Abierto a la comunidad
La Universidad Católica sumó este año un nuevo Centro de Extensión, esta vez en el Campus Oriente, en un recinto contemporáneo que dialoga a la perfección con el antiguo volumen, el lugar fue diseñado por un equipo liderado por los arquitectos Fernando Pérez y José Quintanilla.
Campus Oriente de la Universidad Católica, con su patrimonial edificio, alberga hoy carreras relacionadas con la creación, reflexión e investigación de las artes y la estética.
Un lugar de gran belleza que comenzó a edificarse hacia 1926 y que hasta 1971 funcionó como convento, internado y colegio de señoritas de las religiosas de los Sagrados Corazones; y por cuyos pasillos han pasado miles de profesionales que conservan en su memoria esas postales de anchos corredores, muros de ladrillo, cielos altos y patios arbolados que aparecen en medio de la construcción. Este año el campus luce un nuevo volumen, que hacia la calle se evidencia solo como una celosía de ladrillos que deja entreverlo que hay atrás.
"Nuestra idea fue replicar un proyecto tan exitoso que se realizó hace más de 30 años -para el centenario de la UC y que es el Centro de Extensión Alameda, en Casa Central, pero en esta ocasión emplazado en el seno de Providencia y proyectado a toda la ciudad"- Rector Ignacio Sánchez.
Se trata de un nuevo centro de extensión que busca revitalizar la actividad del campus, proyectado por los arquitectos Fernando Pérez y José Quintanilla junto con un equipo de jóvenes colaboradores, entre ellos Juan Eduardo Ojeda, quien trabajó como arquitecto asociado. Fue pensado desde sus orígenes como un espacio privilegiado para el desarrollo del arte y la cultura.
Nuestra idea fue replicar un proyecto tan exitoso que se realizó hace más de 30 años -para el centenario de la UCy que es el Centro de Extensión Alameda, en la Casa Central, pero en esta ocasión emplazado en el seno de Providencia y proyectado a toda la ciudad —explica el rector Ignacio Sánchez.
“Arquitectónicamente, nos correspondió establecer la forma y detalles de esas inserciones, lo que ciertamente no fue nada fácil”- Fernando Pérez, arquitecto.
Esto, porque es un lugar abierto a la comunidad, visible desde la calle, que ofrece librería, cafetería, auditorio para todo tipo de presentaciones, salas de clases y de usos múltiples, más un gran patio cubierto que albergará distintas actividades culturales hoy sirve de vacunatorioy que articula las nuevas instalaciones con salas ubicadas en el antiguo edificio, remodelado previamente.
El Centro de Extensión, al igual que la Facultad de Artes —también desarrollada por Pérez y Quintanilla ocupa los terrenos de pabellones del proyecto original del campus, de Juan Lyon y José Azócar para la congregación de religiosas, y que nunca habían llegado a construirse. “Arquitectónicamente, nos correspondió establecer la forma y detalles de esas inserciones, lo que ciertamente no fue nada fácil”, dice Pérez.
Para hermanar esta nueva obra de lenguaje contemporáneo con el edificio patrimonial, optaron por una "relación de simpatía material y dimensional”. Emplearon los mismos materiales del campus, ladrillo a la vista y hormigón, y regularon el proyecto con un sistema de medidas igual al que ordenaba la antigua construcción.
Según explica, para hermanar esta nueva obra de lenguaje contemporáneo con el edificio patrimonial, optaron por una "relación de simpatía material y dimensional”, Emplearon los mismos materiales del campus, ladrillo a la vista y hormigón, y regularon el proyecto con un sistema de medidas igual al que ordenaba la antigua construcción. Sin duda, uno de los espacios clave es el patio multiuso que fue cubierto con un cielo translúcido, y que tuvo ciertas complejidades. “Por diversas razones, la estructura del cielo que salva alrededor de 30 metros debía ser completamente autónoma, sin apoyarse en el edificio existente ni en el nuevo. Así, llegamos a una suerte de mesa de cuatro patas, con dos vigas principales. La cubierta es un artificio climático que procura medir el acceso del sol y de la luz, evitando el efecto invernadero”, explica Pérez.
Además de este lugar, destacan el auditorio, con capacidad para 240 personas, revestido con madera de mañío, y que contó con la asesoría teatral de Ramón lópez; y una cafetería junto al acceso, diseño del decano de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos, Mario Ubilla Con muebles en madera contrachapada negra, alterna mesas cuadradas y sillones curvos, invitando a tomar un café, ya sea solo oen grupo.
Además de este lugar, destacan el auditorio, con capacidad para 240 personas, revestido con madera de mañío, y que contó con la asesoría teatral de Ramón López, y una cafetería junto al acceso, diseño del decano de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos, Mario Ubilla.
Y con alturas de mobiliario que permiten la vista clara hacia el exterior y hacia la gran nave interior techada. —Este juego de mostrar y ocultar, permitir eimpedir, filtrar... está en el centro mismo de la arquitectura. Podríamos recordar a Aristóteles, que pensaba que la virtud estaba asociada a la medida-concluye Fernando Pérez.