“Mi mayor desafío deportivo es que todo mi equipo aprenda lengua de señas”
La alumna de tercer año de la carrera de Pedagogía en Educación Física y Salud, es una persona sorda y ha buscado derribar toda adversidad para cumplir sus objetivos en la vida. De muestra un botón: obtuvo el primer lugar en nado en el Primer Encuentro Deportivo Inclusivo de Educación Superior.
A muy temprana edad, Natalia Gutiérrez notó que la vida sería diferente para ella. Daba sus primeros pasos y sus padres se dieron cuenta que su pequeña no podía oír. Pero nada la detuvo y hoy, a sus 22 años, estudia Pedagogía en Educación Física y Salud en la UC, y es una tenaz nadadora que acaba de representar a nuestra casa de estudios en el Primer Encuentro Deportivo Inclusivo de Educación Superior, alcanzando el primer lugar en las categorías de 20 y 40 metros.
“Me siento muy bien de ganar el primer lugar. Estoy acostumbrada a otras formas de competición, de 25 o de 50 metros, pero igual lo tomo como un logro”, señala Natalia sobre esta actividad que fue un proyecto piloto organizado por el Instituto Nacional del Deporte, en conjunto con la Red de Universidades Estatales de Chile por la Inclusión de Estudiantes con Discapacidad y la Universidad de Santiago (USACH), la que fue, además, anfitriona de esta competencia.
“Nunca imaginé que la universidad podría llevar tan arriba la inclusión. Es un ejemplo para demostrar que la inclusión de las personas con discapacidad es posible y que la universidad nos apoya, nos da energía, nos moviliza y nos visibiliza como comunidad sorda”, dice con emoción mientras mueve sus manos en forma coordinada y armónica, al tiempo que su intérprete traduce esa emoción a través de la voz.
Este encuentro tuvo como objetivo fomentar la práctica deportiva en jóvenes en situación de discapacidad y que cursan la educación superior en nuestro país y, en ese contexto, convocó a estudiantes con discapacidad de diversas universidades, institutos y centros de formación técnica para competir en las disciplinas de tenis de mesa, natación, golbol y atletismo. La única representante de la UC fue Natalia, quien estuvo acompañada por profesionales del Programa para la Inclusión de Alumnos con Necesidades Especiales (PIANE) y Constanza Kameid, directora de Pedagogía en Educación Física y Salud.
“Nadar me da ánimo y una tranquilidad inexplicable”
“Comencé practicando natación aproximadamente a los 10 años. Cuando era pequeña empecé a nadar mucho, pero había muchas barreras de comunicación en los grupos a los que asistía. Como soy una persona sorda, ellos me hablaban y yo no escuchaba, necesitaba que utilizaran la lengua de señas. Luego empecé a buscar otros grupos (deportivos para personas sordas) y aproveché la oportunidad de desarrollarme más como competidora, me empezaron a enseñar más, empecé a crecer y ahí me reincorporé a grupos de oyentes nuevamente, donde podía practicar de mejor manera”, cuenta la joven.
Esta pasión por el nado nació en su entorno familiar. Su padre practica la natación y básquetbol, y su hermana también tiene esa afinidad. Recuerda que probó otras disciplinas, pero el nado siempre la atrajo de una manera especial. “Me da una tranquilidad inexplicable, me da ánimo y me gusta porque puedo hacerlo de forma independiente. Además, me da energía, puedo demostrar cuál es mi cultura y puedo compartir con otras personas”, dice.
“Ahora me siento bien, la natación es mi deporte favorito y es una experiencia bonita poder ir aprendiendo y crecer como nadadora. Obviamente, soy una persona sorda y poder lograr este sueño, poder ir avanzando y luchando por desarrollarme es bonito, entendiendo que hay muchas barreras. Ojalá, en el futuro, puedan todos aprender lengua de señas, todo mi grupo de natación y, de esta forma, incluirnos en todos los deportes. Las personas sordas necesitamos ayuda para incluirnos. Yo soy un ejemplo para las personas sordas ya que pude lograr entrar al ámbito competitivo”, relata.
Natalia recuerda con emoción la primera vez que representó a Chile en una competencia internacional. Corría el año 2018 y Ecuador sería sede de las Olimpiadas de Personas Sordas, debut para la joven nadadora que alcanzó el oro en esa competición. “Me sorprendió mucho, me sentí bien, fue una bonita experiencia. Aprendí cómo presentarme, cómo representar a Chile y a las personas sordas de mi país. Los oyentes no sabían que esto existía, yo tampoco lo sabía mucho; había tenido otros acercamientos con otro tipos de discapacidad, pero tuve una bonita experiencia, me sentí bien y, además, gané el primer lugar y desde entonces empecé a competir siempre”, recuerda.
En el ámbito deportivo, la joven vive un momento especial y ve con optimismo lo que se viene, pero advierte que siguen existiendo muchas barreras para las personas sordas, que están menos visibilizadas por la comunidad oyente, pero que son vitales para el pleno desarrollo de las personas sordas en sociedad: la incorporación de la lengua de señas en el contexto social y académico.
“Me siento en una situación interesante al poder visibilizar la inclusión. Ojalá podamos hacer más competencias como éstas y también derribar las barreras de comunicación que existen. Las personas tienen miedo de expresarse en lengua de señas, no saben cómo comunicarse conmigo ya que yo solo hablo en lengua de señas, pero sí se comunican con personas con otras discapacidades. Yo me comunico con mis manos y espero que no tengan miedo de comunicarse de la misma forma conmigo, que ese miedo se vaya. Las personas crean una barrera que ya no existe. Espero que se expresen, que se acerquen, que usemos el celular o busquemos otras maneras de comunicarnos para seguir avanzando en esta materia”, expresa.
