En 1888, motivado por la necesidad de integrar la doctrina cristiana junto con una excelencia académica en la formación de profesionales, el Arzobispo de Santiago, Monseñor Mariano Casanova, tomó la iniciativa de crear una casa de estudios. En ella, además de entregar todas las herramientas científicas y técnicas, también se buscaba sembrar una profunda responsabilidad social en los estudiantes.
Desde la década de 1930, producto de esta sintonía entre las necesidades del país y las metas que la UC se proponía, la universidad puso al servicio de la sociedad sus laboratorios docentes de ensayos de materiales, con el objetivo de aportar en la mejora de infraestructura, equipamiento y conocimientos, en cuanto a materiales constructivos.
Este exitoso proceso requirió aumentar los esfuerzos y los alcances de los estudios, producto de lo cual, la Escuela de Ingeniería UC, impulsó en 1938, un año antes de la creación de la Corporación de Fomento de la Producción, CORFO, la formalización del Instituto de Investigaciones de Materiales, cuyo fin era entregar el conocimiento emanado en la academia, al servicio de la comunidad.
Los requerimientos tecnológicos, cada vez mayores de las industrias nacionales, obligaron nuevamente a la Escuela de Ingeniería a reorganizar su funcionamiento, creando en 1947 la Dirección de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de la Universidad Católica, Dictuc. Su labor seguía enfocada en la certificación de productos de alta calidad, capacitación, perfeccionamiento, estudios y desarrollo de proyectos en las diversas especialidades de la ingeniería.
Es así como durante la segunda mitad del siglo XX, a la par del desarrollo del país y el surgimiento de nuevos desafíos, la UC, a través de Dictuc, continuó buscando y creando alternativas para dar respuestas innovadoras a los requerimientos que el país exigía.
Además de los ensayos y testeos, se comenzó a brindar un servicio de consultoría especializada, a lo que posteriormente se sumó un área de capacitación y perfeccionamiento. Estos trabajos siempre estuvieron enfocados en acelerar los procesos de transferencia de conocimientos a la sociedad.
Bajo esta lógica, en el año 1994, se constituyó Dictuc S.A., filial de la Pontificia Universidad Católica de Chile, con el fin de ampliar los horizontes y fomentar servicios en sectores no explotados anteriormente. Todo esto mediante la gestión y rentabilización del conocimiento especializado, producido de una forma más fluida a través del concepto de "empresa privada".
Desde entonces, se comenzó a idear la creación de nuevas unidades de negocios, de carácter innovador y tecnológico, así como a potenciar el desarrollo de empresas derivadas. El objetivo siempre fue brindar servicios novedosos, sustentados en el conocimiento y la ciencia aplicada.
Actualmente, Dictuc cuenta con 32 unidades de servicios, enfocadas en dar respuesta a diversos sectores de interés para el país: alimentos y salud, educación, energía, gestión, industria y minería, infraestructura y construcción, sustentabilidad y recursos naturales, tecnologías de la información, además de transporte y logística.
Todo lo anterior ha ido de la mano de una nueva lógica de trabajo, una más respetuosa con el medio ambiente y con dinámicas tanto internas como externas, que promueven la participación colectiva y desarrollan un servicio a la sociedad.
A raíz de todos estos esfuerzos, Dictuc ha cosechado diversos éxitos durante su historia, recibiendo en 2016 la certificación de "Empresa B", siendo además reconocida en 2017 y 2018 como unas las ‘Mejores Empresas B Para el Mundo’, en la categoría Comunidad.
INFORMACIÓN PERIODÍSTICA
Dirección de Comunicaciones