Académica de Arte es la única chilena en la Bienal de Sydney
Paula de Solminihac expone “Kamanchaca” y “La caverna”, dos instalaciones de gran escala que dialogan con la idea de poner en foco la ecología del agua, centrándose en la relación de los procesos creativos con la naturaleza.
photo_camera Bajo el título “Rivus”, la bienal de este año reúne una serie de obras que se enmarcan dentro de la temática de la ecología del agua y las relaciones con el mundo natural. Crédito imagen: Paula de Solminihac.
De los 89 participantes en la 23º Bienal de Sydney 2022, una de las ferias de arte contemporáneo más antiguas e importantes del mundo, junto a las de Venecia y Sao Paulo, Paula de Solminihac es la única chilena invitada. La académica de la Escuela de Arte UC está presentando dos instalaciones de gran escala de las más de 300 que el público puede ver en el evento que se desarrolla hasta el 13 de junio de este año.
Bajo el título “Rivus”, la bienal de este año reúne una serie de obras que se enmarcan dentro de la temática de la ecología del agua y las relaciones con el mundo natural. “Kamanchaca” y “La caverna” son las dos instalaciones con la que la académica y artista chilena presenta su trabajo en dos de los cinco espacios de exhibición de la feria.
Vinculado fuertemente a su trabajo en educación, el trabajo artístico se Paula de Solminihac se ha ido amplificando a la observación de los procesos de transformación en la naturaleza y el arte. "Los resultados de esa observación son obras que dan cuenta de cómo el arte y la naturaleza pueden ser complementarios en la creación de ecosistemas que se nutren recíprocamente”, afirma la docente.
Mundo natural
La obra de Paula de Solminihac tiene un estrecho vínculo con la visión ancestral de los pueblos indígenas. “Muchos pueblos conciben la naturaleza y el cosmos como un todo, donde no existe la separación entre lo humano y aquello que no lo es. Donde no existe noción de autoridad ni voluntad de poder sobre la naturaleza y en donde las relaciones honran la interdependencia, integrando al ser humano y a la naturaleza en una totalidad psíquica actualizada mediante rituales de reciprocidad”, comenta la artista visual.
La interdependencia que hay entre unos seres y otros es, entonces, fundamental. Si se deja de pensar en opuestos entre unos y otros, “el siguiente paso podría ser pensar que estos opuestos están conectados entre sí y que, si se siguen las ramas del árbol de la vida, podremos darnos cuenta de que todo está interrelacionado: no solo estamos relacionados, sino que dependemos unos de otros”, explica.
El trabajo de investigación artística que ha realizado la está intrínsecamente relacionado con el mundo natural. Cuenta que su primera aproximación material cuando era estudiante fue con la cerámica, “que no es otra cosa que barro y que en su estado crudo se encuentra en vetas bajo tierra y que a través de un proceso químico que ocurre con el calor del fuego, se transforma en la cerámica que vemos con frecuencia en platos, vasos y otros objetos cotidianos”, afirma.
"Los opuestos están conectados entre sí y, si se siguen las ramas del árbol de la vida, podremos darnos cuenta de que todo está interrelacionado: no solo estamos relacionados, sino que dependemos unos de otros".
–Paula de Solminihac, artista visual y académica UC
“Kamanchaca” y “La caverna”
El término kamanchaca, de origen aymara, significa oscuridad y describe una espesa niebla típica del desierto de Atacama que se forma en el océano Pacífico, sube por la Cordillera de la Costa y se desvanece al entrar en el valle central. La obra que se exhibe en The Cutaway, uno de los cinco espacios de exhibición de la bienal, es un atrapaniebla que incluye una red textil para recoger el agua, una columna de lombrices de cerámica y un estanque de cerámica negra.
Precisamente "Kamanchaca", una de sus instalaciones de grandes dimensiones presentes en la bienal, se inspira en la observación de las relaciones invisibles de simbiosis mutua entre diferentes formas de existencia para observar el agua invisible en el aire, recurso hídrico esencial en el desierto más árido del mundo y en la arquitectura invisible del suelo construido por las lombrices.
“La caverna”, en tanto, es una instalación que invita a dirigir la mirada hacia los ciclos dinámicos en donde surge la vida a partir de un juego aleatorio de procesos físicos y químicos. “En este espacio se encuentran los restos de telas que quedaron de las macetas y las imágenes impresas en tinta y restos naturales y en el muro contrario se encuentran las anotaciones de las hojas de mis cuadernos impresas en un papel mural como si fuera una trama continua entre pensamientos y vida”, revela la artista. La obra culmina con un video de 10 minutos de duración que da cuenta de ciertos procesos creativos en el arte y su relación con la naturaleza.
Según la académica de la Escuela de Arte, esta es una bienal que ha sido concebida bajo el principio de que el arte no solo debe hablar sobre ciertos temas, “sino que debe invitar a los artistas, agentes culturales y público general a ser actores relevantes en los cambios sociales que apuntan a construir una mejor vida en comunidad, particularmente en este caso, sobre cómo hacer una vida más sustentable”.
Y el público no ha sido indiferente al evento.
“El tiempo que me tocó estar y lo que he seguido viendo por redes sociales dan cuenta de cómo una diversidad enorme de personas participa a diario de la programación que en principio durará tres meses, pero que se espera siga vigente hasta la próxima edición de la bienal en dos años”, advierte la artista.
