Elecciones de EE.UU y sus efectos en América Latina
América Latina no es la centralidad de la política exterior de Estados Unidos. No lo ha sido para demócratas ni republicanos en la historia reciente. Menos lo será para el próximo Presidente, sea Donald Trump o Kamala Harris, agobiados por una política interna cada vez más polarizada y disfuncional; temas abiertos como la guerra en Ucrania, el conflicto en Medio Oriente y la siempre tensa relación con China.
Gane Trump o Harris, la política de Estados Unidos hacia América Latina no variará mayormente. Con la excepción de México, cuya economía depende de sus relaciones con el país vecino y que el 2026 enfrenta la renegociación del Tratado con EE.UU y Canadá (T-MEC), el resto de la región no tendrá mayores cambios por las políticas de uno u otro candidato.
Podremos ver cambios en la estrategia hacia Venezuela, en temas migratorios con México y Centroamérica, en el combate al narcotráfico o en una retórica distinta frente a la mayor presencia de China en América Latina: Trump con un estilo transaccional de “la zanahoria y garrote”, mientras Harris con uno más diplomático en línea de la administración Biden. Sin embargo, en la práctica ni uno ni el otro “moverán la aguja”.
A nivel ideológico, se piensa que un triunfo de Trump generará un nuevo eje ideológico con la Argentina de Milei a la cabeza, Bukele en el Salvador y otros países afines como Paraguay, Perú, Panamá, Costa Rica y República Dominicana. En la otra vereda, Chile, Colombia, Brasil enfrentarían una relación más tirante por las diferencias políticas. Más allá del valor simbólico, la historia muestra que las relaciones con Estados Unidos son mucho más fuertes y “de Estado” que lo que sus gobernantes pueden pensar y que al final del día se termina imponiendo la diplomacia (y los intereses). (...)
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