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Una Reflexión Semanal

Desafíos y oportunidades de las universidades católicas en el siglo XXI


Foto de Bárbara Loeb
account_circle Bárbara Loeb launch
Profesora Facultad de Química y de Farmacia
Los números no deben generar confusión. No se trata de aspectos cuantitativos los que garantizarán una fidelidad a la misión. Es el alma, la esencia, la que se debe preservar"

Una universidad católica debe responder a los desafíos propios de su nombre. En cuanto universidad, se consagra a la enseñanza y formación de personas, a la generación de conocimiento, y a la difusión del mismo; desde una mirada racional, busca la verdad. En cuanto a universidad católica, se dedica igualmente por entero a la búsqueda de la verdad a través del cultivo de las diferentes disciplinas pero, como lo explicita Ex Corde Ecclesiae (ECE), indagando a la vez sus relaciones esenciales con la Verdad Suprema, que es Dios. Es decir, agrega la dimensión de la fe. 

Fe y razón, presentes en una universidad católica, parecen arrastrar una tensión histórica, debatida en muchas instancias a lo largo de siglos. En el inciso 17 de la mencionada Ex Corde Ecclesiae, Constitución Apostólica del año 1990 de S.S. Juan Pablo II sobre las universidades católicas, se explicita una solución integradora de ambos aspectos: "… la Universidad Católica debe comprometerse, más específicamente, en el diálogo entre fe y razón, de modo que se pueda ver más profundamente cómo fe y razón se encuentran en la única verdad. Aunque conservando cada disciplina académica su propia identidad y sus propios métodos, este diálogo pone en evidencia que la investigación metódica en todos los campos del saber, si se realiza de una forma auténticamente científica y conforme a las leyes morales, nunca será en realidad contraria a la fe, porque las realidades profanas y las de la fe tienen su origen en el mismo Dios". 

A más de 30 años de dicha Constitución, en pleno siglo XXI, los vertiginosos cambios culturales, que exaltan la racionalidad y la eficiencia y dejan menos espacio a la búsqueda de sentido, producen un desbalance y generan mayor presión sobre la naturaleza y misión propia de una universidad católica. Lo religioso, a nivel global y local, ha dejado de ser primordial en la vida de las personas. Específicamente, los miembros de
la sociedad chilena que se declaraban por sobre un 90% católicos hace un par de décadas atrás, hoy en día lo reconocen en menos de un 40%. Estos índices se reflejan también en las comunidades de las universidades católicas, donde los que profesan la fe se alejan de ser mayoritarios. Factores como este ¿ponen en peligro la identidad institucional? (…)


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