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Académica UC avanza en el estudio de las estrellas enanas blancas


La profesora del Instituto de Astrofísica Claudia Aguilera, explica que algunas de estas estrellas, similares al sol, tienen restos de material exoplanetario, lo que ayudaría a mejorar el conocimiento sobre la formación de planetas rocosos como la Tierra.

Estrella enana blanca

photo_camera El estudio de las estrellas blancas puede revelar pistas sobre los materiales que componían los planetas rocosos de sistemas estelares ya desaparecidos. (Crédito fotográfico: iStock Photo)

Los planetas rocosos son, en términos generales, aquellos formados por silicatos y de superficie sólida. En el Sistema Solar existen cuatro: Mercurio, Venus, Marte y el nuestro, la Tierra. Pero fuera de este sistema, existen otros que comparten características similares y, conocer su composición, podría servir para aprender más sobre el origen y formación de nuestro propio planeta.
 
Sin embargo, los planetas rocosos fuera del Sistema Solar no se pueden medir directamente, elemento por elemento. Aunque su densidad entrega una idea aproximada, no es suficiente para obtener una medida precisa. Por eso, hay que buscar alternativas. Una de las estrategias actuales, que sigue el equipo de la doctora Claudia Aguilera, docente del Instituto de Astrofísica, con un doctorado y un postdoctorado en astrofísica estelar, consiste en estudiar un tipo particular de estrellas: las enanas blancas.

Las pistas de las enanas blancas

Estas estrellas son como el Sol, pero acabaron todo su combustible y se encuentran en la última etapa de sus vidas; y algunas de ellas, pueden revelar pistas sobre los materiales que componían los planetas rocosos de sistemas estelares ya desaparecidos. “Aunque las enanas blancas suelen mostrar solamente hidrógeno y helio, las que escogimos para la investigación son especiales, porque muestran otros elementos, por ejemplo calcio”, detalla la investigadora.
 
La razón de este ‘exceso’ de elementos es que, en ocasiones, ‘comen’ material exoplanetario, “que pueden ser cuerpos rocosos más pequeños”, explica la docente. Lo importante, añade, es que muestran evidencia de la composición de las rocas en el sistema planetario de la enana blanca, “que se pueden medir desde la estrella, una vez que ésta los consume”.

Claudia Aguilera
La profesora Claudia Aguilera busca comprender más sobre la evolución estelar y la astrofísica, y su aplicación para estudiar la conexión entre los planetas y las estrellas, y la historia de nuestra galaxia. (Crédito fotográfico: Instituto de Astrofísica)

Para identificar qué elementos son parte del ‘exceso’, los investigadores eligieron enanas blancas que nacieron con una compañera binaria, con su misma composición química, pero todavía en fase de consumo de combustible. “Esto nos permite comparar los elementos químicos que la enana blanca tuvo antes de entrar en su última etapa y rescatar aquellos que no son equivalentes con su binaria. Estos últimos corresponderían al material exoplanetario”, comenta Claudia Aguilera.
 
La importancia de esta información radica en que nos permite “mejorar el conocimiento sobre la formación de planetas rocosos similares al nuestro, que nos daría luces sobre la conformación de la Tierra”, añade la investigadora de la UC.
 
Y agrega: “estrella y planeta nacieron del mismo material, pero encontramos que algunos elementos (como el magnesio, hierro y silicio) son más abundantes en la estrella que en el material planetario, por lo que deben haber disminuido de alguna forma. En este trabajo sugerimos qué pudo pasar cuando se calentaron, durante su proceso de formación”.

 


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