La santidad es un llamado de cada día
La santidad es un llamado para el día a día, no sólo para nuestros momentos especiales o de oración. La santidad es la armonía querida por Dios entre fe y vida. Así, la santidad no es algo inalcanzable como se pudiere pensar. El papa Francisco, durante una audiencia general en el Vaticano el año 2017 fue enfático al respecto: “Pensamos que es algo difícil, ser santos. Que es más fácil ser delincuente que santo. ¡No! Ser santo se puede porque nos ayuda el Señor. Es Él quien nos ayuda”.
Pero, ¿es la santidad fruto de nuestro esfuerzo? Las palabras de Santos de la iglesia permiten vislumbrar una respuesta. Según Santa Catalina de Siena “La verdadera perfección consiste en esto: hacer siempre la santísima voluntad de Dios”, no nuestra voluntad. Sólo la unión a Dios permite santificarse, perfeccionarse, divinizarse, según Santa Teresita de los Andes. El papa Benedicto XVI, es muy claro: “Una vida santa no es fruto principalmente de nuestro esfuerzo, de nuestras acciones, porque es Dios, el tres veces Santo, que nos hace santos, y la acción del Espíritu Santo que nos anima desde nuestro interior, es la vida misma de Cristo Resucitado, que se nos ha comunicado y que nos transforma”. De acuerdo a las palabras del Papa, la santidad no se relaciona al esfuerzo por alcanzarla. Por el contrario, la santidad se encuentra al abrirnos a la acción de Dios en nosotros. La santidad se encuentra en el amor a Dios y al prójimo.