Profesor de la Escuela de Arquitectura será el curador del pabellón de Chile en la Bienal de Venecia 2020
El académico de Arquitectura UC, Emilio Marín, fue el ganador del concurso de ideas convocado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, con su propuesta “Reparación: arquitecturas de acción y experiencias de lo cotidiano”.
photo_camera La intervención encabezada por Marín es una muestra curatorial y expositiva del caso de la población José María Caro, ubicada en la comuna de Lo Espejo. Revisa su historia, sentido comunitario y que proyecta para el futuro. (Foto: Ari Espay)
¿“Cómo vamos a vivir juntos?” (“How we will live together?”), es la pregunta a la que, de manera creativa y original, responde el proyecto presentado por el arquitecto Emilio Marín, que resultó ganador para ser el curador del Pabellón de Chile en la 17° Bienal de Arquitectura de Venecia 2020.
A través de un concurso público y abierto convocado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, se seleccionó este proyecto que propone cruces interdisciplinarios y un proceso de participación activo de la comunidad.
La intervención encabezada por Marín es una muestra curatorial y expositiva del caso de la población José María Caro, ubicada en la comuna de Lo Espejo, de la Región Metropolitana, donde se revisa su historia, se recoge su sentido comunitario y se proyecta su futuro.
“Para explicar la obra es necesario decir que nosotros entendemos la memoria colectiva como un hecho fracturado y disperso, que puede ser mediada a través de una narrativa pictórica, histórica y arquitectónica, con el fin de poder tener una lectura coherente, a pesar de tener muchas voces disonantes”, advierte el profesor del Magíster en Arquitectura UC. La historia de la población está llena de matices y su desarrollo se sustenta, en gran parte, por los lazos sociales y afectivos que hay entre todos los vecinos.
De lo local a lo universal
La pregunta que plantea la bienal es una reflexión sobre los procesos de “cómo hemos vivido -y sobrevivido- como comunidad y sociedad. En ese sentido, esta población es un caso emblemático de asentamiento e integración urbana, que ha resistido por más de 60 años”, afirma el arquitecto.
Pero la propuesta no es solo la respuesta a la pregunta de la bienal, sino que también, desde una mirada histórica hacia un trozo de ciudad, “revisa de una manera más profunda o menos superficial nuestra contingencia. Por eso es importante entender que la propuesta funciona en distintas dimensiones, donde un caso local se puede volver universal”, enfatiza Marín.
La obra denominada “Reparación: arquitecturas de acción y experiencias de lo cotidiano” propone dos espacios y utiliza 500 pinturas que relatan acontecimientos de los pobladores, en un arco temporal amplio de pasado, presente y futuro.
Los relatos polifónicos que convergen en un solo espacio neutral, están realizados por estudiantes de Arte que recurren a la pintura, un medio expresivo versátil, para proyectarla en isométrica (herramienta tradicional heredada de la representación arquitectónica).
De esta forma, se alude a referentes artísticos tradicionales como las ilustraciones japonesas de La novela de Genji Monogatari, de principios del siglo XI, o las arpilleras chilenas del siglo XX.
Más que un pabellón como soporte para paneles informativos, la intervención se entiende como una obra donde la economía del montaje reúne relatos disonantes presentes en una comunidad específica.
La propuesta arquitectónica de Emilio Marín destaca, además, por contar con un equipo curatorial de carácter interdisciplinario, y está compuesto por Rodrigo Sepúlveda como co-curador, el artista Pablo Ferrer, el historiador Juan Radic, la diseñadora gráfica María Gracia Fernández, el arquitecto Pablo Brugnoli en el montaje y Victoria Campino en la iluminación.
La propuesta (la historia de la población José María Caro) para la bienal “revisa de una manera más profunda o menos superficial nuestra contingencia”, enfatiza Emilio Marín.
