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Aniversario de la Dirección de Inclusión

Diez años aportando para una UC más diversa e inclusiva


Esta unidad tiene como propósito ampliar oportunidades y derribar barreras para lograr la participación plena y en condiciones de equidad en la educación superior. A una década de su creación, sus protagonistas nos cuentan los logros y también los desafíos.

Grupo de jóvenes aprendiendo lenguaje de señas.

photo_camera Construir un ecosistema inclusivo involucrando a todos los estamentos y quehacer; instalar capacidades y transformar prácticas; y usar la evidencia sistemáticamente, son algunos de los próximos desafíos de la Dirección de Inclusión. (Fotografía: Dirección de Inclusión)

Hacia mediados del año 2000, muchas voces demandaban al sistema de educación superior chileno mayor equidad e inclusión en el acceso, permanencia y titulación de sus estudiantes. La UC se hizo cargo de ese desafío a través de varias iniciativas de admisión y apoyos estudiantiles, hasta que en octubre de 2014, nace la Dirección de Inclusión, fruto del compromiso de la UC con el desarrollo institucional inclusivo, de calidad y excelencia. 

“Esta Dirección aglutinó a cuatro iniciativas existentes entonces en la Universidad: PENTA UC, programa enfocado en estudiantes con talento en edades tempranas, de etapa escolar; el propedéutico, que posteriormente pasó a ser el programa PACE; las vías de admisión de equidad, en ese entonces Talento e Inclusión; y el Programa de Acompañamiento a la Inserción Universitaria o PAI”, explica Javiera Muñoz, jefa del área de Graduación Efectiva y parte del equipo inicial de la Dirección de Inclusión. 

Al poco tiempo, esta unidad fue avanzando y, a mediados de 2017, consolidó la estructura que se mantiene hasta hoy, con foco en tres áreas: Admisión de Equidad, Graduación Efectiva, y Monitoreo y Evaluación. “Surgió una identidad común respecto de cómo entender la inclusión, diferenciando funciones al interior del equipo y generando una identidad propia a partir de los conceptos clave, como lo es la inclusión, equidad, y diversidad”, cuenta Pablo González, subdirector de Inclusión y también parte del equipo que forjó esta Dirección. 

El equipo humano creció cuantitativamente: pasó de 6 a 7 personas, a conformar un grupo humano de casi 50 profesionales. Cualitativamente, se ha constituido en un espacio con una racionalidad y una fundamentación detrás que hace consistente la idea de base de la inclusión, que es promover la diversidad y levantar barreras, con miras a lograr la participación plena y la pertenencia de las personas que integran la Comunidad UC.  

“En términos de acompañamiento, hemos diversificado las estrategias. En algún momento empezamos a trabajar en tutorías académicas, en conjunto con las facultades, ellos tienen un pool de tutores y en paralelo nos piden capacitaciones o una tutoría académica. Las vías como PACE o Bachillerato Inicia nos llamaron a replantearnos la forma en cómo será el ingreso de sus estudiantes a la Universidad y, para eso, tuvimos que hacer adecuaciones curriculares dentro de la trayectoria. Entonces, la manera de mirar cómo vamos a ir acompañando esas trayectorias, ha ido cambiando, hemos ido pensando distintos soportes para las distintas realidades de los estudiantes”, afirma Javiera Muñoz.

“Son diez años de este camino de búsqueda y construcción de una comunidad más equitativa y diversa. Afortunadamente, desde sus inicios podemos decir que una serie de buenas iniciativas han trascendido en el tiempo. Hemos ido ampliando el campo de acción y profundizando el quehacer y los objetivos de la Dirección. De igual modo, hace poco más de un año actualizamos la política de Inclusión de la Universidad en virtud de lo aprendido. Y esto hay que resaltarlo. Gran parte de lo logrado ha derivado de los aprendizajes institucionales en materia de inclusión. No sólo los estudiantes aprenden; todos quienes conformamos esta comunidad estamos llamados a reflexionar sobre nuestro quehacer, aprender y mejorar", afirmó el vicerrector Académico Fernando Purcell, en el recientemente realizado seminario internacional “El futuro de la Educación Superior Inclusiva: Uso de evidencia, transformación y comunidad”, instancia en que se revisaron los aprendizajes y visualizaron los desafíos de la Dirección. 

