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Coronavirus y reactivación:

¿Cuáles serán los principales desafíos en el Ministerio de las Culturas de Gabriel Boric?


Frente al anuncio del gabinete del presidente electo, -y tras 2 años de pandemia limitando especialmente la escena cultural-, consultamos con prominentes artistas UC su evaluación de este ministerio y su rol en nuestra sociedad. Este es el análisis de Miryam Singer, Pablo Chiuminatto, Lorena Amaro, Miguel Farías y Andrés Kalawski.

Imagen obra de teatro con fondo rojo.

photo_camera Con las restricciones que trajo la pandemia del covid-19 a las actividades culturales, el nuevo Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio tendrá que afrontar la reactivación de este sector.

El concepto cultura y la difusión de las artes figuró permanentemente en el programa de gobierno del actual presidente electo, Gabriel Boric Font. El impulso de la cultura también fue uno de los puntos claves para el otrora candidato durante los debates presidenciales, siendo uno de los que más aludió al mundo cultural y a la crisis que la pandemia había traído a este sector. Ahora que el anuncio de su gabinete toma forma con el nombramiento de nuevas autoridades, el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio (MINCAP) puede convertirse en uno los pilares más fuertes de esta nueva administración y su enfoque gubernamental.

Ante una nueva autoridad nacional en el Ministerio de las Culturas -habiendo pasado por la adaptación a la pandemia y con las expectativas actuales que hay de reactivación-, consultamos a destacados y destacadas artistas de la UC, para saber desde distintas disciplinas cuáles son los anhelos y desafíos que enfrenta este ministerio y la escena cultural en este 2022.

Lorena Amaro, directora del Instituto de Estética:

Lorena Amaro.

La riqueza simbólica de la literatura y las artes, para Gabriel Boric, felizmente no parecen ser ornamentales.

Tengo altas expectativas de este nuevo gobierno respecto de la cultura, la investigación y el conocimiento.

Me parece un signo positivo que el nuevo presidente, a diferencia de les anteriores, introduzca un nuevo lenguaje en sus discursos: ya no el de la racionalidad económica –que por décadas se ha instalado como una (pobre) verdad de nuestras posibilidades—, sino el de la riqueza simbólica de la literatura y las artes. Para Gabriel Boric felizmente no parecen ser ornamentales.

En este sentido, esperaría que el gobierno logre reordenar el presupuesto nacional para asignar más dinero a estos ámbitos y reestructurarlos. Tareas urgentes: descentralización; cambio del sistema de concursabilidad que perpetúa a una élite, para dar apoyo a una diversidad de proyectos y trayectorias; democratización y respeto a las variadas formas de conocimiento que coexisten en el país; y, como propone la Asociación de Investigadores en Artes y Humanidades, creación de centros de investigación y pensamiento macrozonales no vinculados a las universidades, en que participen diversas comunidades de investigadores a lo largo del país, con agendas vinculadas a los territorios. Pero nada de esto sirve si no logramos abrir un verdadero sistema de educación pública y de calidad desde los primeros años de escolarización. Eso es fundamental.

Miguel Farías, compositor IMUC y coordinador del Festival de Música Contemporánea UC:

Miguel Farías. Crédito: Max Sotomayor.

La precariedad de los artistas es un tema para resolver con mediana urgencia, y hay que pensar esta solución más allá de solo los fondos concursables.

Sin duda que el mundo de la cultura ha atravesado un par de años duros que han reforzado la situación precaria de los artistas y de las personas vinculadas a la cultura y a su gestión. Por lo mismo, la precariedad de los artistas es un tema para resolver con mediana urgencia, y hay que pensar esta solución más allá de solo los fondos concursables. 

Pensando la cultura desde su recepción, creo que un desafío primordial para la nueva administración es consolidar la idea de que la cultura es parte esencial de la sociedad, y para eso hay que cimentar políticas culturales fuertes y desarrollar una línea de colaboración entre ministerios. Por lo mismo, quien esté a cargo debiera demostrar un manejo político fuerte, que instale al MINCAP como parte de una mirada pluriministerial, que defina herramientas sociales en varias capas. Esto puede ser el de la relación de la cultura con la educación, y otros casos que tienen que ver con espacios sociales e incluso territoriales y de patrimonio material e inmaterial, en que convergen las personas desde lo más humano: el hacer comunidad, el ser parte de una cultura. 

La inclusión social a través de políticas culturales ha comenzado a funcionar, por ejemplo a través de la FOJI o a través de distintos fondos de fomento. Pero pensemos en otras áreas: en Chile hay casi 3 millones (más del 15% de la población) de personas en situación de discapacidad y no hay alguna política cultural, al menos clara y evidente, que proponga o coordine la producción y recepción de obras o espectáculos de carácter inclusivo a nivel nacional, salvo algunos fondos con montos menores para ejecutar proyectos en esta área.

Gabriel Boric ha demostrado un interés en la cultura como un espacio de convergencia de distintas maneras de pensar, esencial para la sociedad y no solo como un área de entretención y distracción ciudadana. 

Miryam Singer, Premio Nacional de Música y directora de Artes y Cultura:

Miryam Singer.

El Ministerio de Educación es en este momento un órgano que no dialoga con el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.