"Las personas sordas necesitamos ayuda para incluirnos. Yo soy un ejemplo para las personas sordas ya que pude lograr entrar al ámbito competitivo" - Natalia Gutiérrez, estudiante de la UC y nadadora con discapacidad auditiva.
El desafío de la comunicación
A Natalia le encanta la carrera que está estudiando y sueña, con optimismo, con un futuro en que las personas sordas puedan integrarse y comunicarse con fluidez. Pero llegar hasta aquí no ha sido fácil, sino todo lo contrario: ha sido un camino cuesta arriba que ha logrado recorrer con perseverancia, tenacidad y con el apoyo de su familia.
“Mi experiencia en la universidad ha sido muy difícil. A veces, algunos ramos son más complejos, trato de esforzarme, de ligarlo con el deporte, pero es difícil, debo esforzarme muchísimo para lograrlo y es muy cansador. No es fácil, por ser una persona sorda la vida es muy distinta. Debo utilizar la lengua de señas, necesito una intérprete. Tenemos que ver cómo posicionarnos en la sala. Mis compañeros a veces tratan de comunicarse, a veces tienen miedo y no lo hacen, no se acercan, entonces es difícil. Yo quisiera que mis compañeros puedan compartir conmigo, puedan expresarse, puedan aprender lo que es ser una persona sorda, que no tengan miedo, que se acerquen a mí. Pueden aprender lengua de señas, no importa si no saben, yo les enseño”, afirma la joven, quien cursa una carrera que suele tener actividades grupales con frecuencia.
A pesar de las dificultades, Natalia es positiva y busca las oportunidades de integrarse a la comunidad universitaria, aun cuando hubo personas que le dijeron que no sería posible seguir una carrera universitaria. “Muchas veces me dijeron que yo no podía estudiar, que no podía hacer deporte, pero, la verdad, somos muchos quienes lo hacemos. Tenemos derecho, podemos compartir, tenemos derecho a hacer realidad nuestros sueños y hacer nuestra vida y podemos lograrlo. Pero sí, la verdad, implica mucho esfuerzo”, enfatiza.
¿Es la UC una universidad inclusiva?
El 2014, nuestra universidad publicó su primera política en materia de inclusión. Sería el primer documento que formaliza la visión de la UC por alcanzar una comunidad más diversa, donde todos y todas puedan desarrollarse plenamente. Desde entonces, se han realizado múltiples avances en varios ámbitos, desde las diferentes barreras que existen para los jóvenes, en cuanto al acceso y también en la permanencia y titulación efectiva de cara al mundo laboral.
Pero, ¿hemos logrado ser una universidad inclusiva? “Pienso que hay avances y apoyos, pero no es suficiente”, afirma Natalia Gutiérrez.
En este sentido, la joven releva, a su vez, la necesidad de contar con intérpretes en actividades deportivas, por ejemplo, y la importancia de difundir la inclusión en la comunidad UC, tanto en estudiantes, como el cuerpo académico y funcionarios. “Necesitamos apoyo las personas con discapacidad, para aprender a relacionarnos, para avanzar y seguir desarrollándonos”, expresa.
La joven recalca la necesidad de poner en relieve la discapacidad dentro de la universidad en tanto comunidad educativa. Algunas ideas que plantea tienen que ver con enseñar a la comunidad qué son las discapacidades, lo que implica cada una, proponiendo -incluso- la incorporación en la malla curricular de un curso sobre temáticas de inclusión y de lengua de señas, que sean transversales a todas las carreras.
Recientemente, la UC actualizó su Política de Inclusión. Luego de ocho años de aprendizajes, este documento entrega lineamientos de inclusión para la comunidad universitaria, junto con fundamentos conceptuales, facilitando la toma de decisiones para proceder de manera inclusiva. Los principales avances que propone el documento tienen que ver con un cambio en el enfoque, ya no desde la barrera, sino cómo hacemos posible la inclusión como comunidad, poniendo el foco en la universidad como un todo. Asimismo, estos nuevos lineamientos incorporan no solo a estudiantes, sino a la comunidad en su conjunto, sumando al cuerpo académico y planta funcionaria.
“Esta nueva política de inclusión yo no la conocía. Es bueno que sigamos avanzando, que podamos ver más temas. Me la contaron hace poco, es muy interesante. Es fundamental que esta política se difunda más, que todas las personas nos enteremos de esto. El tema de incluirnos, no tan solo las personas sordas, a otras discapacidades, visibilizar quiénes somos, que podemos participar en grupos. Esforcémonos entre todos para crear una bonita comunidad, que haya más inclusión y que podamos seguir avanzando”, dice Natalia con optimismo, mientras pone foco en lo que se viene en su vida profesional y su consecuente apertura al mundo laboral:
“Espero tener un buen trabajo, donde pueda enseñar y difundir, tanto a las personas sordas como a las personas oyentes, la lengua de señas. Me encantaría poder trabajar en la Universidad Católica, ya que tengo la experiencia de lo que significa estudiar acá y poder difundir mi vivencia en la comunidad UC. Espero que, como persona sorda, me vaya bien”.