Glockenspiel o el canto de las aves
A partir de la investigación “20 Estudios progresivos para glockenspiel con pedal”, el académico y percusionista Gerardo Salazar, y los compositores Miguel Farías y Cristián Morales idearon una inédita propuesta para el aprendizaje de este instrumento.
En septiembre de 2020, en medio de marimbas, xilófonos y vibráfonos, la resonancia de un nuevo instrumento que fue especialmente encargado a Adams Musical Instruments, llegó a los subterráneos de Campus Oriente UC, directamente desde Holanda.
Gracias a un proyecto liderado por el académico Gerardo Salazar, un glockenspiel a pedal se instaló en las aulas de percusión del Instituto de Música UC para revolucionar la forma de aprender a tocar este instrumento de percusión. ¿Su singularidad? Un sistema de riel abierto (y no dentro de una maleta) que elimina el ruido de caja y permite que las y los intérpretes puedan controlar la duración del sonido a través de un sistema de amortiguación con pedal, acompañado de resonadores afinados.
Mientras que un glockenspiel convencional tiene una cantidad de octavas pertinentes (una octava tiene 8 notas y/o 12 semitonos), los glockenspiel utilizados en Latinoamérica, generalmente, corresponden a un modelo de solo 2 octavas, sin resonadores. Esto ha obligado a las y los intérpretes a adaptar pasajes originales de obras concebidas desde el siglo XIX, al registro disponible con el modelo anteriormente mencionado.
“Fue la necesidad de que nuestros estudiantes y profesionales manejen de manera adecuada el glockenspiel con pedal lo que me motivó a desarrollar esta investigación”, relata el percusionista Gerardo Salazar, quien junto a los compositores Miguel Farias y Cristian Morales, trabajó durante meses por la creación de una bibliografía específica para el estudio idóneo de este instrumento y la profundización de una técnica que permitiera un uso apropiado del pedal, combinado con la interpretación.
Resonancias y tesituras
Entre los instrumentos de placas se pueden distinguir aquellos con placas de madera, como la marimba y el xilofón, y aquellos con placas de metal como lo son el vibráfono y el glockenspiel. De acuerdo con Gerardo Salazar, la similitud entre estos últimos ha conllevado que el glockenspiel posea una bibliografía escasa.
Tanto en el vibráfono como en el glockenspiel se percuten teclas de metal que resuenan y producen un sustain natural que puede ofrecer una prolongación de la nota. Ambos son idiófonos. Sin embargo, estos se diferencian en su tesitura.
“El vibráfono moderno estándar tiene un rango de tres octavas cromáticas, desde el Fa por debajo de Do central. La sonoridad del glockenspiel suena dos octavas más arriba de lo que está escrito en un pentagrama, y el glockenspiel que compramos tiene una tesitura mayor al instrumento convencional de maleta”, puntualiza.
Según el investigador responsable del proyecto 20 Estudios progresivos para glockenspiel con pedal, financiado por la Dirección de Artes y Cultura de la Vicerrectoría de Investigación, “el instrumento estándar tiene 2 octavas, pero con el nuevo, tenemos tres octavas cromáticas y media. Y esa es una tesitura real, donde puedes abordar todo tipo de repertorios. Desde el repertorio contemporáneo, hasta el que yo denomino de tradición”.
El canto de los pájaros
Fueron compositores como Olivier Messiaen y Pierre Boulez, quienes hicieron que se necesitara contar con un instrumento que abarcara esa tesitura. “En el siglo XX aparecen compositores que conducen a un mayor desarrollo del instrumento, que permite el uso apropiado de las ornamentaciones y articulaciones”, sostiene Gerardo Salazar.
El uso del glockenspiel en la obra de Olivier Messiaen destaca por su investigación sobre el sonido de los pájaros, que el compositor buscaba imitar. “El glockenspiel representa el sonido de las aves hembra y el xilofón representa a las aves macho. Esa duplicidad, en cuanto a textura, hace que Messiaen incluya tanto el xilofón como el glockenspiel dentro de las características del diálogo que tienen estos pajaritos que se comunican de manera muy particular”, cuenta el percusionista.
Desde sus primeras apariciones como en el final del primer acto de ópera La Flauta Mágica de Mozart en 1791 o en El carnaval de los animales del compositor romántico Camille Saint-Saëns, en 1886, el glockenspiel ha sido especialmente utilizado en repertorio orquestal docto, de tradición escrita. Doblando ciertas melodías de algunos instrumentos como el flautín, y también en ciertos pasajes musicales solistas.
“Es poco habitual verlo en orquestaciones populares, a no ser que se le haga parte en un arreglo o adaptación. Sin embargo se le puede distinguir en temas de bandas como Radiohead, The Killers y Arcade Fire. Eso sí, se utiliza bastante en música de películas, como por ejemplo la de John Williams y sus icónicos pasajes para la sagas de La Guerra de las Galaxias o Harry Potter”, comenta el académico UC.
Impacto y porvenir
Aunque Gerardo Salazar considera que la incorporación del glockenspiel en las orquestas es algo habitual, no tiene la certeza si en todas ellas es con pedal. “Debiera ser el caso porque el lenguaje y repertorio actual lo requieren. Por otra parte, a nivel latinoamericano, creo que muy pocas universidades tienen este instrumento específico y la invitación es que pueda estar disponible”, afirma el investigador.
Para contribuir a esta generación de estudios, este equipo de académicos ha enviado las partituras resultantes de este proyecto a distintas universidades de Brasil, Argentina, México, Perú, Colombia y España. Sobre su recepción, Salazar afirma: “El impacto que este material ha producido es realmente sorprendente e inesperado, pues es un grupo de estudios progresivos inédito que viene a incorporarse a la escasa bibliografía referente al instrumento de placas de la familia de la percusión. Hubo que crear una metodología que fuera abordando el correcto estudio, que avanzara gradualmente y utilizara los recursos que el pertinente instrumento posee. Esto ha sido destacado por todos los maestros y estudiantes que han tomado conocimiento de este material, tanto de Latinoamérica como la Europa de habla hispana”.
Sobre los siguientes pasos del proyecto, Gerardo Salazar adelanta la necesidad de traducir este material al inglés y también de incentivar a que los compositores creen obras para dicho instrumento. “Con el registro del instrumento disponible, podemos escuchar tonos aún más graves y agudos de lo convencional, lo que amplía el espectro sonoro. Si grandes compositores como Messiaen, Sciarrino o Donatoni exploraron al máximo las capacidades de este maravilloso instrumento de placas de metal, anhelo que el registro de obras crezca notablemente”, puntualiza el percusionista.