Dadas las condiciones objetivas del país y considerando que el Ministerio de las Culturas es un órgano con presupuesto insuficiente para las necesidades que debe asistir, creo que reaccionó positivamente y de acuerdo a las posibilidades reales (a la pandemia)

El Ministerio de las Culturas es el primer y más importante editor de contenidos del país, puesto que administra y distribuye los recursos más cuantiosos que se manejan en el área de las artes y la cultura. Yo solo espero que la nueva administración exhiba una vocación inclusiva; que apoye el desarrollo de todas las manifestaciones del arte, no solo las que representan a los grupos de interés más vociferantes: que considere importante el encuentro de la tradición con la innovación.

La música clásica, por ejemplo, es absolutamente vital en la educación de los niños y los jóvenes. El estudio y la práctica de la música de tradición escrita debiera ser tan importante para el sistema educacional como lo son las matemáticas, el lenguaje o el deporte. La práctica de un instrumento musical implica el desarrollo de inconmensurables habilidades blandas; sensibilidad, creatividad, capacidad de trabajo colaborativo, pensamiento crítico, disciplina, rigor, ética de estudio, en fin. El Ministerio de Educación es en este momento un órgano que no dialoga con el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Y me pregunto, ¿cómo es posible concebir el arte y la cultura si no están imbricados con el sistema educativo? Una de las misiones que le caben este ministerio es, justamente, vincularse con el sistema educativo para otorgarle a la música el lugar que le corresponde en el currículo escolar.
 

Pablo Chiuminatto, artista visual y académico en la Facultad de Letras:

Pablo Chiuminatto.

Mientras el centralismo y el protagonismo ministerial sea el centro, y la figura del propio secretario(a) sea el protagonista, no saldremos de la carencia permanente en cultura y patrimonio.

Sin duda estos cuatro años han sido complejos. Es evidente que el levantamiento social y la pandemia agudizaron el paso en falso que significó el nombramiento de Mauricio Rojas al inicio del gobierno. Pero más allá de las circunstancias históricas, el modelo sobre el que se funda el ministerio mismo es débil e inhábil ante las realidades diversas que se viven en las regiones del país.

Hoy se sabe que un gobierno puede cumplir con la ejecución del presupuesto y ceñirse a los cronogramas y la orgánica, pero eso está muy lejos de cumplir con el rol de un Ministerio de Cultura

La trágica disolución de la DIBAM y su destierro del Ministerio de Educación fue otro de los errores graves que traía como presente griego el MINCAP y así se puede apreciar hoy: una parte quedó en un servicio, como es el Fondo del libro y la Lectura, y el otro, las bibliotecas, en el del Patrimonio. Eso no se sostiene

El presidente electo Gabriel Boric ha declarado que reformarán el sistema de concursos y fondos, pero no se sabe por cuál sistema sería reemplazado. Es bueno recordar que en el segundo gobierno de Michelle Bachelet -a pesar de que muchos artistas, intelectuales y académicos la apoyaron-, a la hora de la asignación de fondos, con la misma fuerza, aparecieron en la prensa algunas reconocidas figuras para criticar al ministerio y alegar que abandonaba a los artistas. Esa es la historia que retorna.

Chile necesita un Ministerio de Cultura  con un diseño centrado en el fortalecimiento de las instituciones reconocidas públicamente como parte del sistema cultural en cada región del país, así como en los municipios y las gobernaciones. Mientras el centralismo y el protagonismo ministerial sea el centro, y la figura del propio secretario(a) sea el protagonista, no saldremos de la carencia permanente en cultura y patrimonio.

Andrés Kalawski, dramaturgo y académico de la Escuela de Teatro:

Andrés Kalawski.

El presidente electo Boric incluye en su programa algunas medidas evidentes en pro del desarrollo cultural y ha dado algunas lindas señales de la importancia que tiene para él la cultura.

Hay un juego, un juego con baile: el limbo. A mediados del siglo pasado fue muy popular y hay varias canciones para acompañarlo. Se trata de ir bajando de a poco un palito y hacer turnos para pasar bailando por debajo sin caerse. Nuestro Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio ha sido como ese juego. Durante este gobierno la mezcla de maldad y estupidez ha alcanzado niveles impresionantes. Decimos negligencia para tratar de ahorrar palabras. La revuelta y la pandemia han servido como escenarios extremos para demostrar el desprecio y la torpeza que esta administración tuvo, tiene, respecto de la cultura.

Que la vara esté tan baja es una oportunidad, porque resulta llamativo y puede facilitar algunos diagnósticos. No sé si en otra parte del mundo una ministra de algo, haya dicho públicamente que es mejor no poner dinero público en su sector. El presidente electo Boric incluye en su programa algunas medidas evidentes en pro del desarrollo cultural y ha dado algunas lindas señales de la importancia que tiene para él la cultura. Al mismo tiempo, la vara baja puede llevarnos a agradecer cualquier mejora mínima como si fuera la dignidad, la felicidad y llenarnos de agradecimiento solo porque nos maltratan menos. 

¿Seremos capaces de distinguir y apoyar a les artistas profesionales, las comunidades y la participación cultural hegemónica y no, equilibrada y coordinadamente? ¿Podremos repensar el patrimonio no solo como herencia económica, resto intocable y propiedad ajena? ¿Lograremos sacudirnos el modelo de estado subsidiario en la cultura que pareció exitoso y no lo fue estos últimos 30 años? Por mientras, bailemos y hagamos ejercicios de cintura y espalda.


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