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Una Reflexión Semanal

Renacer en el amor


Foto de Carolina de Lapeyra
Profesora Escuela Odontología
"Cuando dos personas deciden casarse, no dudan en ningún instante cuánto se aman. Pero si las circunstancias llevan a enfrentarse a la fragilidad del otro surge un amor distinto".

Hoy quiero compartirles mi experiencia, una llena de milagros y no de tragedias, llena de amor y no de desamor, y sobre todo de esperanza, porque la desesperanza no existe si tenemos fe. Me casé hace casi 20 años y sentí profundamente que el sacramento que nos unió era para siempre y que, por supuesto, sería en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad. Lo que jamás pensé en ese entonces es que esto último sería literal.

Un domingo después de mucho llamar a mi marido a su celular, cuando ya debía de haber terminado una más de tantas maratones que solía correr, me contestó una voz desconocida quien se identificó como médico y diciendo que mi marido había colapsado al pasar la meta, que estaba crítico, que me apurara. En ese momento sentí que el suelo donde me paraba se hundía, sentí ganas de gritar, pero fue más fuerte la fe de que todo estaría bien. Recé y así comenzaron los milagros.

El primer milagro fue que él sobreviviera despúes de dos paros reanimados, el segundo, que superara la cirugía cardiaca que corrigió la malformación congénita que causó los paros y el tercero, el camino que comenzamos a recorrer en su rehabilitación. Una rehabilitación que ha sido volver a nacer, partir de cero, para ir recuperando paulatinamente las funciones básicas. (…)


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