Un giro educativo
Las consecuencias emocionales y afectivas, para los niños, niñas, jóvenes y sus familias, así como sobre aprendizajes fundamentales que están incrementando las brechas socioeducativas que ya conocíamos. Consecuencias que también han impactado a profesoras, profesores, educadoras, equipos técnicos educativos y profesionales que realizan su labor profesional en cada uno de los centros escolares y espacios de enseñanza y aprendizaje del país.
No obstante, al mismo tiempo, se han puesto de manifiesto de modo más imperioso y crudo, las múltiples desigualdades de base que nuestra educación sufre cotidianamente, de manera transversal en todo el territorio, en cada comunidad, y que vienen siendo objeto de un amplio malestar ciudadano percibido y vivido por décadas. En consecuencia, a la crisis de la pandemia que exige pensar una nueva educación, se suma el desafío que tenemos como sociedad de construir una educación más inclusiva, diversa, con pertinencia intercultural y socialmente relevante que reoriente sus objetivos más allá de los intereses y motivaciones centrados en la competencia y la rendición de cuentas.
Es un desafío que nos invita a promover un verdadero “giro educativo” que pone al centro y como núcleo fundamental de sus objetivos, la dignidad de las personas, la colaboración, la promoción integral del respeto y el reconocimiento o legitimación de las y los otros. Una cultura educativa centrada en el respeto y el reconocimiento mutuo significa asumir un giro educativo en el más profundo y radical de sus sentidos, significa tomarse en serio el rol transformador que tiene la educación. (...)
Leer columna launch