Chile y el contexto histórico entre las visitas papales de Juan Pablo II y Francisco
La sociedad, la tecnología y los chilenos han sufrido cambios entre una visita y otra. Los organizadores de ambos encuentros comentan cuáles son las diferencias más significativas entre la realidad de 1987 y 2018.
El presidente de la comisión organizadora de la visita del Papa Juan Pablo II, Alberto Etchegaray destacó que 1987 fue un año marcado por lo político. La Guerra fría determinaba el contexto internacional, donde el conflicto entre el este, liderado por Estados Unidos, y el oeste, regido por la Unión Soviética, aumentaba progresivamente la tensión entre estas potencias y sus países de influencia. “El Papa Juan Pablo II fue fruto de esa situación histórica internacional. Su nominación causó gran revuelo al ser un Papa polaco, siendo que Polonia estaba bajo la Unión Soviética”, dijo quien también fue ex ministro de Estado del gobierno del presidente Patricio Aylwin.
Chile, en tanto, vivía en un régimen autoritario y la sociedad se polarizaba entre los simpatizantes y antagonistas del jefe de gobierno. “Era un panorama complejo, comparado con lo que pasaba en el extranjero. El Papa también había hecho una visita a Polonia, la que era gobernada por un general de izquierda, con un régimen férreo y autoritario que era Jaruzelski, y venía a Chile, que también estaba gobernado por un general de forma férrea, pero de derecha y enfocado en el neoliberalismo. Era muy importante que lo que el Papa había dicho en Polonia no se contradijera en Chile”, destacó Etchegaray.
El padre Tomás Scherz, gran vice canciller UC, también recordó esa visita de hace 30 años, donde vio al Papa Juan Pablo II siendo recién un joven seminarista. “En esa época, el pueblo chileno tenía un sufrimiento explícito, era una dictadura y, evidentemente, que alguien viniera a darnos espacios de libertad, de buenas noticias era muy bien recepcionado”.
La relación con la iglesia
Por otra parte, Etchegaray también destacó que “en 1987 la sociedad chilena tenía una relación más amable, respetuosa y cercana con la Iglesia, la cual había cumplido dos roles importantes. El primero, haber defendido la vida y los derechos humanos bajo la conducción del cardenal Raúl Silva Henríquez. Y después, con el liderazgo del cardenal Juan Francisco Fresno, dar el paso hacia la reconciliación entre líderes políticos para lograr un gran acuerdo nacional que fue la base para el retorno de la democracia en Chile”.
“Cuando llegó el Papa Juan Pablo II a Chile, se reunió con los firmantes del acuerdo, a lado de la Nunciatura. En esa reunión participaron trabajadores, empresarios y políticos, cosa inédita porque el Papa se reúne con el presidente de turno y su gobierno, pero ahí hizo un gesto con este tema. Este contexto histórico marcó la visita”, comentó el ex ministro.
En cambio, en la actualidad el Papa Francisco se encuentra con un Chile más secularizado y con menos respeto y adición hacía lo que la Iglesia está planteando. Muestra de ello, han sido los cinco atentados incendiarios contra parroquias, situaciones que han sido asociadas con la visita del Pontífice. “No es que el país sea más descristianizado, hay mucha gente que cree en Dios y en Jesucristo, pero la relación con la Iglesia Católica es la que se ha complicado”, advirtió Etchegaray.
“Hoy es más desafiante porque ahora la relación entre la Iglesia y la sociedad es más eclesial, existe más escepticismo puro. Ojalá que podamos al menos descubrir o leer algunas actitudes en el Papa Francisco que nos impulsen en lo inmediato y con una buena voluntad a tener a un brazo más fuerte y a establecer estos puentes con la sociedad”, agregó el padre Scherz.
Cambios en la organización
Una de las grandes diferencias entre una visita y otra es el tiempo de organización con el que el Vaticano y las autoridades del país trabajaron para cada una de ellas. Roberto González, coordinador general de la visita del Pontífice en la Universidad Católica, comentó que fueron 6 meses muy intensos en los que tuvo que armarse de un gran equipo compuesto por representantes de todas las áreas. Esto se contrapone a los dos años de preparación que contó Alberto Etchegaray para la venida de Juan Pablo II.
“La visita va a ser más o menos parecida en algunos aspectos. Antes eran 1.000 personas las que se congregaron en Casa Central y ahora esperamos 3.100. En 1987 el encuentro sólo se desarrolló en el patio Juan Pablo II y hoy también contempla el Centro de Extensión, el cual hace 30 años no existía. Además, antes el evento fue intra universidad, ahora será visto por toda la comunidad porque vamos a poner pantallas gigantes en el frontis de la universidad junto a sonido y video de alto nivel para transmitir todo lo que pasa durante la visita”, explicó González.
Otra gran diferencia es que en el caso de la visita de Juan Pablo II hay muy poco registro visual, mientras que el paso de Francisco por la UC será documentado desde la preparación y la organización, durante y hasta después de su venida.