Monseñor Celestino Aós asumió como administrador apostólico de Santiago
Tras homilía celebrada este domingo 24, monseñor Celestino Aós asumió oficialmente como administrador apostólico de Santiago. En la ceremonia, el Nuncio dio lectura al decreto de la Congregación para los Obispos de la Santa Sede por medio del cual el Santo Padre efectuó su designación luego de aceptar la renuncia de monseñor Ricardo Ezzati. Conforme a los estatutos de la UC, monseñor Aós debiera asumir como Pro-Gran Canciller de la Universidad.
Este domingo 24 de marzo se realizó la homilía que oficializó el nombramiento de monseñor Celestino Aós como administrador apostólico de la arquidiócesis de Santiago. Al inicio de la ceremonia, el nuncio apostólico, monseñor Ivo Scapolo, dio lectura al decreto de la Congregación para los Obispos de la Santa Sede por medio del cual el papa Francisco designó como administrador apostólico de la Arquidiócesis de Santiago a monseñor Celestino Aós Braco, sacerdote capuchino español y a la fecha obispo de Copiapó.
En la ceremonia en que todos los obispos presentes saludaron a monseñor Aós, el cardenal Ricardo Ezzati dio la bienvenida a su sucesor, al tiempo que se despidió agradeciendo a Dios por su vocación a la vida religiosa y el ejercicio de su labor pastoral en Chile. Junto a ello, el ahora arzobispo emérito pidió perdón “por mis debilidades y mis flaquezas y estoy confiado en la misericordia de Dios. Creo profundamente en la verdad y creo profundamente en la justicia".
Por su parte, monseñor Celestino Aós agradeció, en la persona del cardenal Ezzati, a todos los pastores, obispos, sacerdotes y diáconos, señalando que "Como Moisés supieron de horas de luz y de horas de cruz. Solo Dios conoce toda su generosidad y dedicación, todos sus esfuerzos y trabajos. Ninguna comunidad puede olvidar a sus pastores y padres en la fe que Jesucristo les asignó”.
Más adelante en su homilía, el nuevo pastor agregó: “Sé que juntos nos ocuparemos de los que sufren en las cárceles y en los hospitales, porque están cesantes o en trabajos indignamente remunerados; por los emigrantes, por los estudiantes a quienes no se les da una formación y una educación valórica, humana y cristiana. De un modo especial atenderemos y serviremos a los que sufren el atropello a su dignidad de persona, resultado de los abusos y delitos absolutamente injustificables y absolutamente intolerables por parte de clérigos. No bastan retoques de maquillaje. Necesitamos reformas y cambios profundos. Cambios que parten del corazón de cada uno de nosotros, que tiene que buscar la verdad y la justicia para ser cada día más misericordiosos. Los cuidados y respetos que nos damos unos a otros harán que podamos florecer y dar frutos. El maltrato y el abuso siempre lesionan, disminuyen la vitalidad e impiden que las personas florezcan y den frutos tal como Jesús quiere".
Agradecimiento y bienvenida
El rector Ignacio Sánchez brindó, en primer lugar, un saludo y unas palabras de agradecimiento al cardenal Ezzati, reconociendo la labor desarrollada como arzobispo y Gran Canciller de la UC. "En su ministerio como arzobispo de Santiago desarrolló muy importantes tareas pastorales, con gran presencia en las comunidades de bases y dentro de la juventud, expresando su espíritu de educador propio de los Salesianos. Como es sabido, le correspondió hacer frente a tareas muy complejas, la más importante, sin duda, la situación de graves abusos al interior de la iglesia en nuestro país; un tema que sigue abierto y requiere de la colaboración de todos, para acompañar a las víctimas y educar y prevenir en la ocurrencia de estos hechos, de manera de construir una nueva realidad", dijo la autoridad universitaria.
En su rol de Gran Canciller de la UC, señaló que siempre quiso conocer y apoyó el avance en el proyecto institucional y en los nuevos proyectos académicos, con respeto de la autonomía universitaria y la libertad académica de los profesores. "Colaboró al desarrollo de las diferentes iniciativas pastorales tanto a nivel de misiones como de trabajos con la comunidad, liderados por nuestros estudiantes desde el interior de la UC. Su voluntad fue que éstos se pudieran extrapolar y llevar a otras universidades del país, lo que ha sido un gran aporte para todos", explicó.
Junto a ello, el rector Sánchez brindó una cordial y calurosa bienvenida a monseñor Celestino Aós, a quien conoció como miembro de la Conferencia Episcopal de Chile, sin a la fecha haber tenido oportunidad de trabajar de manera conjunta. "Estoy seguro, sin embargo, que podremos actuar de manera colaborativa y cercana, y que su presencia será un gran aporte a la arquidiócesis de Santiago y también para la universidad”, señaló. “Es un obispo muy preocupado por el contacto personal con todos quienes conforman la iglesia. Esta entrega y forma de abordar los problemas y dificultades de acuerdo a su formación de sacerdote capuchino y a sus fortalezas personales, la veremos sin duda en su trabajo diario. Si el Papa lo ha puesto en esta tarea, confiamos en que es la mejor decisión. Y como el propio monseñor Aós ha dicho, el Señor le dará la fortaleza y sabiduría para realizar la labor que le ha sido encomendada de la mejor forma", agregó el rector finalmente.
