Edadismo: una discriminación que afecta aún más a los adultos mayores en pandemia
Restarle importancia a su aporte social y laboral, infantilizarlos a través de “abuelito”o “abuelita”, son algunas formas de discriminar a las personas de más edad. Este grupo etario, uno de los más restringidos durante esta crisis sanitaria, puede estar también entre los más dañados en su salud mental.
En una sociedad que asigna un valor más elevado a la juventud que a la tercera edad, esta última suele sufrir un cierto tipo de discriminación, un concepto denominado ageísmo (si se adapta desde el inglés) o edadismo.
“Es un tipo específico de discriminación por edad. Es algo que en el último tiempo ha estado bien presente, hay organizaciones y fundaciones dedicadas a visibilizar los edadismos y está muy presente en redes sociales”, reflexiona Constanza Briceño, terapeuta ocupacional y secretaria de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile.
A veces ese tipo de discriminación puede expresarse en costumbres, en apariencia, no nocivas. Pero cosas como el lenguaje que rodea a las personas mayores puede terminar provocando un efecto de desvalorización, como al llamarlos abuelitos, abuelitas. En el caso concreto de la pandemia, muchos se sintieron discriminados por las restricciones especiales que existían para personas mayores de 75 años.
Quienes se acercan a la tercera edad, también, comienzan a ver cómo es cada vez más difícil encontrar trabajo. En especial algunos adultos mayores que están laboralmente activos, ya sea por interés personal o, como una gran mayoría, por necesidad económica.
“Las oportunidades tienen que ser iguales o lo más parecidas posible para toda edad y sin hacer discriminación por edad”- Constanza Briceño, terapeuta ocupacional y secretaria de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile.
Fuera de esa aflicción laboral, durante la pandemia los adultos mayores tuvieron que enfrentar además un duro aislamiento físico y social.
“Este es un grupo heterogéneo, no todos tienen las mismas posibilidades, muchos viven en lugares pequeños. En el corto o mediano plazo, se van a ver las consecuencias del aislamiento en el nivel físico y de salud mental”, dice Briceño.
En nuestro país, existe un mayor número de mujeres pertenecientes a la tercera edad que viven solas. También es común en Chile que muchos adultos mayores se hagan cargo de sus nietos y nietas. En esos casos, puede que los niños o niñas tengan la imagen física de un adulto mayor asociado a alguien encorvado, con dificultad para mirar, escuchar.
“Debemos prepararnos para nuestra vejez e ir cambiando la construcción social tan negativa que tenemos hacia el envejecimiento. En las familias, ellos van adquiriendo roles que tradicionalmente no están asociados a su rango etario pero que han tenido que ir asumiendo”, enfatiza Briceño.