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Celebración de todos los santos o “amigos” de Dios


Cada año el 1 de noviembre se celebra el día de todos los santos, una tradición largamente guardada como parte de la religiosidad popular. ¿Qué se celebra y qué tradiciones son valiosas en esta fecha que da inicio al mes de los santos?

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photo_camera Archivo UC

San Expedito, San Alberto Hurtado, San Isidro. Busque su santo favorito y prepárese porque el 1 de noviembre empieza el mes de los santos, un tiempo especial en que se recuerda a aquellos hombres o mujeres con una vida ejemplar para la religión católica.

El profesor Federico Aguirre, jefe de programa del Diplomado en Estudios de la Religión UC, explica: “La devoción a los santos juega un rol central en el culto cristiano, y encuentra su fundamento más profundo en el acontecimiento de la Encarnación: Dios se hace hombre para que el hombre se haga Dios. El santo, en este sentido, es un hombre como cualquiera de nosotros, que la tradición de la Iglesia asume como un ejemplo de esta "deificación" del hombre, que más allá de una ejemplaridad puramente moral, detenta un estado de unión ejemplar con Dios. La celebración del mes de los santos, pues, responde justamente al reconocimiento de estos hombres como amigos de Dios, y se les celebra porque representan esa posibilidad que la persona teándrica de Cristo nos ofrece: la de ser llamados, como Él, hijos de Dios”.

Según detalla el académico del Centro de Estudios de la Religión UC (CER), el culto a los santos se encuentra íntimamente vinculado al culto a los muertos que pervivía en el medio cultural greco-romano durante la época en que surgió el cristianismo. “Cabe destacar como antecedente iconográfico y pictórico de los íconos de los santos, los retratos de Al Fayum en Egipto, retratos de las personas difuntas que se disponían en el rostro del cadáver momificado. En América Latina, el culto a los santos también va a adoptar formas culturales propias, vinculándose a deidades prehispánicas, como el culto a San Santiago que se vincula al culto de Illapa (el rayo, el trueno). De este modo, además de representar a una persona histórica, al santo se asocia una agencia especial, una función, que responde a la cultura, al medio y las necesidades del lugar donde se desarrolla la devoción”, añade.

Aguirre, iconógrafo y doctorado en Culturas y Lenguas del Mundo Antiguo por la Universidad de Barcelona, cuenta que “el santo” actúa, es decir, hace cosas por la gente. Afirma que hay muchas historias populares en torno a ellos, incluso se dice que los santos se alegran cuando los engalanan, o que se enojan y se taiman.

“Hay santos, podríamos decir, más "oficiales", como San Alberto Hurtado y Santa Teresita de los Andes, pero otros santos más "populares" como Fray Andresito o San Expedito en el caso de Chile, que muchas veces no son aceptados por la institucionalidad. En Chile también se da el caso de la fuerte devoción a las animitas, que se trata de auténticos altares a "santos" populares, personas comunes y corrientes, incluso de dudosa trayectoria moral, pero que a causa de lo trágico de su muerte el pueblo los identifica como mediadores ante Dios. Y aquí se puede reconocer una honda intuición teológica: el dolor de una muerte inesperada es capaz de expiar cualquier culpa, convirtiendo a delincuentes, niños y prostitutas en amigos de Dios. El caso de San Alberto es bastante especial, pues es un santo muy "cercano" en el tiempo y en el espacio, de quien se sabe casi todo, y que es capaz de reunir el ámbito de lo oficial y lo popular”.

Este y otros temas son dictados en el Diplomado en Estudios de la Religión UC, del Centro de Estudios de la Religión UC (CER), que está orientado a comprender el fenómeno religioso desde una perspectiva histórica e interdisciplinar atendiendo especialmente a las condiciones y posibilidades de la religión en el contexto de la cultura actual.

La religión se comprende como una dimensión constitutiva de la existencia personal y social, en la que las personas y las culturas buscan responder las preguntas más fundamentales que nacen de la conciencia de ser con otros en el mundo. En la búsqueda y relación con Dios, en la experiencia de su cercanía trascendente, las culturas latinoamericanas han encontrado una fuente de sentido y esperanza para enfrentar las condiciones históricas de su existencia.

Asociado a los profundos procesos de cambio cultural que se viven a nivel global, el campo religioso atraviesa importantes transformaciones que afectan tanto a las religiones, como a las culturas en las que estas se desarrollan. La riqueza, complejidad y pluralidad del fenómeno religioso, sus profundas transformaciones y el impacto que él tiene en las culturas, exigen de estudios interdisciplinarios que contribuyan a una valoración crítica. 

INFORMACIÓN PERIODÍSTICA
Virginia Soto-Aguilar C., Dirección de Comunicaciones UC.


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