El nombramiento de monseñor Aós y su relación con la universidad
Con fecha 23 de marzo, la Nunciatura Apostólica en Chile comunicó que el papa Francisco aceptó la renuncia presentada tiempo atrás por el cardenal Ricardo Ezzati al gobierno pastoral de la arquidiócesis de Santiago de Chile. Asimismo informó el nombramiento como administrador apostólico de la sede de monseñor Celestino Aós, sacerdote capuchino español y actual obispo de Copiapó.
El rol de administrador apostólico que asume monseñor Aós, psicólogo con vasta experiencia en el ámbito de la justicia eclesiástica, será el de liderar el gobierno de la arquidiócesis mientras ésta se encuentre en situación de sede vacante, es decir, sin su arzobispo residencial. La designación es a voluntad de la Santa Sede, hasta que el Papa provea un nuevo arzobispo para su gobierno pastoral.
En cuanto administrador apostólico, el obispo Aós goza de derechos y obligaciones muy semejantes a las del obispo residencial, con la salvedad de algunas excepciones que establece el Código de Derecho Canónico.
En lo que respecta a la UC, los Estatus Generales de la Universidad señalan en el artículo 19 que "El Arzobispo de Santiago es por derecho propio Gran Canciller de la Pontificia Universidad Católica de Chile”. No obstante, en “caso de vacancia de la Sede Arzobispal de Santiago o de Administración Apostólica 'sede plena' de la misma, ejercerá las funciones de la Gran Cancillería, con el título de Pro-Gran Canciller, el prelado que administre la arquidiócesis". Ello, a no ser que exista alguna disposición desde la Santa Sede en contrario.
Cabe destacar que tanto el Gran Canciller como el Pro-Gran Canciller pueden delegar en un Vice-Gran Canciller, sacerdote, todas o algunas de las responsabilidades y atribuciones definidas en los estatutos (artículo 22).
La renuncia del cardenal Ricardo Ezzati
Pasado el mediodía del sábado, y en el marco del inicio del Año Pastoral de la arquidiócesis realizado en el Colegio de los Sagrados Corazones Alameda, el cardenal Ricardo Ezzati ofreció un punto de prensa a los medios de comunicación. En él se refirió a la aceptación de su renuncia por parte del papa Francisco y a la llegada de monseñor Celestino Aós como administrador apostólico a la Iglesia de Santiago.
“Yo me alegro de la acción del Santo Padre, le tengo un profundo respeto y cariño a monseñor Celestino Aós. Creo que va a desarrollar una tarea muy importante. Les pido a todos, en especial a los católicos, que en este tiempo de dificultad sigan apoyando al nuevo administrador apostólico y a la Iglesia de Santiago con su oración y con su cercanía”, señaló el cardenal.
La experiencia de monseñor Aós
Obispo de la diócesis de Copiapó al momento de su designación, Celestino Aós nació en 1945, en Artaiz, en la comunidad de Navarra, España. En 1955 ingresó como aspirante en la Orden de los Frailes Menores Capuchinos, haciendo su profesión perpetua en 1967. Un año después fue ordenado sacerdote.
Llegó a Chile en 1983, fecha a partir de la cual ejerció su ministerio como párroco, vicario parroquial y superior de comunidades capuchinas en diversas ciudades y diócesis del país, como lo son Linares, Los Ángeles y Valparaíso. Junto a ello, fue además vicario episcopal para los institutos femeninos de vida consagrada y promotor de justicia en el Tribunal Eclesiástico de Valparaíso; psicólogo y juez en el Tribunal Eclesiástico Interdiocesano de Concepción; miembro de tribunales especiales para estudiar procesos históricos en causas para beatificación y canonización, correspondiéndole entre ellos estudiar el milagro para la canonización del sacerdote Alberto Hurtado.
En julio de 2014, fue nombrado obispo de Copiapó por el papa Francisco. Entre los encargos confiados por la Conferencia Episcopal en este ministerio, se desempeñó como miembro de la Comisión Episcopal de Relaciones con CONFERRE (Conferencia de Religiosas y Religiosos de Chile) y presidente de la Comisión Nacional de Pastoral Presbiteral, organismo del área Agentes Evangelizadores.
En su saludo inaugural a la Arquidiócesis de Santiago, monseñor Celestino Aós escribió: “Paz y Bien. Cuando san Francisco de Asís mandaba a algún fraile, le decía: “Hermano, pon tu confianza en el Señor que Él te sostendrá”. He tenido que repetirme y tendré que seguir repitiéndome este consejo, ante la sorpresa de mi llamado para esta misión. Pero no es la hora de las palabras y de las condenas; es la hora de la colaboración, de poner cada uno lo que somos y podemos, aunque sea poco y pequeño, como en mi caso”.
Más adelante agregó: “La vida es exigente en el desierto de Atacama; de allá vengo, con ribetes de minerales y fascinación de luces y colores en cerros y valles; testigo de la fe recia y que se expresa coloridamente en bailes religiosos y piedad popular. Diré que me tuvieron paciencia y me estaban enseñando a vivir en atacameño; ahora espero que ustedes me tengan paciencia y me enseñen a vivir en santiaguino. Al comenzar este servicio les pido que recen por mí. Sé la verdad que encierran las palabras que nos escribió el Papa: “La renovación de la jerarquía eclesial, por sí misma, no genera la transformación a la que el Espíritu Santo nos impulsa. Se nos exige promover conjuntamente una trasformación eclesial que nos involucra a todos”.