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El Desconcierto

Día de los patrimonios y el desafío del día después


Foto de Christian Matus
Profesor Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales
Una de las deudas más relevantes se configura en la postergada y aún pendiente promulgación de una Ley de los Patrimonios, que si bien ha sido sometida a un proceso formal de participación, no ha sido discutida con la potencia y visibilidad necesaria que requiere para ser producto de un proceso que esté a la altura de la energía desplegada por las comunidades en estas dos décadas y media de reconocimiento de nuestros patrimonios.

(…) Un balance del impacto social que tiene el día de los patrimonios permite constatar que es una fecha que ha ido progresivamente adquiriendo fuerza y arraigo fruto de la participación activa de las comunidades, ya no sólo a partir de la propuesta inicial de acceso a los edificios históricos y monumentos nacionales como público visitante, sino a partir de la activación de múltiples patrimonios locales, tanto materiales, inmateriales como naturales, proponiendo y liderando actividades que complementan la agenda oficial cuyo fuerte es la apertura del acceso al patrimonio institucional.

En efecto, pasadas dos décadas desde su instauración son varias generaciones de chilenas y chilenos que de forma cada vez más descentralizada y autogestionada, sostienen su conmemoración como dan cuenta las más de 2514 actividades registradas en la web de difusión que provee el Ministerio de las Culturas este año 2024, existiendo desde el 2014, un aumento siempre sostenido de propuestas ciudadanas de conmemoración. (…)

Conversar y debatir en comunidad respecto a lo que nos une y nos identifica, preguntándonos y discutiendo qué es lo que hay detrás de los valores patrimoniales, y ejerciendo en estos contextos una deliberación que aporte una impronta positiva, abre una gran oportunidad para gestionar en este marco, y a partir de la discusión sobre el patrimonio, una preocupación y compromiso con el cuidado y regeneración del sentido de comunidad.

No obstante, al abordar la trastienda y el día a día de la política pública, pasados los días de conmemoración, no todo configura un balance positivo.

Estos 25 años transcurridos nos entregan como aprendizaje que ya no basta con celebrar y visibilizar el patrimonio a través de un evento específico, sino que la energía desplegada en estas actividades debe proyectar y materializar su potencial como herramienta de participación, fortalecimiento de identidad y cohesión social a partir de una política pública patrimonial consistente y que de forma, contenido y herramientas a una gestión participativa de los patrimonios por parte de las comunidades que los vitalizan en las ciudades y territorios a lo largo de Chile. (…)


 


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