Celia Pérez, la primera mujer que egresó de la UC
Durante el siglo XIX hubo voces que exigían ciertos derechos para mujeres, incluida la profesionalización. Un puñado de valientes se aventuró a ingresar a las universidades. Una de ellas fue Celia Pérez, quien se convertiría en la primera alumna de la UC. Reproducimos un artículo de la última edición de Visión, versión impresa.
El año es 1872 y mientras el resto del mundo salía de la primera revolución industrial y se aprontaba para empezar la segunda, una mujer en Santiago pronunciaba un discurso indispensable. Antonia Tarragó, directora del Colegio Santa Teresa, se dirigía al Consejo Universitario del Estado, solicitando que sus alumnas pudiesen optar a grados universitarios. No es claro si Tarragó fue la primera en hacerlo, pero ciertamente no fue la última. Las nacientes raíces de lo que serían las primeras corrientes feministas nacionales, exigían el derecho a la profesionalización de la mujer.
Estas peticiones lograron, entre otras cosas, que cinco años más tarde el ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública, Miguel Luis Amunátegui, firmara un decreto que permitía que las mujeres pudieran rendir exámenes para optar por títulos universitarios.
"(Celia Pérez) marcó un precedente para el acceso de las mujeres a la UC, ya que ese mismo año –el de su egreso, en 1922– se autorizó el ingreso general de alumnas a las diferentes facultades de la universidad" - Verónica Undurraga, académica del Instituto de Historia.
"Lo importante de este decreto es que impulsó la creación de un plan de estudios específico para las mujeres, lo que significaba también la creación de liceos exclusivos para ellas", explica la académica del Instituto de Historia, Verónica Undurraga. Hoy en día la profesora, junto a un equipo, trabajan en desentrañar la historia de las primeras alumnas que marcaron la historia de la UC a pocos años de su fundación.
Según los estudios, no fueron pocas las que aprovecharon estas nuevas corrientes de pensamiento para entrar a la UC. Una de ellas sería Celia Pérez Matus, quien en 1918 ingresa a la Facultad de Derecho, convirtiéndose en la primera en hacerlo. Para 1927, tan solo unos años después de su egreso, la facultad contaba con 16 alumnas. También hay data de otras estudiantes que estudiaron en los años 20 y 30 en la entonces llamada Facultad de Comercio y Ciencias Económicas.
"Se trataba de una mujer que no solo era reconocida por sus pares, sino que también marcó un precedente para el acceso de las mujeres a la UC, ya que ese mismo año –el de su egreso, en 1922– se autorizó el ingreso general de alumnas a las diferentes facultades de la universidad", explica Undurraga.
Probablemente ese reconocimiento al que hace alusión la profesora acompañó a Pérez durante toda su vida profesional, pues en 1949 ejerció como Jueza del 2º Juzgado de Quillota hasta 1951, algo sumamente destacado en el país por esos años.
El rol clave del feminismo cristiano
Desde Roma, en mayo de 1891 León XIII promulgaba una encíclica que, a pesar de que no guardaba relación directa con la profesionalización femenina, incidió profundamente en ella. En la Rerum Novarum, el pontífice romano se refería a las condiciones de las clases trabajadoras y llamaba al mundo católico a sensibilizarse por las cuestiones sociales.
En Chile, las mujeres de elite acogieron el llamado. Gradualmente transitaron hacia nuevas líneas de acción, incursionando en las esferas de la educación y la beneficencia.
"Desde la década de 1910 las mujeres fueron asumiendo un deber cívico más activo y presente en el ámbito público, lo que decantó en la búsqueda de derechos civiles y políticos", cuenta el equipo liderado por Undurraga.
"Desde la década de 1910 las mujeres fueron asumiendo un deber cívico más activo y presente en el ámbito público, lo que decantó en la búsqueda de derechos civiles y políticos".
Para cumplir ese deber cívico a cabalidad, las mujeres de la época se aventuraban a ingresar a las universidades, para poder suplir de mejor manera las necesidades de las clases trabajadoras a las que León XII hacía alusión. De esta manera, al alero de la UC, se empezaba a formar un grupo de mujeres universitarias que abogaban por sus derechos. Este movimiento se conoce como feminismo cristiano.
Han pasado más de cien años desde que estos acontecimientos tuvieron lugar. Y aunque desde la UC se ha expresado la necesidad de seguir promoviendo políticas en pos de la equidad de género, los avances logrados por las primeras alumnas forjaron las bases de la profesionalización que conocemos a la fecha. Por eso la relevancia de que nombres como el de Celia Pérez sean reconocidos y destacados tanto en la que fue su casa de estudios, como a nivel nacional.
*Este artículo se escribió a partir de la investigación «Las mujeres tienen la palabra. Historia de las Mujeres en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Tomo I, 1888-1950», liderada por la académica del Instituto de Historia, Verónica Undurraga, y su equipo: Valentina Bravo, Francisca Undurraga y Patricia Lillo, y patrocinada por la DEG y la DDA de la Vicerrectoría Académica.
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