Fraudes científicos

El Dr. Eugenio Vogel en su columna del martes pone el tema de los fraudes científicos, los cuales, junto a las faltas a la ética científica, generan la desconfianza de la ciudadanía en la ciencia. Describo aquí brevemente tres posibles vías para combatir estas situaciones.

Por una parte, es necesario que las instituciones que financian la investigación (ANID, Corfo), así como aquellas donde se investiga (universidades), asuman su liderazgo y responsabilidad. Para ello se requieren políticas que permitan determinar cuándo ocurren faltas a la ética y fraudes científicos, y así establecer sanciones acordes con la gravedad de las faltas.

Además, la investigación científica es un proceso colectivo basado en comunidades diversas que deben establecer vías formales y transparentes para la revisión crítica de los hallazgos científicos. Para ello se debe promover la presentación en conferencias, las publicaciones en revistas con revisión de pares y la reproducibilidad de los resultados por otros grupos de investigación. Estos mecanismos permiten reducir la posibilidad de fraudes científicos.

Un ejemplo del riesgo de saltarse estos procesos es el caso de la fusión fría mencionada por el Dr. Vogel. En ese caso los investigadores hicieron públicos sus “hallazgos” a través de los medios de comunicación sin su publicación previa. Esto, además, resalta la corresponsabilidad que tienen los medios de comunicación al informar sobre avances científicos.

Finalmente, es necesario formar y desarrollar las virtudes intelectuales de quienes investigan. Virtudes que se obtienen mediante la práctica y disponen a quienes realizan investigación a actuar virtuosamente en el proceso de generación de conocimiento. Entre las más relevantes están la humildad y honestidad intelectual, y la apertura mental.

Las comunidades científicas tenemos una gran responsabilidad en evitar faltas a la ética y fraudes científicos para asegurar el correcto uso de los fondos asignados, y para reforzar la confianza de la sociedad en la ciencia. De lo contrario, se destruye esta actividad que permite el goce de comprender la realidad y mejorar la calidad de vida de las personas.