El trascendental paso de Patricio Guzmán por el Instituto Fílmico UC
El reciente Premio Nacional de Artes de la Representación y Audiovisuales y uno de los documentalistas chilenos más prestigiosos, fue estudiante de cine en la UC en la década del 60, período en el que realizó sus primeras obras audiovisuales. El siguiente es un reportaje de la última edición de Visión UC, el periódico de la comunidad universitaria.
«Su trabajo ha dado cuenta incansable de la historia de nuestro país a través de las imágenes, siendo reconocido por su mirada política y social en todo el mundo», sostiene el rector Ignacio Sánchez acerca del documentalista reconocido con el Premio Nacional de Artes de la Representación y Audiovisuales 2023 en agosto pasado, Patricio Guzmán Lozanes (1941).
Décadas antes de convertirse en uno de los cineastas más importantes de Chile y reconocido a nivel internacional, el documentalista fue estudiante del Instituto Fílmico de la UC durante los años 1963-1966. Uno de los exponentes más destacados del cine documental chileno y, quizás, del que más se ha estudiado su filmografía realizó sus primeras obras audiovisuales al alero del cineasta, teórico del cine y sacerdote, Rafael Sánchez.
El Instituto Fílmico (1956-1967) fue el primer centro de enseñanza cinematográfica formal en Chile y su desarrollo implicó no solo el fortalecimiento de un área profesional que se intuía de gran desarrollo para el país, sino que también incorporó un principio amparado en la doctrina social de la Iglesia que le asignaba al cine un importante papel para el cambio social.
Es en ese contexto que este centro de la UC formó técnicos para la producción audiovisual, con un rol activo en la transición del documental chileno desde su cariz más didáctico a expresiones más independientes que dieran cuenta de la realidad que se vivía en las décadas del 50 y 60.
El creador de destacadas piezas documentales tan reconocidas como La batalla de Chile (1975), Nostalgia de la luz (2010), El botón de nácar (2015), La cordillera de los sueños (2019) o Mi país imaginario (2022), «ha realizado un trabajo extenso e ininterrumpido como cineasta y documentalista, que inicia como estudiante en el Instituto Fílmico de esta universidad, fundada por Rafael Sánchez, también documentalista e impulsor del documental en Chile, con quien tuvo afinidad», explica Susana Foxley, académica y directora del Departamento de Creación Audiovisual de la Facultad de Comunicaciones, y coordinadora del Archivo Fílmico UC.
«Patricio Guzmán examina de forma constante la experiencia y la memoria social y política en Chile, con un eje definitorio, el golpe militar» - Susana Foxley, académica Facultad de Comunicaciones UC
Cine con una mirada social
En su paso por el Instituto Fílmico, Patricio Guzmán realizó obras de tipo experimental como Viva la libertad (1965), Electro Show (1966) y Las andanzas de un chileno: Mimbre y greda (1966), que hoy se encuentran disponibles en el Archivo Fílmico UC online, junto a casi 200 obras de alto valor patrimonial
y universitario.
Electro Show es una pieza cinematográfica «en donde aborda, desde una perspectiva crítica e irónica, el rol de la TV y sus programas de entretención de masas, utilizando para ello diversas técnicas, como fotomontaje o collage», explica Carolina Urrutia, especialista en estudios audiovisuales y académica de la Facultad de Comunicaciones.
Para Susana Foxley, la contribución de su producción documental tiene distintas dimensiones. «Por una parte, Patricio Guzmán examina de forma constante la experiencia y la memoria social y política en Chile, con un eje definitorio, el golpe militar. Por otra, en su práctica artística se mueve desde un cine directo o de corte interactivo, a un documental más personal o ensayístico, en los últimos años», dice Foxley
En 1971, Patricio Guzmán filmó el largometraje El primer año, obra que se interna en la primera etapa del gobierno de Salvador Allende. «Y acá ocurre algo muy interesante, este largometraje fue producido por la Escuela de Artes de la Comunicación (EAC) –por la universidad–, tras su regreso a Chile luego de pasar un periodo en España. Este trabajo motivó la filmación de una de las obras más relevantes del documental contemporáneo, La batalla de Chile, que rodó en la década del 70 y estrenó en el Festival de Cine de Cannes», puntualiza Foxley. La obra hoy para los especialistas es uno de los documentos más potentes para revisar el devenir político de Chile, antes y después del golpe militar en septiembre de 1973.
En el libro de autoría del cineasta que lleva el mismo nombre que el documental La batalla de Chile, Guzmán afirma que «para muchos chilenos el gobierno de Salvador Allende fue un paréntesis memorable en la historia del país. Por primera vez el pueblo chileno se sintió transportado por un entusiasmo colectivo que parecía un sueño irreal, donde casi todos los anhelos podían cumplirse gracias al empuje de un líder que creció poco a poco a medida que iba tomando el futuro en sus manos. En ese tiempo, en ese momento único y nuevo, el proyecto cinematográfico más sólido era comprender que el cine documental representaba a Salvador Allende».
En 1997, el cineasta radicado en París, fundó el Festival Internacional de Cine Documental de Santiago (FIDOCS), una dimensión de su trabajo «especialmente destacable en la formación de nuevas generaciones de documentalistasen Chile», señala Susana Foxley. Una de las instancias que destaca la especialista es la escuela del festival que cada año convoca a numerosos estudiantes de audiovisual en un esquema de trabajo que los pone en diálogo directo con guionistas, directores, productores o gestores del documental de Chile y el mundo.
Desde que comenzó a hacer cine, Patricio Guzmán ha recibido alrededor de ochenta reconocimientos, entre los que se encuentran los de prestigiosos festivales internacionales como Cannes, Berlín y San Sebastián, entre muchos otros.
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