Maximiano Valdés es ovacionado en el concierto por el 135º aniversario de la UC
“El mejor concierto de aniversario que me ha tocado” y “una experiencia preciosa”. Así califican los asistentes la entrega del director invitado con solistas, el Coro de Estudiantes UC y la Orquesta de Cámara UC, en una jornada que condujo la Misa Romana de Sylvia Soublette, su madre, y la Séptima Sinfonía de Beethoven.
Alrededor de 400 personas colmaron el Salón Fresno del Centro de Extensión UC el jueves 15 de junio. Las expectativas eran altas: el concierto que celebraría los 135 años de la Universidad Católica contaría con Maximiano Valdés como director invitado y el programa contemplaba no solo la Séptima Sinfonía de Beethoven, sino que también una misa de Sylvia Soublette, madre del director y una figura fundamental dentro de la institucionalidad musical de la UC.
La actividad se inició a las 19 horas y entre los asistentes se encontraban diversas autoridades de la Universidad Católica, encabezadas por el rector Ignacio Sánchez.
"Hoy día tenemos la alegría de contar con el maestro Maximiano Valdés, que va a dirigir un concierto en donde la primera presentación será la Misa Romana, nada menos que de su madre, la señora Sylvia Soublette, fundadora de nuestro Instituto de Música. Muy significativo el hecho de haber elegido este programa porque le debemos mucho a la señora Sylvia Soublette y queremos hacer este homenaje y qué simbólico que sea su hijo el que dirija este concierto", detalló el rector Ignacio Sánchez en la bienvenida al público.
Igualmente entregó un mensaje la directora del Instituto de Música UC Karina Fischer, quien se refirió a una experiencia propia como intérprete de flauta, pues deseaba "compartir un pensamiento que me ha acompañado durante los días de ensayo para este concierto", dado que actuaría como flautista en la Séptima de Beethoven. La profesión musical, señaló, implica siempre volver a estar en la situación de ser aprendices. "Por ello creo que es tan importante para nosotros que nuestros conciertos sean realizados por agrupaciones de conformación mixta, es decir, de académicos y alumnos, y que así podamos dar vida a obras musicales de gran envergadura, aprendiendo uno del otro. Aprendiendo en el hacer, donde es tan importante el trabajo individual como colectivo, y las búsquedas comunes de la mano de un director. Él nos conduce y nos desafía, nos acompaña y nos muestra distintas miradas, nos invita a escuchar a descubrir estructuras, diálogos, voces, armonías, temas, una infinita trama de un lenguaje maravilloso como el musical. Ese camino hemos recorrido estos días pasados para dar vida al concierto de hoy", comentó Karina Fischer.
Alrededor de 400 personas presenciales, que se sumaron a otros 50 asistentes virtuales en tiempo real, a través del streaming en el canal de YouTube de la UC, presenciarion el concierto. Este volumen de público se duplicó doce horas después: más de 450 personas han vuelto a revisar el registro en YouTube.
El director Maximiano Valdés, por su parte, expresó un emotivo y revelador mensaje. Agradeció la invitación, que calificó como "muy significativa". Y explicó por qué: "Estoy dudando entre hablar de la compositora Sylvia Soublette o mi madre. Fue las dos cosas, pero en este caso quiero hablar de ella como compositora porque en este rol va a estar presente esta noche".
El titular de la Sinfónica de Puerto Rico y director del Festival Casals, señaló que la invitación era muy significativa para él "porque me une a esta universidad tres años y medio de estudio en la Facultad de Derecho, un padre que fue profesor de esta universidad y mi madre, que fue una de las primeras fundadoras del Departamento de Música, se llamaba así en esos años y estaba justamente aquí, en la calle Lira. Por consiguiente, gran parte de mi vida, como joven, sucedió aquí en la calle Lira escuchando los ensayos y estando cerca de ella".
Maximiano Valdés reveló que el vacío que dejó la muerte, hace tres años, de su madre, Sylvia Soublette, "fue muy difícil de colmar", dado que siempre se hacía presente en la vida de cada uno de sus hijos, a pesar de la distancia geográfica que existiera entre ellos.
"Mi madre tenía dos grandes temas al final de su vida y estos dos temas están esta noche. El primer tema, naturalmente, era el misterio de la divinidad, el misterio de la encarnación, el misterio de la vida religiosa cristiana occidental. Eso es algo que la ocupó, leyendo, pensando, reflexionando y haciendo gala de su origen alemán. Y por otra parte, la música en cuanto manifestación del espíritu creativo del artista. El misterio está siempre en la base de la creación musical, así que estas dos cosas se juntaron y dieron pie a esta misa", explicó.