¿Cómo fortalecer la inmunidad día a día?
El libro "Medicina en tu cocina", de Ediciones UC, entrega los antecedentes necesarios para aprender de los alimentos más favorables para mejorar el sistema inmunológico, y que ayudan a evitar enfermedades inflamatorias, tumores y alergias, entre otras, durante la actual pandemia.
Un gran porcentaje del sistema inmune tiene relación con el sistema digestivo y, específicamente, con los intestinos. Esa es la razón por la que los alimentos que se consumen son fundamentales para la salud física y mental, y, por supuesto, para el sistema inmune. Las claves para fortalecerlo en base a evidencia científica se describen en “Medicina en tu cocina: cómo los alimentos benefician tu sistema inmune”, libro recientemente publicado por Ediciones UC.
La publicación editada por Susan Bueno y Claudia Riedel, ambas investigadoras del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoteraria (IMII), cuenta con el apoyo de estudiantes y otros jóvenes investigadores asociados a este centro. En 105 páginas y con un lenguaje claro y sencillo para el público lector, las investigadoras entregan detalles acerca de los alimentos más beneficiosos para el sistema inmune, explican sus efectos y funciones en el organismo, y cuáles son los alimentos que hay que evitar o restringir en la dieta.
"Este libro lo creamos pensando en ayudar a mejorar la salud y calidad de vida de las personas. Entrega información de qué alimentos son beneficiosos para la salud y para mejorar enfermedades que poseen componentes inflamatorios e inmunes, tales como la obesidad, el síndrome metabólico, alergias, enfermedades tiroideas entre muchas otras", señala Susan Bueno, doctora en Ciencias Biomédicas y académica de la Facultad de Ciencias Biológicas.
Mejorar la inmunidad
El sistema inmune es un conjunto de tejidos, células y moléculas que funcionan de manera integrada para proteger al organismo contra agentes peligrosos para la salud, cumpliendo así una importante función de defensa. Es una tarea muy importante y muy compleja, a la vez, ya que el sistema inmunológico debe distinguir entre lo que es dañino y lo que no lo es. Es así como este sistema tolera los tejidos propios y también elementos extraños, pero necesarios para el cuerpo, como los alimentos.
El buen funcionamiento de las defensas no es infalible y esto queda evidenciado por el creciente número, a nivel mundial, de enfermedades asociadas al sistema inmune. Entre estas afecciones se encuentran las enfermedades autoinmunes, inflamatorias, los tumores y las alergias.
Al exponerse componentes que aumentan la permeabilidad intestinal, o consumir alimentos que afectan la composición de la microbiota intestinal, estos microorganismos y sus estructuras pueden movilizarse a la sangre u otros tejidos del organismo. Cuando esto sucede, el sistema inmune puede reconocerlos como agentes peligrosos y los atacará, causando inflamación en el intestino y otros tejidos. Más del 80% de las células del sistema inmune se encuentran asociadas al intestino, por lo que cualquier cambio de la alimentación, de la permeabilidad intestinal o de la microbiota intestinal podría afectar directamente el funcionamiento del sistema inmune.
Alimentos benéficos
Alcachofas, legumbres, avena y harinas integrales son ricos en prebióticos, es decir, alimentos que no pueden ser digeridos por las células pero sí por los microorganismos beneficiosos que habitan en los intestinos y son parte de la microbiota intestinal.
Otros alimentos como el yogurt, kéfir (un lácteo parecido al yogurt líquido) y verduras fermentadas (como chucrut, pickles y kombucha) tienen probióticos, microorganismos vivos que deben consumirse de manera permanente y en cantidades adecuadas. Estos permiten reducir las respuestas excesivamente inflamatorias y “reestablecer la microbiota intestinal durante y después de un tratamiento con antibióticos, previene el crecimiento de microorganismos patógenos en el intestino y además modulan la respuesta inmune”, como especifica el texto.
Otros alimentos que actúan como antiinflamatorios son el jengibre, la cúrcuma, el aceite de pescado, la betarraga, la piña, el apio y los berries. En cambio, entre los alimentos que provocan respuestas inflamatorias en el organismo y que deben reducirse en la dieta, están el azúcar refinada, el jarabe de maíz alto en fructosa y los conservantes alimentarios (carboximetilcelulosa y polisorbatos utilizados como espesantes).
También hay una alta variedad de alimentos que representan fuentes ricas en sustancias antimicrobianas, y que pueden ayudar a prevenir las infecciones por microorganismos patógenos y complementar la acción del sistema inmune. “Muchos de estos compuestos han sido aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) como un material ´reconocido generalmente como seguro’ para su utilización en productos alimenticios, mostrando efectos secundarios menores”, señala la publicación.
Entre estos alimentos se encuentran el orégano y el tomillo, el romero, la canela, el comino, el clavo de olor, el ajo, la cebolla, el jengibre, los arándanos y las frambuesas, la miel de abeja, el aceite de coco, entre muchos otros.
No obstante, las propiedades antimicrobianas de los alimentos no son suficientes para curar enfermedades infecciosas y ante la sospecha de enfermedad siempre hay que consultar a un médico.