Doctor en Artes UC acerca el sonido patrimonial del organillo chileno a orquestas juveniles
"Concierto Errante para organillo y orquesta" es el nombre de su primera composición, que ya está en streaming, en que el doctor en Artes René Silva mezcla el sonido popular de estos carritos de madera que todavía se ven en algunas calles de Chile, con la música clásica. Conoce más sobre su proceso creativo, que lo ha llevado desde la música punk a estrenar esta pieza con el clan de organilleros Lizana y jóvenes de la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles.
Una de las primeras alertas la emitió el escritor José Donoso, cuando en 1972 anunció la muerte del organillo chileno en una nota de prensa que publicó en la Revista Ercilla. Pero afortunadamente su miedo no se concretó y hubo una persona que pudo heredar aquella tradición de la música popular que recorre distintas plazas y calles a lo largo del país desde que estos instrumentos llegaron desde Alemania, a mediados del siglo XIX.
Esa persona fue Manuel Lizana (1949-2021), con quien René Silva trabajó su proyecto de Práctica Artística como Investigación (PaR) durante su paso por el Doctorado en Artes UC. Ese joven Lizana, aprovechó que compartía el mismo terreno en Gran Avenida donde vivía uno de los últimos técnicos expertos en arreglar y mantener funcionando los organillos, Enrique Venegas (1909-1981), y lo miraba trabajar a escondidas en su casa-taller.
Así que instalados en el taller de la familia Lizana, con el padre y el hijo de Manuel, también organilleros, René Silva comenzó a meter las manos en los instrumentos y a experimentar con los sonidos y efectos que provocaba a través del gesto físico. Ejercicios que culminaron con la primera parte del "Concierto Errante para organillo y orquesta" que está disponible en streaming (Spotify, YouTube Music, Apple Music).
Para explicar su gusto por mezclar la música popular y la música docta, René Silva cita su origen. "Mis comienzos fueron totalmente autodidactas", indica, ya que él no venía de una familia de músicos y sus primeros acercamientos a los instrumentos fueron a través de artistas callejeros, como organilleros y chinchineros, y para aprender, los cancioneros populares, que derivó en la conformación de una serie de bandas punk durante la década de los 90'.