La Universidad se reencuentra y reconoce a casi un centenar de académicos exonerados después de 1973
En emotiva ceremonia, el rector Ignacio Sánchez invitó a los 67 académicos presentes a reintegrarse de diferentes formas a la Comunidad UC. Además, la máxima autoridad de la Universidad Católica realizó a una ardua defensa de la libertad académica.
Fueron casi dos horas, dos horas en que hubo no pocas lágrimas en los ojos de decenas de académicos exonerados de la UC después de 1973 y que anoche se reencontraron por primera vez, tras décadas de ausencia, con nuestra institución.
En total, llegaron a Casa Central 67 académicos o sus representantes, a quienes el rector Ignacio Sánchez reconoció, homenajeó e invitó a reintegrarse de diferentes formas a la Comunidad UC.
“Todos ustedes tienen mucho que aportar, desde sus propias características, desarrollo personal y profesional. En este sentido, queremos interactuar en conjunto para poder conocer la mejor forma de producir y favorecer esta reintegración a nuestra comunidad, considerando las características de cada uno y de las comunidades a las que pertenecen”, expresó la máxima autoridad de la UC.
La iniciativa de reconocer a los académicos exonerados de la Universidad surgió de la misma rectoría y tuvo el apoyo de una comisión de profesores, exprofesores y exalumnos de esta institución. Para impulsarla, la comisión consultó los archivos y registros existentes en Secretaría General y rectoría, focalizando la atención en los procesos de exoneraciones de los profesores ocurridos entre los años 1973 y 1975, siendo la gran mayoría de ellos poco tiempo después del mismo golpe militar.
Presidida por Guillermo Agüero, la comisión estuvo integrada por el sacerdote Percival Cowley (SSCC), la vicerrectora de Investigación, Sol Serrano; el Premio Nacional de Humanidades, Tomás Moulian; Juan Enrique Coeymans; Guillermo Wormald; Fernando Pérez y Jose Joaquín Brunner.
Tras el examen de los archivos, la comisión extendió sendas invitaciones a 95 académicos; de este grupo llegaron 67 (en algunos casos vienieron sus representantes); 11 enviaron notas y cartas de disculpas por su ausencia, una decena declinó responder, y otros cinco profesores rechazaron participar.
Defensa a libertad académica
En la misma ceremonia, desarrollada al interior del auditorio Manuel José Irarrázaval, el rector Sánchez no sólo aprovechó la ocasión para disculparse por la “omisión y tardanza” de este reconocimiento, sino también para defender la autonomía académica vulnerada durante el año aciago del golpe militar.
“Mi compromiso como rector de la UC es declarar de manera oficial y solemne que situaciones externas de atropello a la libertad académica no pueden volver a repetirse al interior de nuestra Universidad”, aseveró la autoridad, para continuar: “Reitero la más firme defensa de la autonomía universitaria, que debe impedir en el futuro ser cómplices de una intromisión externa a los valores de la UC en el sentido de resguardar siempre el respeto de las ideas y de la libertad de cátedra centrados en la dignidad, protección y crecimiento de las personas”.
En esa misma línea, Manuel Antonio Garretón, en su discurso realizado durante la ceremonia en repersentación de los expulsados de nuestra casa de estudios, comentó que este acto “es el perdón por el daño causado a las personas y la búsqueda difícil, de algún modo, de reparación tardía, la primera significación del acto de hoy y el nunca más del mensaje del rector. Y los que estamos aquí aceptamos ese significado del acto y estamos dispuestos a buscar en conjunto con él, acogiendo su invitación, todas las fórmulas simbólicas materiales e institucionales que aseguren una efectiva integración a la comunidad universitaria”, señaló el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales.
El rector finalizó elaborando “una invitación a fomentar el diálogo entre la fe y la cultura, entre las diferentes religiones, entre creyentes y no creyentes, entre la ciencia y la fe, entre los diferentes sistemas económicos y sociales, entre el individualismo y el bien común”