Edición especial de Revista Universitaria reflexiona sobre el proceso constituyente
El país está próximo a redactar una nueva Constitución. Una que será escrita en paridad y por ciudadanos elegidos democráticamente de forma inédita en el mundo. Este hecho, que ha acaparado la atención internacional, es abordado en un número especial de Revista Universitaria, dedicado completamente a revisar este proceso desde diferentes miradas.
“El anhelo constitucional ha surgido a partir de una expresión popular de necesidades no satisfechas. De una sociedad en busca de la felicidad. Es un desafío mayor, ya que deseamos construir un país más feliz y para ello es necesario dialogar y juntos encontrar el sentido a nuestra razón de ser. Pareciera ser que la receta está en entender que el ser humano es un individuo comunitario, que logra su plenitud al estar en relación con el otro”, afirma el rector Ignacio Sánchez en el editorial, dice el rector en la nueva edición de Revista Universitaria.
“El anhelo constitucional ha surgido a partir de una expresión popular de necesidades no satisfechas. De una sociedad en busca de la felicidad" - rector Ignacio Sánchez.
La revista, que además incluye a destacados artistas nacionales en su propuesta visual, ha sido dividida en tres partes. La primera aborda el origen del constitucionalismo, con sus raíces griegas, romanas, anglosajonas y cristianas. En la segunda parte, se reflexiona sobre lo que cambia y lo que persiste en todo texto constituyente, ya que la flexibilidad es el motor que garantiza el diálogo entre tradición e innovación. De ella depende la posibilidad de futuras reformas, que vayan a la par de los tiempos y su legitimidad ante el pueblo.
En la tercera parte se establece que hay materias que se mantendrán relativamente estables en el nuevo texto. Esta continuidad está dada por los así denominados pilares fundamentales de toda Constitución. Son cuatro principios políticos y jurídicos que operan como fundamento del constitucionalismo moderno: la democracia, el republicanismo, el Estado de Derecho y la división de poderes.
¿Cómo construimos una sociedad más feliz?
Entre los artículos destaca una entrevista al profesor Antonio Bentué, doctor en Teología, quien responde a la pregunta sobre cómo construimos una sociedad más feliz, y nos señala que desde el mundo católico, la felicidad tiene como base la solidaridad, donde el éxito se da a partir de una relación correcta con los demás; vale decir una cultura de servicio a la sociedad. Remontándose a la historia grecorromana, la decana de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales de la Universidad Andrés Bello, María Gabriela Huidobro, también analiza el proceso constituyente a la luz de las culturas clásicas y nuevamente la clave estaría en no perder de vista que las decisiones y reflexiones deben sustentarse en buscar el bien de la polis.
Por su parte, el abogado y académico de Derecho Constitucional, Arturo Fermandois, revisa este momento desde la perspectiva jurídica e histórica, y en su reflexión coincide en que una nueva Carta Magna es posible si logramos construir un consenso político y recuperamos la fraternidad cívica.
Así también el historiador y Premio Nacional 2020, Iván Jaksic, explica que recién en 1823 el país asumió el título de república. Desde entonces -cuenta- ha crecido esa dimensión en un país que, ante la tarea de elaborar una nueva Constitución, debe hacerse cargo de demandas de una sociedad mucho más compleja. “La ciudadanía hoy busca un papel más cercano por parte del Estado, mayores protecciones ambientales, un piso mínimo de seguridad y valores más intangibles como la dignidad y la cohesión social. Una tarea pendiente es la integración de las regiones”, establece.
Otro tema importante es la participación de los pueblos originarios. Entrevistado por la directora de la Escuela de Periodismo, Eliana Rozas, el historiador e investigador del Centro de Estudios Interculturales e Indígenas, Sergio Caniuqueo, anhela que Chile sea considerado en esta Carta Fundamental como un Estado plurinacional, donde los pueblos originarios pasen a ser parte de un Estado que reconozca la cultura de estos pueblos y sus derechos.
En el mismo texto, la actriz, dramaturga, guionista y escritora Nona Fernández, se refiere a la relevancia del tema de la cultura, que no es propiedad de los artistas, sino de toda la ciudadanía. A su juicio, la centralización obstaculiza la diversidad: “Como tenemos un Estado centralizado, los programas culturales surgen de él y son intercambiables a todos los espacios que, sin embargo, son distintos. Entonces, esos programas deben salir de los propios territorios, los cuales deben tener una mayor participación”, asegura.
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