El legado de Canal 13 a la Universidad Católica
No sólo ayudó a la universidad a llegar a los hogares de todo Chile, sino que le permitió por seis décadas incrementar su impacto en la sociedad. A través de Canal 13, la UC expandió sus niveles de conocimiento e influencia más allá de sus alumnos y exalumnos, efectuando invaluables aportes en los campos de la información, la educación, la cultura, la divulgación científica y la entretención.
El llamado «angelito» de Canal 13, ese símbolo que todo un país asociaría por décadas a la Corporación de Televisión de la Pontificia Universidad Católica de Chile, fue una idea que impulsó el rector eclesiástico Carlos Casanueva. Poco más de una década había transcurrido desde que Germán Becker consiguiera, a petición de monseñor, el apoyo de distintos ingenieros para transmitir los primeros programas de televisión a través de un circuito cerrado a fines de 1952.
En la histórica sesión del Consejo Superior del 17 de diciembre de 1954, se informó que el Departamento de Investigaciones Científicas y Tecnológicas contaba con el equipo y especialistas para instalar una estación experimental de televisión en el cerro San Cristóbal. El consejo autorizó facilitar los trámites con el Estado, hecho que permitiría a la postre instalar la antena en 1959.
Así como el canal nació y creció bajo la influencia de distintos miembros de la comunidad UC, con el paso de los años la propia estación influenciaría a la universidad desde su rol público y de medio masivo.
«Nos sentimos orgullosos y agradecidos de todos los aportes que Canal 13 efectuó a la universidad y a Chile, y de los vínculos que construimos con la sociedad chilena durante esta trayectoria», dijo el rector Sánchez en su carta sobre la salida de la UC de la propiedad del canal.
Más cercanía con el país
Una de las grandes críticas que estudiantes y académicos realizaban a la universidad previo a la reforma universitaria del año 67, radicaba en su lejanía con la realidad nacional. Si bien la corporación de televisión fue creada a fines de la década del 50, sería con el mundial de fútbol efectuado en Chile en 1962 que la televisión aterrizaría en los hogares de todos los televidentes. De ahí que no pocos expertos consultados consideren de forma unánime que si Canal 13 le dio algo a la UC en sus orígenes, fue una visibilidad que ninguna otra institución de Educación Superior tendría en las décadas venideras.
El canal le ha dejado a la universidad “un montón de preguntas acerca de la forma de aproximarse a la sociedad, a los grandes temas del país”, sostiene la académica Eliana Rozas, antigua directora ejecutiva de la señal católica, quien expresa: “La universidad es el espacio de la racionalidad, de la reflexión. Y la televisión, no es que esté en las antípodas, pero conversa muy bien con lo que es muy funcional a la tele, el lenguaje de las emociones”.
Ya antes de la reforma en la UC, Canal 13 respondería al mensaje del Concilio Vaticano II en torno a la universalidad y a la necesidad de llegar a todos sin distinción. «El canal construyó una relación afectiva (con el país)», asevera Valerio Fuenzalida, teólogo y académico de la Facultad de Comunicaciones, experto en televisión. Ahora el desafío para la universidad, señala Fuenzalida, consiste en ver «cómo reconstruir ese lazo».
Proyectos precursores
Durante casi seis décadas la UC, a través de Canal 13, realizó valiosos aportes al país al proyectar hacia la sociedad el quehacer de la universidad siendo este medio una eficaz plataforma de educación, entretención, reflexión y pluralismo. Una de las motivaciones que había tenido la universidad para crear una estación propia de televisión era fortalecer las labores de extensión cultural de la institución.
Y en cumplimiento de la misión para la cual había sido creado, -se fundó con una finalidad educativa-, Canal 13 desarrolló exitosos proyectos formativos. En el año 1968, cuando su director ejecutivo era Eleodoro Rodríguez Matte, se impulsaron proyectos educativos como Teleclub Juvenil, Esta Mujer Eres Tú, Colorín Colorado y Clases Alegres. Pero el más significativo de ellos llegaría a ser Teleclases, un programa enfocado en el apoyo de la enseñanza de los últimos cursos de básica a través de las pantallas de la estación.
