Científicos realizan experimentos en el Canal de Chacao y el Estrecho de Magallanes
El objetivo es conocer qué tipo de organismos se incrustan en las estructuras sumergidas, en diversos materiales y diferentes épocas del año. El banco de pruebas donde se llevan a cabo la mayoría de los experimentos del proyecto Biofouling es la Estación Costera de Investigaciones Marinas (ECIM–UC), en Las Cruces. No obstante, desde 2018 los científicos se encuentran tomando muestras en la zona del Canal de Chacao, específicamente en Isla Doña Sebastiana y Punta Chocoy.
Tanto en Chile como en el mundo, encontrar soluciones amigables con el medioambiente para el desarrollo de la energía marina es uno de los desafíos más importantes con que debe lidiar esta incipiente industria. Conscientes de ello, expertos del proyecto Biofouling del Centro de Investigación e Innovación en Energía Marina (MERIC), realizaron durante el verano recién pasado campañas de muestreo en el Canal de Chacao y el Estrecho de Magallanes, lugares reconocidos por su gran potencial energético gracias a la fuerza de sus corrientes. Para ello, realizaron diversos estudios con el objetivo de conocer qué tipo de organismos se incrustan en las estructuras sumergidas, en diversos materiales y diferentes épocas del año.
El biofouling consiste en la colonización de organismos, plantas, algas y animales marinos, que deterioran la superficie o impiden el funcionamiento de todas estructuras construidas por el ser humano que son sumergidas en ambientes acuáticos. Barcos, plataformas, jaulas de cultivo, boyas, entre otros, son los más afectados.
“Desarrollar soluciones no contaminantes al biofouling o incrustación de organismos invasores es un paso crucial para el desarrollo de la energía marina en Chile y, por lo tanto, para convertir al país en uno de los principales contribuyentes al desarrollo de las energías limpias a nivel mundial”, afirma el profesor Sergio Navarrete, investigador principal del proyecto y académico de la Facultad de Ciencias Biológicas, siendo la UC la casa de estudios co-ejecutora del centro MERIC.
El biofouling es un fenómeno natural que consiste en la colonización de organismos, plantas, algas y animales marinos, que deterioran la superficie o impiden el funcionamiento de todas estructuras construidas por el ser humano que son sumergidas en ambientes acuáticos. Barcos, plataformas, jaulas de cultivo, boyas, tuberías, aparatos de investigación, son hoy los más afectados. Tal es el perjuicio que puede causar el biofouling que, según estimaciones de la Armada de Estados Unidos, la incrustación de organismos en los cascos de sus navíos genera un aumento en el consumo de combustible de hasta un 75% al cabo de seis meses.
Investigación y campañas de muestreo
El banco de pruebas donde se llevan a cabo la mayoría de los experimentos del proyecto Biofouling es la Estación Costera de Investigaciones Marinas (ECIM–UC), en Las Cruces. No obstante, desde 2018 los científicos se encuentran muestreando la zona del Canal de Chacao, específicamente en Isla Doña Sebastiana y Punta Chocoy. En enero de 2019 viajaron nuevamente a la Región de Los Lagos, campaña donde renovaron los marcos y las cuerdas de sus experimentos, instalando también un nuevo ensayo consistente en el anclaje de marcos con placas de 10cm2, con distintos materiales y superficies.
“Desarrollar soluciones no contaminantes al biofouling o incrustación de organismos invasores es un paso crucial para el desarrollo de la energía marina en Chile y, por lo tanto, para convertir al país en uno de los principales contribuyentes al desarrollo de las energías limpias a nivel mundial”- Sergio Navarrete, investigador y académico Ciencias Biológicas UC
Además, este año los expertos de MERIC sumaron un nuevo desafío a su proyecto. Esta vez se trasladaron hasta el Estrecho de Magallanes, lugar donde junto a investigadores de la Universidad de Magallanes (UMAG), instalaron una línea de alta tenacidad (cuerda de alta resistencia) anclada a 55 metros de profundidad, la que cuenta con marcos con placas de acrílico captadoras de biofouling expuestas a 5m, 15m, 20m y 35 metros bajo la superficie.
“Los materiales que se emplean en la construcción de cualquier estructura marina, ya sea para la extracción de energía marina, puertos o acuicultura, captan gran cantidad de micro y macroorganismos, los que a través del tiempo generan corrosión e incrementan el peso de éstas. Por esta razón, es importante conocer qué tipo de organismos se incrustan y a qué profundidades, entregando así mayor viabilidad a futuros proyectos”, afirma Erasmo del Valle, investigador del proyecto Biofouling de MERIC y participante de ambas campañas.
Esta intensa campaña ejecutada en el extremo sur del país incluyó la medición de una gran cantidad de variables físicas-hidrográficas, participando en ella expertos nacionales y extranjeros liderados por el profesor Cristian Escauriaza de MERIC UC. Asimismo, esta investigación complementa el trabajo sobre biofouling han desarrollado los profesores de la UMAG, Erika Mutchke y Carlos Ríos, expertos en fauna marina y colaboradores de MERIC.
Esta intensa campaña ejecutada en el extremo sur del país incluyó la medición de una gran cantidad de variables físicas-hidrográficas, participando en ella expertos nacionales y extranjeros liderados por el profesor Cristian Escauriaza de MERIC UC.
La línea de investigación que lidera el profesor Sergio Navarrete ha enfocado sus esfuerzos en el estudio de tres zonas de gran impacto para el futuro de la energía marina en Chile. La bahía de Cartagena, el Canal de Chacao y el Estrecho de Magallanes, son los lugares elegidos por los científicos para realizar sus experimentos, los que esperan contribuyan a la creación de planes de cuidado efectivos para los materiales involucrados en la extracción de energía marina.