Skip to content
Una reflexión semanal

Hablar de vocación es hablar de un llamado al amor


Foto de María Asunción Pérez-Cotapos
Profesora Escuela Psicología
"La vocación es un llamado que Dios hace en lo más íntimo de nuestro ser. Es un llamado a la plenitud. Es un llamado único y original que tiene relación con los anhelos más profundos que Dios ha puesto en el corazón de cada uno de nosotros".

Hablar de "vocación" es hablar del llamado que Dios hace a toda la humanidad a través de la doble ley del amor: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo» (Lc 10,27). En esa dirección se ordena la vocación personal de todo cristiano, y en ella se entienden tanto la vocación matrimonial como la vocación consagrada. 

Al adentrarnos en la vocación a la vida consagrada, podemos contemplar que este llamado tiene una doble arista. La primera y nuclear tiene que ver con el significado de la palabra "consagrado". Cuando algo es "consagrado" significa que es sacado del uso cotidiano y reservado sólo para las cosas de Dios. Por ejemplo, cuando una copa es consagrada para recibir en ella la sangre de Cristo, luego no puede ser usada para tomar agua u otros líquidos, ya que ha sido "reservada" para un uso sagrado. Quien ha sido llamado a la vida consagrada, ha sido llamado a pertenecerle a Dios de manera exclusiva, en cuerpo y alma. Todo su ser, sus pensamientos, afectos, su tiempo, esfuerzos y tareas tienen como centro y finalidad el amar a Dios con todas las fuerzas de su ser.

La segunda arista del llamado a la vida consagrada está en las palabras de San Pablo: Ser todo para todos. Al ser propiedad exclusiva de Dios, la persona consagrada tiene la libertad en Cristo para hacerse todo para todos. Su familia es el pueblo de Dios; su preocupación principal son aquellas personas más alejadas de Su amor; y su tarea de vida es, a través de la entrega de la propia vida, la salvación de las almas. Quien ha sido llamado a la vida consagrada, sea tanto en la vida contemplativa como en la vida en medio del mundo, puede decir con
San Pablo: "Me hice todo para todos, para ganar por lo menos a algunos, a cualquier precio" (1 Cor 9,22). (...)


 


Comparte esta publicación

import_contacts Medio
Una Reflexión Semanal
event Fecha
local_offer Temas

Seguir leyendo "Una reflexión semanal" launch