Admisión de Equidad: derribando barreras y ampliando oportunidades  

Una joven y su tutor en una sala de clases.
Como parte del equipo de la Dirección de Inclusión, existen tutores pares y también tutores profesionales, que buscan apoyar a los estudiantes durante su vida académica. (Fotografía: Dirección de Inclusión)

Esta dirección crecía y con ello también los esfuerzos de la UC por dar respuesta a los desafíos que trajo consigo la masificación de la educación superior en Chile. Siguiendo una idea exitosa, gestada en la Facultad de Ingeniería, nace el programa Talento & Inclusión, un impulso que marcaría la pauta de lo que hoy conocemos como Vías de Admisión de Equidad UC.  

Estas vías de admisión responden, a su vez, a la valoración de la diversidad estudiantil, junto con el reconocimiento de la existencia de barreras e inequidades y tienen por objetivo ampliar oportunidades de ingreso a quienes no rinden las pruebas de selección nacionales en condiciones de equidad. Hoy la UC ofrece: 

  • Beca de Excelencia Académica
  • Programa PACE
  • Cupos para estudiantes con discapacidad,  
  • Cupos para estudiantes destacados académicamente provenientes de contextos vulnerables
  • Cupos para estudiantes migrantes, pertenecientes a pueblos indígenas o Tribal Afrodescendiente chileno
  • Vías de equidad de género con cupos para mujeres en ciencias y hombres en áreas de la salud; 
  • Y la recientemente creada vía y programa Bachillerato Inicia UC, que tuvo su primera cohorte este 2024 y que ofrece cupos especiales a estudiantes destacados en sus contextos, provenientes de establecimientos técnico-profesionales. Este 2025, este abrirá sus puertas en Campus Villarrica con miras a ofrecer oportunidades de acceso a estudiantes de estas trayectorias, provenientes de la zona sur del país. 
     

Graduación efectiva + monitoreo y evaluación 

Avanzar en derribar barreras de acceso a la educación superior fue solo el primer paso, que trajo consigo múltiples desafíos. “Lo que hay detrás de lo que hemos hecho estos años es articular apoyos para que haya una trayectoria pertinente de aprendizaje. La UC tiene un currículum y perfil de egreso y necesitamos cumplirlo. La pregunta para nosotros es qué tenemos que hacer distinto o complementario para que aquellos estudiantes que presentan brechas, barreras, que tienen poca accesibilidad a la información, puedan aprender en condiciones de equidad. Eso implica, a veces, hacer ajustes a las formas o recursos de aprendizaje. Pero tenemos que saber qué tenemos para apoyarlos, qué cosas hay que crear y cómo hacemos que este proceso sea lo más articulado posible para que el camino que recorra cada uno de ellos o ellas, sea pertinente a capacidades e intereses, logrando el fin último que es aprender y graduarse”, dice la directora de Inclusión Catalina García, resaltando que el currículum no es intervenido. “Modificamos metodologías, formas de evaluar, recursos, accesibilidad; no modificamos contenidos ni objetivos de aprendizaje, ya que somos una institución de educación superior y buscamos formar profesionales de calidad y excelencia”, acota. 

Dentro de los aprendizajes adquiridos en estos años, la Dirección de Inclusión busca no solamente apoyar la preparación e inserción para la vida académica, sino que también “vamos viendo que hay brechas que se expresan más adelante, contenidos que son más difíciles para muchos de nuestros y nuestras estudiantes, por lo que hemos trabajado en diferentes recursos para el aprendizaje, tutorías, tutoriales de autoaprendizaje, talleres, entre otros, donde las unidades académicas y de servicio son parte fundamental de ponerlo en marcha”, añade la directora. 

Otro aspecto fundamental es la inserción en la vida universitaria, el proceso de transición de la vida escolar a la universitaria y que marca la experiencia o trayectoria de cada estudiante, generando pertenencia, participación y bienestar de la comunidad universitaria, que es parte del proceso formativo y complementa lo curricular.  

“Hemos tenido que aprender a ver y explicitar dónde hay una diferencia, qué cosas me ponen en una situación distinta para lidiar con la universidad. Hay estudiantes que cuando sacan una mala nota concluyen que no son para la universidad, porque no les hemos dicho que es común que no saquen una buena nota al inicio. No se trata de que no te importe, pero tampoco que a partir de eso concluyas que la universidad no es para ti”, expresa Catalina García. Para apoyarles, dice, existen tutores pares y también tutores profesionales que forman parte del equipo de Inclusión. “Ellos nos han permitido distinguir ciertas variables que son relevantes, obtener retroalimentación, permitiéndonos pensar las mejores formas de acompañamiento”, añade. 

