Egresada de Medicina Sofía Villagrán recibe el Premio Espíritu UC 2023
La estudiante de Medicina se dedicó durante sus seis años de pregrado a participar y liderar una serie de proyectos sociales. Asegura que no imagina su vida sin llevar la salud a quienes más lo necesitan.
Cuando Sofía Villagrán (24 años, Medicina) recibió la llamada del rector Ignacio Sánchez para contarle que había ganado el Premio Espíritu UC, le costó un poco creerlo. Estaba concentrada estudiando para el Eunacom (el examen que deben rendir todos los egresados de Medicina del país), programado para unos días después, y cuando al fin se dio cuenta del significado de la llamada, admite que lloró de emoción.
“Fue muy lindo saber que se reconocía todo el cariño y el amor que tengo por la medicina, y por lo que significa para mí en términos de servir a la sociedad”, dice la egresada.
Hija de padres kinesiólogos, el área de la salud fue siempre su primera opción a la hora de elegir qué estudiar. Era también el área donde creía que más podía expresar su vocación de servicio. “Cuando entré a Medicina quise participar en la mayor cantidad de actividades para ver qué me gustaba”, recuerda Sofía, buscando la razón de los múltiples proyectos en los que participó.
“Quizás no voy a cambiar el mundo, pero sí puedo aportar con un granito de arena” - Sofía Villagrán, Premio Espíritu UC 2023
Al que más se dedicó fue a Muévete por la Salud, una iniciativa integrada por los alumnos de la facultad que apunta a mejorar la salud de diferentes comunidades rurales. También fue vocal del área de responsabilidad social del Centro de Alumnos de Medicina, puesto desde el cual se preocupó de dar a conocer la realidad de los inmigrantes al resto de los estudiantes de la unidad, teniendo en cuenta que parte de los pacientes que los alumnos van a atender son extranjeros. Además, trabajó con la Fundación Nuestra Calle, entregando desayunos a personas sin hogar.
“Quizás no voy a cambiar el mundo, pero sí puedo aportar con un granito de arena”, dice Sofía, quien cuenta que aunque al principio no se consideraba “alguien con mucha personalidad”, el participar en los proyectos y prepararse para dar lo máximo en ellos la ayudó a crecer y desarrollarse. De hecho, cuando estaba en tercer año la nombraron jefe del proyecto Muévete por la Salud.
Aunque puede parecer que tener tantas ocupaciones y además ser una estudiante destacada es un desafío difícil, Sofía afirma que nunca se sintió sobrecargada: “Podía estar estudiando todo el día y en la tarde ir a una reunión del proyecto Muévete. Al salir me sentía recargada de energía. O iba a los trabajos de invierno y al regreso sabía que todo había valido la pena”, recuerda y continúa:
“Estoy muy feliz con mi paso por el pregrado. Me faltaron años para hacer más cosas. No me arrepiento de nada”, recalca.
Las ganas de aportar de forma más profunda la hicieron buscar en la política universitaria una manera de generar mayor impacto. Es así como postuló, por el movimiento Solidaridad, al cargo de consejera territorial, aunque la pandemia frustró la elección.
El pandemia y el Equipo de Protección Personal (EPP)
Y si bien el Covid-19 significó muchos cambios, en el caso de Sofía las cuarentenas no encerraron su vocación social. Aprovechó esos meses para tomar por su cuenta cursos online para formarse en temas relacionados con la salud de comunidades alejadas, además de organizar proyectos de acompañamiento telefónico a familias.
También impulsó una iniciativa para humanizar la atención médica a los pacientes hospitalizados a través de una sencilla medida: que los doctores, enfermeras y auxiliares usaran una foto de su rostro adherida a su EPP (Equipo de Protección Personal): “La idea era que los pacientes se sintieran un poco más acompañados, ya que debido a las mascarillas solo conocían las voces de su equipo médico”.
Sofía reconoce que nada de lo que ha hecho habría sido posible sin el respaldo incondicional de su entorno, especialmente sus padres, su pololo y sus compañeros de Muévete por la Salud. “Mi familia ha sido muy importante para mí. Mis papás me apoyaron en todas mis actividades, nunca me coartaron o me dijeron que me enfocara solo en los estudios. También fueron un gran ejemplo, el ver la preocupación que tenían por sus pacientes, me inspiró a hacer lo mismo”, relata.
Por estos días, Sofía Villagrán espera los resultados de su postulación a la especialidad de Dermatología. En el futuro, sueña con seguir ligada a la UC y ojalá ser docente. “Además, no puedo imaginar mi vida sin lo que he estado haciendo: realizando operativos para llevar la dermatología a sectores alejados donde no llegan especialistas”, añade.
-Sofía, ¿cuál es la clave para compatibilizar estos dos mundos, el de los estudios y la vocación social?
-“Creo que es encontrar algo que valga la pena. Y siento que todo lo que hice valió completamente la pena”.