Tesoros del fin del mundo: iglesias y capillas del sur de Chile
Entre las regiones de La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos, las congregaciones de franciscanos, jesuitas y capuchinos dejaron un valioso legado: iglesias que se han convertido en una parte importante de sus comunidades. ¿Qué acciones tomaremos como sociedad para conservarlas y darles sustentabilidad a largo plazo? Esta es la pregunta que se hace el profesor de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos y exdirector del Centro UC Patrimonio Cultural.
*El siguiente texto es un extracto del artículo “Tesoros del fin del mundo”, publicado en la Revista Universitaria, número 176.
Muchas son las iglesias construidas por franciscanos, jesuitas y capuchinos en el sur de Chile, entre las regiones de La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos. De acuerdo a un estudio de 2019 de la Subsecretaría de Patrimonio del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, solo en la Región de Los Lagos se han fichado más de 150 iglesias pertenecientes a la escuela chilota de tradición jesuita y franciscana, de las cuales 16 han sido reconocidas y declaradas como Sitio del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
En las regiones de La Araucanía y Los Ríos, por otro lado, la contribución de los hermanos capuchinos que llegaron a finales del siglo XIX en el territorio se manifiesta en una gran cantidad de obras que tienen alto valor simbólico para las comunidades locales.
¿Qué hacemos con este legado? Los procesos de puesta en valor tienen como resultado final transformar el acervo de los bienes culturales que heredamos en el presente en objetos patrimoniales. El patrimonio no solo se hereda del pasado, sino que también, y sobre todo, se construye a diario. Es con las decisiones que tomamos cada día que salvamos, protegemos, cuidamos o condenamos con el olvido nuestro acervo. Y es con nuestras actuaciones y procesos valorativos que el acervo se vuelve patrimonio.
Valor para la comunidad
Un caso que refleja el valor de este patrimonio es la Iglesia del Tránsito en Metrenco, en las afueras de Temuco, conocida también como Santuario de la Virgen del Tránsito. Construida entre 1973 y 1978, esta pequeña iglesia en hormigón fue declarada Monumento Histórico Nacional en 2022. El proceso de declaratoria, así como la administración del lugar, estuvieron liderados por las comunidades mapuche locales. Todos los 15 de agosto, al celebrarse la fiesta de la Asunción, se realiza en la iglesia una gran ceremonia a la cual acuden los vecinos y los transportistas para bendecir a sus vehículos.
Su autor fue el padre Bernabé Gutknecht, hermano capuchino que llegó a Chile en 1937, a quien se le atribuyen en la zona más de 36 escuelas, además de la Iglesia de San Sebastián en Panguipulli, la de Máfil y la de Villa García, lugar en el cual construyó también una capilla, una serie de casas, una escuela y un consultorio. Estas edificaciones han aportado al desarrollo local tanto con su misión pastoral como con la educación y la provisión de servicios básicos a las comunidades.
La arquitectura de estas iglesias tiene reminiscencias bávaras, techos empinados, y campanarios muy agudos que exploran la verticalidad en un país altamente sísmico como Chile.
Otro gran protagonista capuchino de la zona fue el padre Francisco Valdés Subercaseaux (1908-1982), conocido como el “padre Pancho”, quien construyó una serie de capillas, y pintó y talló una gran cantidad de figuras religiosas que han llegado a configurar una ruta patrimonial religiosa en la Araucanía, conectando la zona de Freire con el paso fronterizo hacia Argentina.
Esta gran riqueza para el territorio de la Araucanía y Los Ríos no está exenta de peligros y, como sociedad, tenemos la responsabilidad de iniciar acciones para su conservación y sostenibilidad en el largo plazo.