Historia sobre la infancia en Chile busca revelar a los niños como sujetos sociales
Recientemente, el académico del Instituto de Historia, Jorge Rojas reeditó su libro “Historia de la infancia en el Chile Republicano 1810-2010”. El investigador abordó los cambios de perspectiva a través de los años al momento de analizar el rol de los niños en la historia. Como “sujetos activos” y desde una mirada “desprejuiciada”, Rojas abarca la infancia a lo largo de dos siglos.
Comenzó a explorar temáticas vinculadas a la infancia desde los años 90. El trabajo infantil en el área industrial a fines del S XIX y principios del XX, fue su primer acercamiento a un terreno en el que profundizaría posteriormente. Jorge Rojas, académico del Instituto de Historia UC reeditó recientemente su libro “Historia de la infancia en el Chile Republicano 1810-2010”, que abarca el rol de los niños en el país desde la Independencia hasta el Bicentenario.
El académico explica que al inicio de sus investigaciones en la materia “la historiografía había visto el tema de la infancia como una mera evidencia de las condiciones de explotación en una sociedad de desarrollo capitalista”. Rojas descubrió que el rol de los niños en la historia podía ser mucho más profundo y constituir incluso “una manifestación de la capacidad de los mismos niños para enfrentar las adversidades”.
Así, en un primer momento abordó las condiciones de explotación que los afectaron, en un libro llamado “Los niños cristaleros”. De todas maneras, aclara que no se trató de mostrar únicamente vidas miserables o sin infancia, “sino que era otra expresión de la vida social de los trabajadores. No bajo el formato estándar de mujeres u hombres”. La historia de los Boy Scouts y revistas infantiles, fueron otras de las temáticas que Rojas investigó en adelante.
La publicación sobre la historia de la infancia en Chile fue dada a conocer originalmente en 2010. Hoy, la reedición está disponible en formato papel y digital, tanto en librerías como en la Junji. “No es una reimpresión, tiene algunas modificaciones en la redacción, diagramación e información nueva”, aclara el investigador.
-¿Cómo se ha logrado dar un espacio más relevante al rol de los niños?
Esto se debió a que hubo cambios en el contexto político e institucional. La convención de los Derechos del Niño por ejemplo, adquiere relieve en los 90. Las políticas en torno a la infancia se empiezan a complejizar entre el 96 y el 98. Empieza a aparecer un interés político e institucional, de políticas públicas sobre el tema. Eso hizo más visible mi trabajo.
No sé si me vi interesado o llamado por los Derechos de los niños como un tema de investigación. No lo veo como algo negativo, pero desarrollé una mirada crítica y autónoma, pues hay una reproducción de miradas románticas y paternalistas.
-Los niños pueden ser vistos como actores pasivos ¿Cómo evolucionó la experiencia de ser niño propiamente tal, de acuerdo al periodo abordado en el libro?
Yo siempre los vi como sujetos más activos de lo que inicialmente se pensaba, sobre todo por esta primera investigación que te señalo (niños cristaleros). Vi cómo se constituían como sujetos sociales y no meras víctimas. No significa que los veamos como sujetos protagónicos, ya que junto con apropiarse de los espacios también hay reproducción de los modelos culturales. Son actores y receptores, activos y pasivos a la vez.
No me pareció tan sorpresivo lo que comenzó a ser mencionado como un enfoque innovador: verlos como sujetos que dialogan con la sociedad. El enfoque de derechos trata de tomar distancia de los paradigmas tradicionales, pero idealiza mucho esa capacidad de los niños para ser actores, porque a veces son meros receptores. Los niños también tienen una dimensión manipulable, no siempre son sujetos atentos a lo que está sucediendo y capaces de actuar.
- El conocimiento que existe en Chile sobre la historia de la infancia parece escaso a nivel de la población o lo que se enseña en las escuelas ¿Se puede hablar de protagonistas particulares de esta historia de la infancia?
Sí, hay algo de eso. Si bien pude redactar un protagonismo infantil en los años 30, este se interrumpe y no es tan evidente en la época reciente. En los últimos veinte años no hay visibilidad del trabajo infantil, a diferencia de otros países. Esto se debe a una serie de transformaciones, como la alta escolarización. Pero en otras áreas distantes del trabajo infantil es posible descubrir esa dimensión de protagonismo que probablemente sea de niños de clase media o sectores populares. Sin embargo, el protagonismo ha sido débil, en algún momento existió el Movimiento Chileno de Niños y Adolescentes Trabajadores (Mochinat' s), por ejemplo.
-El año pasado se realizó una jornada de la infancia para dar a conocer perspectivas e investigaciones en el área. En esa ocasión se mencionó que los niños pueden constituir una clase social ¿qué opina de esa afirmación?
No, pero es complejo. No creo que sean una clase social aun cuando hay una identidad que se ha fortalecido en las últimas décadas con la idea de los Derechos del Niño, que fortalece una cultura infantil transversal a las condiciones sociales. Es una etapa tan volátil y breve en el tiempo, que es complejo poderla asociar o hacerlas equivalentes a las ideas de clase. Aun cuando es fuerte la propaganda que acentúa la condición de niño como algo intenso y por lo que todos pasamos.
Es una identidad fraccionada. No existe una infancia, existen niños pobres, de población, niños escolarizados de sectores medios, niños de clase alta. La identidad de clase sigue siendo muy determinante. No hay una transversalidad de la infancia.
-¿Cuál es la intención de esta publicación sobre la historia de la infancia?
La intención siempre fue abrir perspectivas para que investigadores y personas no académicas conocieran las proyecciones que implica pensar a los niños desde distintos ángulos. Como sujetos, como expresión de una vivencia. Es un objetivo abierto a la investigación y reflexión política de los ciudadanos en general. Creo que ese objetivo se cumplió con la primera edición del libro.
Está marcado también por un enfoque que no es eco de una mirada reproductora de la ideología dominante de la infancia, sino que pretende romper con esos moldes. No hay una mirada romántica ni idealizada de la infancia, sino que es bien desprejuiciada o por lo menos ese fue el esfuerzo. No hay una nostalgia de que los niños digan cosas genuinas o sean inocencia pura o como que ahí se concentra lo mejor de la experiencia humana. Los niños como el resto, están expuestos a todos los desafíos y también a lo negativo del ser humano.
Aquí algunas de las entrevistas y menciones de prensa de la publicación del académico:
INFORMACIÓN PERIODÍSTICA
Violeta Bustos, Dirección de Comunicaciones, vsbustos@uc.cl