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Vicerrector Fernando Purcell: "Acercaremos el quehacer académico a las necesidades del país"


El historiador y exdirector del Programa College asumió la tarea de liderar la Vicerrectoría Académica para el período 2020-2025. La autoridad asegura que, entre otras cosas, el motor que guiará su rol serán las necesidades del país, la inclusión y la equidad de género.

Imagen tipo retrato de Fernando Purcell

photo_camera Antes de asumir su nuevo desafío, Purcell ostentó el cargo de director del Programa de College por casi dos años. Crédito: César Cortés.

“Bastante particulares”, así define con una sonrisa que trasunta humor, el nuevo vicerrector académico, Fernando Purcell (45 años), las circunstancias en que le tocó asumir su cargo, el primer día de abril. Reconoce que ha sido difícil y cansador estar en una vorágine en la que hay mucha ansiedad en todas partes. Pero, como buen hijo de agricultores, confía en que después de la tormenta vendrá el sol y que la universidad saldrá fortalecida de los tiempos críticos que se viven. 

Al hablar de su día a día, afirma, nuevamente sonriendo, que es “un vicerrector atípico”. La razón es que él y su familia viven en Nancagua, un pequeño pueblo en la zona de Colchagua. Allá se queda los fines de semana, mientras que en Santiago está de lunes a viernes. Cuenta que lleva veinte años de feliz matrimonio con una diseñadora teatral, y que tienen tres hijos. El mayor entró este año a la UC, y las dos menores están en el colegio. 

"Pretendo que marquen este período el acercar el mundo académico a lo que necesita el país, procurando siempre generar un clima de relaciones humanas colaborativo internamente en la VRA" - Fernando Purcell, vicerrector académico

El mundo rural en que vivió Fernando Purcell desde que tenía un año, y hasta ingresar a la universidad, ha sido una influencia importante en la vida del vicerrector, porque de él obtuvo valiosos aprendizajes. “Todos los veranos trabajaba en el campo y eso fue una gran escuela en varios aspectos”, dice, y agrega que esa vivencia le permitió conocer la realidad social diversa del país, convivir con gente de mucho esfuerzo, y también asumir importantes responsabilidades. 

“Desde los 18 años me tocó hacerme cargo del packing de la familia, lo que implicaba varios desafíos, como organizar el trabajo, administrar los insumos y las bodegas”. Hasta hoy sigue ligado a siembras, cosechas, y vendimias, pero ahora solo como hobby. Y es que su pasatiempo favorito es hacer vino. “Con mi señora tenemos una pequeña bodega familiar”, cuenta Purcell. Aunque en su etapa escolar fue un atleta destacado, en la actualidad no practica deportes de alta exigencia  y prefiere realizar actividades al aire libre, como la pesca, cuando va de vacaciones al sur.  También valora mucho el destinar tiempo a compartir con los amigos. 

Intensa carrera   

Retomando el relato de su historia, cuenta Fernando Purcell que antes de rendir la prueba de selección universitaria, durante una etapa pensó en estudiar periodismo, pero cuando egresó del colegio de los Hermanos Maristas de San Fernando, se matriculó en Historia en la UC, y esta disciplina lo cautivó de tal forma que no se conformó con la licenciatura y el magíster, sino que quiso seguir investigando y se fue a cursar un doctorado en Historia en la Universidad de California, Davis. En cuanto recibió su diploma en 2004 volvió a Chile y a los tres meses estaba dictando clases en el Instituto de Historia de la UC, al año siguiente ya era subdirector del Instituto, y seis años después, director. Recuerda ese período como muy intenso, porque tenía una carga docente importante, hacía investigación -tuvo tres proyectos Fondecyt- y simultáneamente, desempeñaba roles directivos. Fue en agosto de 2018 que lo nombraron director del College, y en ese rol estaba cuando el rector lo eligió para liderar la Vicerrectoría Académica por los próximos cinco años.

¿Cuál es su norte al asumir este cargo de tanta relevancia en la institución?