En este sentido, destaca que el trabajo que realizan busca generar acciones que sean universales, pero ateniendo a aquellas que requieren de una atención focalizada, actuando en aquellos casos que requieren apoyo. “Es para que sea equivalente, no para beneficiar: para hacerlo equivalente yo hago diferencias, porque en lo que no hago diferencias es en el objetivo que espero”, puntualiza la directora.  

Destaca, a su vez, la importancia de monitorear, evaluar y reportar los avances con miras a definir las mejores estrategias y apoyos para alcanzar la permanencia y graduación efectiva, sin perder la autonomía y responsabilidad de cada estudiante. Monitorear y evaluar significa desarrollar indicadores y objetivos medibles, que nos permitan desarrollar modelos evaluativos para responder a la pregunta sobre la calidad y el efecto de nuestras iniciativas, identificar para quiénes generan buenos resultados y qué estrategias deben ser mejoradas. Esto nos lleva a adaptarnos a los cambios y a innovar de manera pertinente. 

En este contexto, se han implementado las alertas tempranas, como una estrategia focalizada; y las alertas académicas, como estrategia institucional universal, de forma semestral. Evaluar y reportar, agrega, es una necesidad, pero también conlleva una responsabilidad, que involucra a todo el equipo que hay detrás para lograrlo, a los estudiantes involucrados, a unidades académicas y su profesores y profesoras, por lo tanto, es relevante comunicar, involucrar, contrastar y también agradecer. “Conocer todas las experiencias de estudiantes que experimentaron brechas, y que a pesar de las dificultades y al acompañamiento y recursos de todos, hoy son profesionales, a pesar de que involucra un gran trabajo de muchas personas, por supuesto que vale la pena y por eso es fundamental comunicarlo, compartirlo, porque también nos moviliza como comunidad y como país, nos permite ver que esto es necesario, es positivo y es muy satisfactorio”, afirma la directora de Inclusión. 

"La UC tiene un currículum y perfil de egreso y necesitamos cumplirlo. La pregunta para nosotros es qué tenemos que hacer distinto o complementario para que aquellos estudiantes que presentan brechas, barreras, que tienen poca accesibilidad a la información, puedan aprender en condiciones de equidad" - Catalina García, directora de Inclusión UC.

Cómo comprender la inclusión 

Equipo de la Vicerrectoría Académica mostrando en sus manos el documento de la actualización de la Política de Inclusión.
En 2023 se actualizó la Política Institucional de Inclusión, “en virtud de los aprendizajes adquiridos en la última década y que apunta a ofrecer una mirada institucional vigente y pertinente, desde la identidad católica de la UC", como dice el propio documento. (Fotografía: Dirección de Inclusión) 

“En 2014 se entendía la inclusión como permitir el acceso y financiamiento a personas con talento académico de bajos recursos. Actualmente, la noción es mucho más amplia y busca promover la diversidad y levantar barreras de participación. Es ahí donde surgen distintos grupos, por nivel socioeconómico, características socioculturales, discapacidad, entre otros”, explica Pablo González. 

Fue entonces que se dieron cuenta que la inclusión es algo mucho más amplio. “Construimos conceptualmente qué iba a ser la Inclusión en la UC, qué inspiramos, cuál es nuestra misión, desafíos y metas. Este fue, a mi parecer, un hito fundamental, ya que nos permitió dar un sentido a nuestras acciones, un hilo articulador que nos permite seguir construyendo, viendo qué necesitamos y qué tenemos. En definitiva, nos permitió hacer el trabajo de forma más eficiente, integrada y con mucho sentido”, expresa Catalina García, directora de Inclusión. 

A partir de esa definición conceptual se estableció una Política Institucional de Inclusión en 2014. Nueve años después, este documento se actualizó “en virtud de los aprendizajes adquiridos en la última década y que apunta a ofrecer una mirada institucional vigente y pertinente, desde la identidad católica de la UC, para continuar fortaleciendo la existencia de una comunidad auténticamente humana, que permita una mejor inclusión y continuar aportando a la sociedad con acciones concretas y atendiendo a su rol público”, afirma el documento.  

