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Roberto González, psicólogo social:

“Es muy esperable que a contar del 1 de octubre la gente siga usando mascarilla debido al riesgo"


El académico de la Escuela de Psicología UC y presidente de la Sociedad Internacional de Psicología Política, habló con el diario Las Últimas Noticias sobre el cambio en los protocolos sanitarios implementados durante la actual pandemia, el fin de la regulación del uso de mascarillas, y la posible conducta social que pueda ocurrir antes estas nuevas normas. Te invitamos a leer la nota.

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photo_camera A partir de este sábado 1 de octubre, ocurrirá uno de los mayores cambios en los protocolos sanitarios implementados durante la pandemia del Covid-19. Crédito: Karina Fuenzalida.

Volver a la normalidad, dice el psicólogo social Roberto González Gutiérrez, significa regresar a las antiguas normas, a una sociedad sin mascarillas, sin aforos y con nosotros dispuestos a salir del anonimato enmascarado, sin temor a la sanción pública.

"Cuando llegó la pandemia las autoridades tuvieron que crear nuevas normas para relacionarnos, literalmente. Pusieron una serie de restricciones a nuestras conductas habituales que apuntaban esencialmente a una cosa: que las personas no se juntaran para evitar el riesgo de contagio. Desde ese punto de vista se instaló una nueva norma que era el uso de las mascarillas”, describe el investigador principal del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES) y académico de la Escuela de Psicología de la Universidad Católica.

“Es bueno que la gente sepa que no hay que hostigar a otros por usar mascarilla”- Roberto González, académico UC

González, quien es doctor en Sicología de la Universidad de Kent en Reino Unido, recuerda que cuando se produjo la primera liberación de la mascarilla en abril de este año, que fue en los espacios abiertos, muchas personas siguieron usándola en la calle, pese a que ya no era obligación.

 

"La adherencia a esta norma es muy fuerte, es más fuerte de lo que uno cree", asegura Roberto González sobre la posible continuación del uso de las mascarillas.

¿Qué cree que pasará el 1 de octubre, doctor?
Un fenómeno muy esperable que ocurra es que la gente siga usando mascarilla debido al riesgo. Hay muchas personas que no se han enfermado de Covid, que tienen familiares vulnerables y no quieren exponerlos. La adherencia a esta norma es muy fuerte, es más fuerte de lo que uno cree. Esto no va a ser como que nos estuvieran liberando de una opresión.

A varios nos gustan las normas, ¿por qué?
Las normas nos traen certezas, reducen la incertidumbre. Finalmente uno está apegado a algo, lo cumple y se siente bien. No le produce estrés. Cuando uno quiere una norma se siente cómodo.

A ver, explíquelo.
Por dos razones. Primero, porque quebrar las normas significa quebrar a quienes monitorean las normas. En este caso son otras personas. Cuando una persona se sacaba la mascarilla en el Metro, inmediatamente los otros miraban.

¿Control Social?
Exacto. Es lo que llamamos control social de la norma. Cuando uno bota basura en el Metro, la gente inmediatamente puede confrontarme porque es un espacio que tiene ciertas normas de operación.

¿Es más común quebrar las normas o respetarlas?
Lo que estudiamos en sicología y otras áreas es que las personas tendemos a mantener más que a quebrar las normas. Eso es mucho más común que quebrarlas. Y cuando están arraigadas, requiere tiempo construir normas nuevas.

¿Por qué cuesta tanto quebrar normas, doctor?
Porque las normas se construyen socialmente. Hay dos tipos de normas internas subjetivas. La primera tiene que ver con que la conducta de los otros me informa lo que debo hacer. Uno ve que los otros usan mascarillas e inmediatamente me la pongo. Simplemente se observa la conducta de otros y uno infierne la norma. Eso se llama norma descriptiva porque describe la conducta que es deseable.
En resumen, la descriptiva tiene que ver con hacer lo que otros hacen porque si no lo hago el grupo me sancionará.

¿Y la otra?
La otra norma es la prescriptiva, que considera que es valioso que uno la siga. Uno percibe que los otros valoran que me ponga la mascarilla y por eso me la pongo. Tiene que ver con el deber ser. Es una norma que prescribe mi conducta.

¿Qué pasará ahora con la sanción social?
El control social opera cuando la norma es usar la mascarilla. Ese control social ahora se va a dividir porque no se podrá invocar. No lo exigirá la autoridad sanitaria ni nadie. Va a perder legitimidad porque no tiene refuerzo y pierde la calidad el argumento. Es bueno que la gente sepa que no hay que hostigar a otros por usar mascarilla, que no incomode a otros para que la usen y que no fuerce a otros a sacársela. Ser empáticos.

Será impactante ver caras.
Por cierto. La cara de las personas es el elemento fundamental de presentación, con el cuerpo uno transmite mucha información y las emociones que se expresan de manera no verbal tienen como principal vehículo el rostro. Por eso cuando uno ve una cara que irradia felicidad se contagia. En cierta medida la mascarilla nos construye un cierto anonimato y nos hace perder la posibilidad de funcionar socialmente de manera mucho más cohesionada y ordenada. Hay alumnos que no conocieron a sus compañeros hasta tercer año de universidad y cuando lo hicieron, fue con mascarilla. Eso produce distancia. Nos distancia emocionalmente. Reconocerse visualmente será muy gratificante.
 


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