¿Es posible revivir especies extintas? El lobo gigante y el rol de la genómica en la conservación

Recientemente, un equipo de investigadores de la empresa Colossal Biosciences logró replicar algunas características del extinto lobo gigante (Aenocyon dirus) -el mismo que saltó a la fama por la serie “Game of thrones”- mediante modificaciones genéticas realizadas en su pariente más cercano: el lobo gris.

Aunque no se trata de una “resurrección” completa, el experimento marca un hito en el uso de la tecnología genómica para estudiar especies extintas y explorar nuevas estrategias de conservación.

El equipo de investigación identificó fragmentos de ADN del lobo gigante, una especie que habitó América del Norte entre 2,5 millones y 600.000 años atrás. Debido a su antigüedad, el ADN disponible estaba altamente degradado y fragmentado, lo que impide obtener un genoma completo. Sin embargo, gracias a tecnologías de edición genética como CRISPR, los científicos realizaron 20 alteraciones en 14 genes específicos del lobo gris, con el objetivo de replicar características físicas del lobo extinto, como el color del pelaje o la forma del cráneo.

“Tener esa información genética es crucial para desarrollar estrategias de conservación e incluso adaptaciones genéticas que puedan ayudarlas a resistir amenazas como las enfermedades emergentes o el cambio climático” - Juliana Vianna, profesora Facultad de Ciencias Biológicas UC. 

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¿Se puede “revivir” una especie extinta?

La profesora de la Facultad de Ciencias Biológicas UC, investigadora en genómica evolutiva y coordinadora nacional del proyecto “1000 Genomas”, Juliana Vianna, explica que el experimento no implica una desextinción total. “No se trata solo de traer una especie de vuelta, sino de entender si esas características tienen sentido en el ambiente actual”, expresa. La académica enfatiza que muchas extinciones ocurren por cambios en el clima o la aparición de nuevos patógenos, y que cualquier intento de replicar características antiguas debe considerar la adaptabilidad de esas especies al presente.

Desde una perspectiva más técnica, Miguel Allende, académico del Departamento de Biología de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile y director del Instituto Milenio Centro de Regulación del Genoma (CRG), comenta que “en teoría, sí es posible traer de vuelta una especie extinta si se recupera su genoma completo y se introduce en una célula compatible de un organismo vivo”. Sin embargo, destaca que en la práctica esto es altamente complejo. Por esa razón, lo que se logró fue una recuperación parcial de ciertos rasgos del lobo gigante.

¿Esta técnica podría aplicarse a una especie en peligro?

Una de las proyecciones más relevantes de este tipo de tecnologías es su aplicación en la prevención de extinciones. Según Juliana Vianna, el proyecto 1000 Genomas busca secuenciar el ADN de especies chilenas vivas, muchas de ellas endémicas y amenazadas. “Tener esa información genética es crucial para desarrollar estrategias de conservación e incluso adaptaciones genéticas que puedan ayudarlas a resistir amenazas como las enfermedades emergentes o el cambio climático”, explica.

Miguel Allende complementa que con las herramientas de edición genética disponibles actualmente y los datos que se están generando en Chile, sería factible intervenir especies locales para aumentar su resistencia frente a amenazas específicas. Como ejemplo, menciona la posibilidad de generar variantes genéticas resistentes a virus como la influenza aviar en aves silvestres, o el uso de estas herramientas para enfrentar enfermedades que afectan a especies como el demonio de Tasmania.

¿Qué limitaciones existen?

La posibilidad de aplicar estas tecnologías depende de varios factores: la calidad del material genético disponible, la existencia de especies emparentadas que puedan actuar como receptores del ADN modificado y el conocimiento detallado de los genes responsables de características específicas. Mientras más reciente sea la extinción de una especie, mayor es la probabilidad de éxito en su estudio y eventual intervención genética.

En contraste, especies extintas hace millones de años, como los dinosaurios, presentan desafíos insalvables. “No tenemos genomas completos ni organismos vivos lo suficientemente cercanos para usarlos como base”, aclara el profesor Allende, quien considera que la palabra “desextinción” puede ser exagerada, pero útil para describir avances científicos con potencial para evitar futuras pérdidas de biodiversidad.

¿Cuál es la conclusión?

Aunque no es posible revivir completamente a una especie extinta con las tecnologías actuales, los avances en edición genética permiten recuperar algunas de sus características y abrir nuevas vías para la conservación. El caso del lobo gigante demuestra que es viable modificar organismos vivos para dotarlos de rasgos extintos, siempre que estas modificaciones resulten útiles en el contexto ambiental actual.

Tal vez no podamos revivir el pasado, pero sí evitamos que se repita. Con la información genética de nuestras especies vivas, y el conocimiento acumulado en iniciativas como 1000 Genomas, Chile está en posición de liderar una conservación basada en evidencia, tecnología y visión de futuro.