Una convivencia nacional centrada en la persona
Con esta columna se cumplen cincuenta Reflexiones que de manera quincenal hemos entregado desde la UC a la comunidad nacional, a través de las parroquias, actualmente de manera virtual en redes sociales y sitios web. En este aporte, hemos querido abordar un tema de gran importancia como es la convivencia nacional, considerando la situación que vivimos en nuestro país. Sentirse miembro de una comunidad nacional, es formar parte integral de un grupo cohesionado. Esto es vital para que el sentido de bien común sea un valor, y así, se tienda a privilegiar en nuestras decisiones. En una sociedad plural, creyentes y no creyentes deben convivir, valorar la diversidad y actuar con convicción y en consecuencia con sus propias creencias. Para los católicos, el encuentro y el camino junto a Cristo, es decir seguir su vida y ejemplo, debe iluminar nuestro sendero, levantándonos cada día para corregir nuestros errores y omisiones.
Como parte de esta convivencia y vida en común, surge el diálogo como la única forma de tejer redes de conocimiento, afecto y respeto. El papa Francisco en su reciente Encíclica Fratelli Tutti nos dice “Acercarse, expresarse, escucharse, mirarse, conocerse, tratar de comprenderse, buscar puntos de contacto, todo eso se resume en el verbo “dialogar”. Para encontrarnos y ayudarnos mutuamente necesitamos dialogar. No hace falta decir para qué sirve el diálogo. Me basta pensar qué sería el mundo sin ese diálogo paciente de tantas personas generosas que han mantenido unidas a familias y a comunidades. El diálogo persistente y corajudo no es noticia como los desencuentros y los conflictos, pero ayuda discretamente al mundo a vivir mejor, mucho más de lo que podamos darnos cuenta” (FT198). Es un desafío permanente y la mayoría de las veces anónimo y de bajo perfil, al que nos sentimos llamados, como ciudadanos, y en especial, como miembros de la comunidad universitaria que tiene un marcado compromiso con el devenir del país.
En nuestro país, la crisis político-social y luego la pandemia dejó en evidencia la necesidad de tener un diálogo ciudadano. La iniciativa “Tenemos que hablar de Chile”, representó una serie de encuentros y conversaciones mediante los cuales reunimos personas a hablar de Chile; a reflexionar respecto de la situación del país, sobre su futuro y sobre los compromisos y sueños de cada uno. El proyecto surgió de la convicción de que las universidades, junto a organizaciones de la sociedad civil y otros actores, tienen un rol fundamental en la construcción de una sociedad dialogante y participativa. En esto, la Universidad Católica cumple un rol que está dentro de su fundación e identidad principal. (...)
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