En primer lugar, estar al servicio de la universidad, y estar dispuesto a colaborar en todo aquello en que como comunidad definamos que es prioritario. También pretendo que marquen este período el acercar el mundo académico de la universidad, a lo que necesita el país, procurando siempre generar un clima de relaciones humanas colaborativo internamente en la VRA, y también dentro de la universidad.  

"La integridad académica debe estar al centro de nuestra labor docente, porque no hay que olvidar que nosotros estamos para formar, antes que a profesionales, a ciudadanos íntegros, y eso es algo que también se educa"- Fernando Purcell, vicerrector académico

¿El rector le encomendó alguna tarea en especial?

Conversamos sobre una serie de ideas que él tiene y que las vamos a discutir y plasmar seguramente en el próximo plan estratégico. Tienen que ver con lo que decía, con fortalecer el sello de servicio al país, con ser más inclusivos y con avanzar fuertemente en materia de equidad de género dentro de la universidad. Al mismo tiempo hay una serie de tareas relacionadas con lo que se venía fraguando desde el período de Juan Larraín, el exvicerrector académico. Se vinculan con la implementación del Plan de Formación General, el trabajo de integridad académica y el fortalecimiento de los magíster. Pero más allá de esos encargos iniciales, será el plan estratégico el que definirá (el futuro) con mayor claridad y precisión. 

¿En qué medida haber sido director del College lo preparó para este nuevo rol? 

Me preparó mucho porque el College tiene una particularidad. Uno está muy cerca de los estudiantes, de sus necesidades e inquietudes, y también está muy cerca de la realidad de los equipos profesionales y administrativos y de cómo ellos viven los procesos de la universidad. A la vez, uno está inserto, y muy cerca de lo que se resuelve en la VRA y en el Consejo Superior, donde se toman las grandes decisiones. Fue una gran escuela porque me permitió sensibilizarme con una serie de realidades de la universidad. 

¿Cómo describe lo ocurrido en el mundo académico a raíz de la pandemia?

Ha sido un fuerte remezón que nos pilló en un momento en que los profesores ya tenían hechas  las planificaciones de sus cursos y que obligó a reaccionar rápidamente. Es un desafío que puso un cierto dramatismo y mucha presión a los profesores. Yo empatizo con muchos de ellos que se sienten agobiados por haber tenido que adaptarse rápidamente a nuevas metodologías de enseñanza y aprendizaje a distancia y por tener que lidiar con algo que es muy difícil: no tener a los estudiantes al frente. Obviamente hay muchas cosas sobre las cuales hay que reflexionar y que nos pueden aportar para ir redefiniendo como hacíamos la enseñanza en la universidad. 

¿De qué forma se está enfrentado la contingencia, en el ámbito de lo académico?

En primer lugar, y esto le tocó iniciarlo al vicerrector Larraín, se dio un paso gigantesco de lograr una transición bastante exitosa a la educación a distancia. El desafío que tenemos ahora pasa por readecuar las actividades prácticas, los talleres, los laboratorios, en términos de calendario, de forma tal que puedan cumplirse con esos aprendizajes. Y el segundo gran tema en el que hay que concentrarse hoy en día tiene que ver con las evaluaciones, que tienen un componente de integridad académica detrás. Cómo lograr utilizar plataformas y mecanismos, metodologías de evaluación que nos permitan garantizar que la gente aprenda, y que sean al mismo tiempo confiables y fáciles de usar. En eso estamos trabajando con el Centro de Desarrollo Docente, con el apoyo de la Dirección de Informática.
 
¿Qué relevancia adquiere, en la actual situación, el tema de la integridad académica?

Como preocupación, esto es anterior a la pandemia. Se ha venido trabajando con fuerza en los últimos años. Se  pone ahora en evidencia en la medida en que la necesidad de evaluar a distancia genera mayores desconfianzas en muchas personas respecto de la forma en que los estudiantes se van a aproximar a sus evaluaciones, o la forma en que los profesores van a lidiar con esto. Pero es un tema transversal y va mucho más allá de la coyuntura actual. Sí estamos convencidos de que es una gran oportunidad. La integridad académica debe estar al centro de nuestra labor docente, porque no hay que olvidar que nosotros estamos para formar, antes que a profesionales, a ciudadanos íntegros, y eso es algo que también se educa. 
 


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