuestras relaciones serán más distantes, nos acostumbraremos a la distancia? ¿O por el contrario, serán más intensas y cercanas? Son muchas las interrogantes.
“Los seres humanos somos seres sociales, es difícil “desprogramarnos”, necesitamos el contacto personal”, afirma Daniella Leal. Pero, si bien hemos perdido el contacto físico, las tecnologías nos permiten relacionarnos con personas físicamente distantes y llegar a otros con quienes antes no nos relacionábamos, o en una menor frecuencia: familiares, amigos, colegas o gente que no conocemos.
Las tecnologías también nos permite acceder a una gran cantidad de actividades, seminarios y workshops on line (Una buena selección se encuentra en “Te invitamos”). Así como una gran cantidad de cursos, como los que UC Online ofrece a través de la plataforma Coursera, de manera gratuita a la comunidad UC por unos meses.
Si bien el futuro cercano aparece con más interrogantes que certezas, este también es un tiempo para detenernos y pensar respecto de qué cambios queremos adoptar, tanto a nivel individual como social. Hacer esa reflexión ya es un paso.