Acreditación institucional: ¿En qué podemos mejorar?
En noviembre de 2018 se cumplirán siete años desde que la UC completó su última reacreditación institucional, recibiendo de la CNA la máxima calificación. Un nuevo proceso de certificación de calidad comienza ahora como parte de un ciclo continuo.
En un contexto internacional en el que las instituciones de Educación Superior líderes avanzan hacia una mayor rendición de cuentas, más transparencia y seguimiento de indicadores de desempeño que muestren incrementos de calidad, la UC se apresta a vivir una nueva acreditación institucional.
Este es un proceso cíclico que comienza a realizarse un año antes de que expire la acreditación anterior, lo cual ocurrirá en noviembre de 2018.
En esa fecha la Comisión Nacional de Acreditación, CNA, deberá entregar su resolución, según establece la Ley 20.129 de 2006, como parte del Sistema Nacional de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior.
Este tipo de evaluación, que comienza ahora, certifica la calidad de la institución. Es un proceso complementario pero diferente de las acreditaciones de programas que evalúan la calidad de carreras o programas específicos, y que se realizan constantemente, varias de ellas cada año.
Las primeras acreditaciones institucionales en Chile se efectuaron en 2004 a través de un proyecto piloto de la entonces Comisión Nacional de Acreditación de Pregrado, CNAP. La UC participó en ese proyecto junto a otras diez universidades y dos institutos profesionales, y obtuvo el mejor resultado posible al recibir una certificación por siete años. En 2011 volvió a someterse al proceso, y nuevamente fue acreditada por el plazo máximo.
Al igual que en las ocasiones previas, en 2018 la universidad se acreditará en cinco áreas. Dos de ellas son obligatorias y tres son voluntarias.
Las mandatorias corresponden a gestión institucional y docencia de pregrado, y constituyen un requisito para que los estudiantes de pregrado puedan optar a gratuidad, becas y créditos otorgados por el Estado. Las voluntarias son docencia de posgrado, investigación y vinculación con el medio.
El proceso de acreditación institucional, lejos de ser considerado como un simple trámite para evidenciar el cumplimiento de estándares mínimos, se ha enraizado en la cultura de la institución como una valiosa herramienta de perfeccionamiento continuo, siendo una oportunidad para responder a la pregunta ¿en qué podemos mejorar?
El rector Ignacio Sánchez explica que la acreditación es uno de los mecanismos de aseguramiento de la calidad con que dispone la UC. «Es una oportunidad para hacer un proceso de revisión, de evaluación de cómo lo estamos haciendo, de recoger opiniones sobre dónde estamos, cómo estamos y qué debemos mejorar».
El rector Ignacio Sánchez, agrega que este proceso «permite reflexionar sobre el quehacer de la universidad, detectar fortalezas y debilidades, proponer acciones para mejorar a través del diálogo y la participación de todos los miembros de la comunidad».
Los Observadores
La acreditación institucional entrega una mirada en 360 grados porque recoge las opiniones de observadores internos y también externos. La visión interna se origina de la experiencia, el aporte crítico y las propuestas de estudiantes, autoridades, académicos, funcionarios y exalumnos. La visión externa proviene de los pares evaluadores de la CNA –profesionales con experiencia en instituciones comparables a las que evalúan–, y de los empleadores, que perciben los resultados del quehacer de la universidad.
Las conclusiones que se recogen durante el proceso de reacreditación constituyen un insumo para los planes de desarrollo de la UC. En este caso, la acreditación institucional 2018 va a alimentar el Plan de Desarrollo 2020-2025. Por eso, asegura el rector, las opiniones, críticas y propuestas que surgen durante el ejercicio de acreditar la institución «tienen un impacto directo en el quehacer de la universidad».
En cuanto a los aspectos que se abordan en este proceso que conduce a una certificación pública de calidad, Guillermo Marshall, prorrector de la Universidad Católica, explica que las reflexiones consideran el cómo se gestiona la universidad, cómo es la formación de pregrado y posgrado que entrega, cómo es la investigación que realiza y cómo se vincula con el medio. «En suma, nos permite hacer un diagnóstico de la universidad, pensar cómo lo estamos haciendo y, entre todos, sugerir formas para seguir construyendo una institución de excelencia».
La preocupación de la UC por el mejoramiento continuo se ve reflejada en acciones como los estrictos procedimientos de aprobación de los nuevos programas de estudios; en los exigentes procesos de contratación, calificación y promoción de los académicos; en las continuas revisiones de los cursos y currículos de las diferentes carreras; y en las acreditaciones, tanto a nivel institucional como de programas de pre y posgrado.
En cuanto a los aspectos que se abordan en este camino que conduce a una certificación pública de calidad, Bárbara Prieto, directora de Análisis Institucional y Planificación, explica que las reflexiones consideran el cómo se gestiona la universidad, cómo es la formación de pregrado y posgrado que entrega, cómo es la investigación que realiza y cómo se vincula con el medio. «En suma, nos permite hacer un diagnóstico de la universidad, pensar cómo lo estamos haciendo y entre todos, sugerir formas para seguir construyendo una institución de excelencia».
Etapas del proceso
Tres fases conforman la acreditación institucional. La primera, que comenzó el 24 de mayo, es la evaluación interna. Consiste en un proceso analítico que se realiza al interior de la institución, y en el que participa toda la comunidad. En esta etapa se levanta información cuantitativa y cualitativa para medir el grado de avance hacia el logro de los objetivos institucionales, y son consultados los grupos de interés.
Además de las encuestas que se realizan en la etapa de autoevaluación, son insumos importantes para la reflexión los resultados de las encuestas de satisfacción a estudiantes.
Cada año estas encuestas se aplican a más de siete mil alumnos de pregrado, más de mil alumnos de magíster y más de 500 de doctorado. Asimismo, se consideran las encuestas de egresados, en las que participan más de cinco mil alumnos cada año, las encuestas de clima laboral y los estudios de empleadores que se han aplicado en los últimos años.
En esta etapa las instancias de participación de la comunidad son las encuestas a los académicos, estudiantes y funcionarios que se envían por e-mail, las entrevistas a autoridades y personas claves, y «La UC Dialoga» mediante iniciativas como «mesas al patio» y otros encuentros.
Posteriormente se realiza un trabajo de análisis en las comisiones de trabajo. La etapa de autoevaluación culmina con un informe de evaluación interna que se entrega a la CNA.
En la segunda etapa, de evaluación externa, se sociabilizan los resultados de la evaluación interna, y se efectúa la visita del comité de pares evaluadores. Su objetivo es realizar una auditoría académica para determinar si se cuenta con políticas y mecanismos de autorregulación apropiados que aseguren calidad en las áreas definidas. Luego, el comité de pares elabora un informe de evaluación externa que entrega a la CNA y posteriormente a la universidad. En el documento aborda las fortalezas y debilidades de la institución.
Finalmente, la tercera etapa es la de pronunciamiento de la CNA, que resuelve si acredita o no a la universidad, y por cuantos años, y que constituye una decisión que puede ser sometida a apelación.
El rector Sánchez formula un llamado a participar activamente en la actual etapa de evaluación interna, iniciada el 24 de mayo, enfatizando que «como miembros de esta comunidad tenemos una cuota de responsabilidad en cómo nuestra universidad sigue avanzando en calidad. El proceso de acreditación es una gran oportunidad para contribuir con críticas e ideas de cómo podemos hacerlomejor».
INFORMACIÓN PERIODÍSTICA
Paulina Valenzuela, Visión UC