Violencia infantil silenciada

Durante los meses más difíciles del confinamiento, durante el encierro más severo de la pandemia, un hecho estaba ocurriendo al interior de las casas sin poder ser advertido ni denunciado. Los niveles de violencia infantil en los hogares suelen ser detectados y denunciados cuando un profesor, una profesora, o un paradocente identifica ciertas señales de que algo le puede estar pasando a un menor en su casa. Sin embargo, esa facultad sufrió una disminución abrupta durante el confinamiento.
Un estudio realizado por la académica del Instituto de Sociología de la Universidad Católica, e investigadora del Instituto Milenio para la Investigación en Violencia y Democracia, Pilar Larroulet; junto al PhD. en Economía y académico de la Universidad de Chile, Damian Clarke; y también los investigadores Daniel Pailañira y Daniela Quintana, muestran las preocupantes cifras de violencia no denunciada durante los meses en que la gran mayoría de las escuelas estuvieron cerradas.
Con información obtenida hasta el diciembre de 2021, los investigadores se dieron cuenta que durante los primeros meses de pandemia, cuando cerraron los colegios y la educación se impartió solo de manera remota, se observó una caída abrupta en las denuncias de violencia física, sicológica y sexual realizada a niñas, niños y adolescentes.
“El mayor riesgo de violencia infantil, lo viven en sus propios hogares, siendo los padres, madres y familiares en general los principales perpetradores de violencia contra niños y niñas”, declara Pilar Larroulet. (...)
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