Con clase magistral de Germán Bannen se inauguró año académico de la Escuela de Arquitectura

El auditorio de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos estaba repleto, estudiantes y académicos esperaban con interés la presentación de Germán Bannen. Primero un breve saludo del decano Mario Ubilla de bienvenida y luego una presentación del invitado a cargo de Emilio de la Cerda, director de la Escuela de Arquitectura.  El director se refirió a él como un “arquitecto, urbanista y gestor de obras urbanas de trascendencia nacional, que ha estado ligado de manera permanente al problema de la arquitectura de la ciudad, de la dimensión colectiva ligada a toda obra que interviene en el espacio urbano, sea ésta ejecutada con fondos público o privados”. Resaltó que ha participado protagónicamente en proyectos como Nueva Providencia, el campus San Joaquín de la Universidad Católica, el Plan Regulador de la comuna de Providencia y el Parque de las Esculturas, entre muchos otros.

“Su labor como asesor de la Municipalidad de Providencia es un ejemplo notable del rol que puede tener el arquitecto frente a diferentes entornos políticos y culturales, ya que ha sido capaz de poner su creatividad al servicio de la ciudad y sus habitantes, logrando transmitir a distintas autoridades las lógicas intrínsecas de la arquitectura en la construcción del bien común. En ese esfuerzo, se ha transformado en maestro y referente de muchos arquitectos que comparten su vocación”, dijo el director de la escuela.

Germán Bannen al dar inicio a su conferencia que tituló “Construir la ciudad”, explicó que la dividió en tres partes: qué entendía él por arquitectura; la segunda, lo que es el taller y por último, presentación de imágenes de sus obras más importantes.

“Sucede que la arquitectura pareciera que ha perdido el norte a tal punto que algunos piensan que el ser ecléctico puede ser una cualidad del arquitecto. Creo que no es así y hay que tenerlo claro. Los arquitectos que en la Edad Media construyeron grandes catedrales no sabían nada del estilo gótico, su problema era un problema real con la arquitectura. Ellos tenían que construir una forma que diera cabida en ese tiempo, en ese lugar, tuvieran la posibilidad de debatir su destino personal y colectivo. Ese es el rol de la arquitectura hoy, reconocemos en esas catedrales  la cultura del pueblo que la construyó”. 

Señaló que “el estilo nunca está antes de la obra, si lo está no hay creación, y si no hay creación no hay obra de arte, si no hay obra de arte no hay arquitectura, porque la arquitectura es la manifestación del espíritu, del espíritu de un pueblo en un tiempo, en un lugar”.

Para Bannen “nuestro problema como arquitecto es la ciudad, hoy es imprescindible recuperar la escala humana, la dimensión adecuada que nos permite reconocer un lugar como propio, como un lugar que nos acoge nos protege, nos permite reconocernos y un lugar que nos permite habitar”.

En la segunda parte de su presentación se refirió al taller. “Somos los arquitectos los encargados de crear las formas nuevas del presente urbano, esas formas aún no están, pero surgen de la vida real que busca su espacio”.  Y añadió: “Enfrentar un problema en la arquitectura exige una toma de decisión, y toda toma  de decisión significa un cambio, sino no se ha decidido nada nuevo’’. 

Les señaló a los asistentes que: “si comprendiendo más de la vida, comprendemos más del espacio, y si comprendiendo y conociendo más del espacio comprendemos más de la vida, quiere decir que somos arquitectos. Tener esa capacidad es la respuesta a nuestra vocación, al llamado que nos hace la arquitectura. Este llamado es un don, es gratuito, no lo elegimos nosotros, somos elegidos y somos llamados a ejercerlo en la fidelidad a esta llamado se cumple nuestra vocación. Y por lo tanto, nos cumplimos como personas”.  

“¿Cómo podemos reconocer esta vocación? Yo les voy a dar tres ideas. Primero en la alegría de sus logros; segundo, en el olvido del tiempo; y tercero, en el sufrimiento aceptado. 

Al cerrar su exposición se refirió a la Santiago y sobre la ciudad dijo: “Santiago no es una ciudad, y el mal uso de su nombre solo perturba el intento de resolver sus problemas. Lo que hoy llamamos Santiago es un área metropolitana, un sistema de más de 34 ciudades interdependientes. Mi ciudad se llama Providencia, en ella nací, en ella vivo y en ella trabajo; en ella encuentro  todos los servicios necesarios para habitar el lugar. La riqueza de estar en un área metropolitana es la multiplicidad de posibilidades que ella me da”. 

Luego presentó diversas imágenes de sus numerosos trabajos en Providencia como el Parque de las Esculturas, los cafés literarios, entre muchos otros. 

Después de la presentación de Bannen, Nicolás Valenzuela, arquitecto UC y secretario comunal de Planificación de la Municipalidad de Providencia, dijo que era imposible para él opinar sobre Bannen. Recordó que recién titulado le tocó trabajar con él.  “Su trabajo tiene una densidad que llamaría como la Escuela de Providencia, y es en gran medida Germán Bannen y Jaime Márquez, dos arquitectos y amigos de Valparaíso.  También trabaja ahí María José Castillo.  Nos ha tocado convivir varias generaciones, yo me siento un privilegiado a los 28 años estar entremedio de ellos. Recordó cómo se rió Germán Bannen cuando le comentó al comenzar a trabajar juntos, que él venía por un par de años. Y le contó que él había dicho lo mismo y llevaba 53 años. 

INFORMACIÓN PERIODÍSTICA

Magaly Arenas, marenasz@uc.cl