Revisa la política de inclusión actualizada

El documento define el ámbito de la política, considerando una ampliación paulatina de su campo de impacto desde el estudiantado hacia el resto de los actores de la comunidad universitaria, la consideración de barreras más allá del nivel socioeconómico y la discapacidad y no solo el acceso y primer año de vida académica y de comunidad.  “Esta política promueve una transformación institucional progresiva para favorecer la participación equitativa y enriquecedora desde y con una comunidad universitaria diversa, que favorecerá el crecimiento de la UC en esta materia como una universidad que se constituye en un espacio accesible, formativo, acogedor, seguro y amable, que se enriquece constantemente con quienes participan de ella”, afirma Catalina García. 

El trabajo también actualiza la definición de conceptos relevantes, tales como inclusión, diversidad, equidad, accesibilidad y participación plena y universal; junto con establecer cuatro ejes de desarrollo: comunidad diversa y accesible; acceso diverso y equitativo; proceso formativo y experiencia universitaria; y gestión y recursos para la inclusión. 

Diez años de aprendizajes 

En el marco de su décimo aniversario, la Dirección de Inclusión reunió en un documento los diez aprendizajes más significativos que han recogido en estos diez años de labor y que tienen que ver con: las orientaciones para instalar y gestionar programas de inclusión en Educación Superior; la importancia de tener diagnósticos y nivelaciones para apoyar el aprendizaje; el aporte de la inserción y de las tutorías de acompañamiento socioafectivo; especificidades del acompañamiento a estudiantes con discapacidad; las vías de admisión de equidad como una oportunidad de acceso; el valor de acompañar y aprender de las comunidades escolares; cómo promover la reinserción social a través de la educación en el Programa ELEDUC; el protagonismo del monitoreo y evaluación para profundizar la inclusión; la relevancia de las alertas académicas institucionales para el acompañamiento; y también responder a las necesidades de la comunidad estudiantil, con iniciativas como el uso del nombre social.  

Respecto de los próximos desafíos, Catalina García destacó que en la siguiente década buscarán construir un ecosistema inclusivo involucrando a todos los estamentos y quehacer; instalar capacidades y transformar prácticas; promover la familiaridad con la diferencia y fomentar puntos de encuentro; fortalecer la necesaria y positiva existencia de encuadres y límites formativos y cuidadosos; usar la evidencia sistemáticamente, orientando las decisiones y acciones movilizadoras; atender las creencias y navegar resistencias; junto con potenciar a aquellos agentes de inclusión que existen al interior de la comunidad UC. 

Revisa la nota "Los 10 hitos de los 10 años de la Dirección de Inclusión UC"

Relatos de Inclusión: las voces de la comunidad

Son 46 testimonios de estudiantes, exalumnos, administrativos, profesionales y académicos sobre cómo vivimos la inclusión al interior de la comunidad UC. La invitación de la Dirección de Inclusión era escribir una historia que les permitiera reencontrarse con algún momento o persona que los hubiera marcado durante su experiencia universitaria, con el objetivo de construir un relato que pudiera graficar cómo es integrar la UC.

Después de un año de edición, en que los autores de los testimonios seleccionados recibieron talleres narrativos y orientaciones literarias, el resultado fue "Relatos de Inclusión", un libro de 228 páginas, publicado por Ediciones UC en 2019. Estas diversas voces muestran que la Universidad es un espacio en el que el conocimiento no se compone solo del “saber”, sino también de la relación con otros en la experiencia universitaria.

"Son -como afirma el rector Ignacio Sánchez en la presentación del libro- una manera de recoger de forma concreta ejemplos de aquello que hemos estado promoviendo en estos años a través del plan de desarrollo. La Universidad valora la riqueza de la diversidad y busca que todos puedan participar de forma equitativa y plena”. Como expresó en su momento la directora de Inclusión, Catalina García: "Me pongo en el lugar de quienes están contando esa historia, me asombro con las cosas que otros han hecho por encontrar un lugar o por acoger a alguien. Ya es tiempo de que estas valiosas historias sean conocidas e inspiren a muchos más a ser agentes activos de inclusión de nuestra comunidad UC en constante aprendizaje”.

El libro se encuentra disponible en Ediciones UC


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