Esta iniciativa se creó después de que los directivos del canal asistieran III Congreso Internacional de la Unión Europea para la Radio y Televisión Educativa celebrado en París en 1967, tres meses antes de la reforma de la UC. La experiencia de estos programas educativos, especialmente de Teleclases, fecundaría el éxito de TELEDUC, creado en 1977. Este proyecto de educación universitaria a distancia estaba dirigido a profesionales, estudiantes de último año de educación media y público general. Los cursos-programa eran emitidos semanalmente por la señal en espacios de no más de 25 minutos de duración.
Íconos
Además de los destacados logros en el campo de la educación masiva, varios programas de Canal 13 se convirtieron en referentes. El área dramática tubo una fructífera creación que consolidó en la pantalla la carrera de actores egresados de la UC. Y en la memoria colectiva de algunas generaciones de chilenos quedaron impresas como símbolos de una época y de una identidad compartida, teleseries como “La Madrastra” y “Machos”, por mencionar algunas.
En el área de entretención hubo programas que extendieron su área de influencia incluso a la región latinoamericana. Fue el caso de Sábados Gigantes, cuya ascendiente superó las fronteras. La estación también divulgó la ciencia y la tecnología mediante visionarias propuestas, siendo uno de sus exponentes el programa de reportajes “Mundo”, del periodista Hernán Olguín.
En el debate de ideas fueron determinantes programas como “A esta hora se improvisa”, nacido en el año 1969, y “De cara al país”, espacio pluralista que a fines de los años 80 fue una instancia de análisis y apertura en un momento de importantes definiciones. La investigación periodística acorde a los estándares de rigurosidad propendidos por la Escuela de Periodismo de la UC, se plasmó en programas como “Contacto”.
La trascendencia de los programas de Canal 13 en la cultura, la entretención, la reflexión sobre asuntos públicos, y la difusión de las ciencias, están relatados en el libro “Los primeros 50 años de la televisión chilena”.
Financiamiento
Por muchos años Canal 13 contribuyó de manera significativa en lo económico a la universidad.
Según explica Matko Koljatic, vicerrector económico en los años 90, Eleodoro Rodríguez Matte se comprometió a traspasar un 30 por ciento de las utilidades del canal a la UC para efectos de nueva infraestructura. “Así, todos los años se le traspasaba a la institución ese porcentaje. Y eso debe haber durado entre el año 90 y el año 98”. Muchas obras se levantaron con esos fondos, y el grueso de ellas perteneció a San Joaquín. En este campus, se hizo todo un plan de arborización y urbanización. “Se invirtió en campus Oriente y Lo Contador, pero donde más llegaba la inversión, porque la UC empezó a crecer, era San Joaquín. Por eso hacia allá se empezaron trasladar unidades”, recuerda el vicerrector económico entre 1994 y 1998, Arturo del Río. “Por lo menos durante diez años fueron cerca de US$ 10 millones, más o menos US$ 100 millones en una década”.
Uno de los proyectos donde el aporte de Canal 13 a la universidad fue especialmente significativo corresponde a la construcción del edificio de la Clínica de la Universidad Católica, ubicado frente al decanato de la Escuela de Medicina.
Una placa de piedra recuerda hoy esa contribución, con el mensaje fechado el 9 de noviembre de 1989: “Agradecemos el aporte de la Corporación de Televisión de la Universidad Católica de Chile para la Construcción de este edificio”.
Palabras al cierre
Si bien nuestra relación con Canal 13 no estuvo exenta de dificultades en lo referente a la línea editorial, como comunidad nos sentimos orgullosos y agradecidos de todos los aportes que el canal efectuó a la universidad y a Chile.
En el año 2010 y ante una significativa deuda económica que ponía en riesgo la viabilidad del canal, la Universidad Católica vendió el 67% de su propiedad, manteniendo una participación minoritaria del 33%. Y en 2017 se resolvió la venta de ese porcentaje final.
Las sostenidas pérdidas de la industria y, en específico, la grave situación financiera de la televisión, hicieron inviable para el plantel seguir como un actor vinculado al desarrollo de la señal.
Se consideró una decisión dura y difícil, pero adecuada y responsable para la UC, tanto de cara a Canal 13 como frente al proyecto académico de la universidad.