Humanos vs. máquinas, ¿qué es lo que los diferencia?
El ingeniero judío-estadounidense que fundó Mobileye, Mois Navon, considerado como uno de los símbolos de la tecnología israelí, se presentó en el Centro de Innovación UC Anacleto Angelini, analizando la profundidad de los seres humanos en contraposición a las máquinas, y destacando la creatividad precisamente como una característica eminentemente humana.
“El proceso creativo no se trata de crear una cosa, sino que de crear un alguien”, (…) “porque la vida no es producir, sino que convertirnos en un alguien (…) cuestionarnos el qué hago acá, como yo lo hice antes de ser rabino”, expresó Mois Navon, ícono del high tech israelí y considerado como el “padre” de los vehículos autónomos y de las pantallas inteligentes en los aviones.
Las experiencias vividas como ingeniero de la NASA, su amor por el surf en su natal Los Ángeles y la forma de afrontar los retos, fueron algunos tópicos en los que Mois Navon conversó en nuestra universidad.
A principios del 2000, se fue a vivir a Israel siendo parte clave del ecosistema de emprendimiento que hoy distingue a este país. Fundó Mobileye, la startup que diseñó el sistema visual automotriz que impulsó la revolución de los vehículos autónomos y que se hizo famosa en 2017 al vender el chip desarrollado a Intel por US$15 mil millones, la venta de alta tecnología más grande en la historia de Israel. Hoy en día, la tecnología, denominada como ADAS (Advanced Driving Assistant System o sistema avanzado de asistente de conducción), se encuentra en 30 millones de vehículos y domina el 70% del mercado mundial.
Mois Navon -quien llegó a Chile gracias a las gestiones de Softpower Connections y la comunidad judía en el país- ofreció en el marco de "Innovación 2050" la charla “¿Tiene el hombre ventaja sobre las máquinas? Implicancias existencialistas de la Inteligencia Artificial” en el Centro de Innovación UC y también compartió en un encuentro con académicos y académicas de la UC en una distendida conversación.
Las máquinas producen, los humanos crean
En el análisis histórico que realizó Mois Navon, dejó en claro que el camino entre máquinas, inteligencia artificial y tecnología, no puede separarnos de lo más importante: lo que somos como personas.
Tende puentes entre mundos que a simple vista no tienen que ver. “Unir las acciones del hacedor y del creador, en un solo ser, filosóficamente nos ha demostrado que venimos de un Creador, tenemos un alma y por ende tenemos un propósito. Es ese propósito y esa conexión que tenemos con las tentaciones, el libre albedrío y la forma en que decidimos actuar bien y no mal, lo que nos diferencia de las máquinas”.
“Cuando a mí me preguntaban cómo puedes dejar la tecnología, que es mucho más entretenida que la filosofía, ese mundo que es aburrido y tedioso, justamente explicaba que una no es excluyente de la otra, por eso tenemos la profundidad humana que las máquinas no tienen”, detalló Navon.
“Yo soy ingeniero por profesión y rabino por pasión”, aclaró. Es precisamente en ese punto intermedio, desde donde Mois Navon propone una mirada a nivel humano que centra en nuestro quehacer diario, el motor de los cambios posibles.
Y recalcó su idea principal: que las máquinas deben ser una herramienta para el humano en sus buenas acciones, porque, como destacó en una publicación de The New York Times del año 1999, “la medida que nos harán como civilización no será por las herramientas que tengamos o hayamos creado, sino que por el uso que les damos”.
“Por ejemplo, cuando conversas con ChatGPT es algo muy similar a una conversación con una persona. Es muy fluida. O sea, entras a una especie de relación. Pides por favor y dices gracias. Pero es una máquina. Y si tratas a una máquina como persona, quizá trates a una persona como a una máquina. ¿Cómo encontrar el equilibrio?”, advirtió en una entrevista en La Tercera.
Aprender de los fracasos: el camino de la innovación
“Yo soy ingeniero, y sé que destaca la historia de Mobileye, pero sigo siendo ingeniero y siempre trabajé como ingeniero en todas las compañías que estuve, la única diferencia es que esta compañía, que partió siendo pequeña, terminó siendo un éxito en la venta y en la historia de Israel”, dijo entre sonrisas Mois Navon.
Aunque suenen llamativos los millones de dólares de la venta de la compañía, “hubo muchos años en que yo no gané un sueldo y todo era trabajar para hacer crecer Mobileye, porque uno es el encargado de finanzas, de marketing, de desarrollo, de innovación y de gerencia”, contó a la audiencia.
“Nuestra fuerza interior radica en que tenemos la posibilidad de ocupar la misma energía en hacer lo bueno o lo malo, y eso nos permite aprender o repetir los errores, es por eso que nos diferenciamos de las máquinas, porque no tienen esa fuerza interior”, aseguró Mois Navon.
En un espacio de conversación posterior a la charla con académicos de la UC, relató: “No fue que yo llegué a Israel y todo fue maravilloso como siempre pensamos con mi esposa, sino que al principio fue entender que el mundo ahí, en Israel, era muy distinto al que tenía en Estados Unidos, y vivimos momentos muy complejos, donde incluso pensé: ‘si no logro establecerme, conseguir un trabajo seguro, me voy de vuelta a Los Ángeles”. Fue su esposa quien le dijo “no, debemos quedarnos acá e intentarlo, lo que me hizo aprender de ese proceso también”, admitió.
"Mirar las caídas como parte del proceso es algo natural para quienes estamos en el mundo de la innovación, forma parte del aprendizaje", explica Eugenia Olivares, directora de Transferencia, quien profundizó que "es un proceso necesario, porque justamente en el ensayo y error es donde aprendemos y se adquiere experiencia”
Es esa mirada que destaca la profesional sobre la charla de Navon, la que lo hace conectar con su audiencia, porque tal como profundiza él mismo en las conversaciones más directas, “ese caso es un hecho importante, pero mi historia es mucho más que solo Mobileye”.
Un diálogo con académicos UC
Una conversación cercana, directa y con mucha profundidad, tuvo Mois Navon en el Centro de Innovación UC Anacleto Angelini. Tras un breve resumen de su interesante vida personal y profesional, generó en los asistentes interrogantes que abren debates y plantean cuestiones filosóficas más potentes en el camino de la innovación.
Entre los asistentes, se encontraba el académico de la Facultad de Ingeniería y director del Magíster de Innovación, Julio Pertuzé, quien valoró la charla y posterior conversación, “pues cualquier desarrollo humano, tecnología incluida, claramente no puede estar exento de lo que son ciertos bordes éticos y cómo afecta, modifica o encauza nuestra vida humana, incluso ahora más que nunca es necesario que se incorpore una mirada filosófica, una mirada ética en el quehacer tecnológico”.
El académico profundizó en “lo valioso que es el diálogo traído por Mois Navon, pues aún no siendo contingente, desde los albores de la humanidad- si recordamos el mito de Prometeo- siempre hemos tenido un temor atávico al desarrollo tecnológico, al conocimento, y a cómo nuestra natural creatividad nos permite acercarnos a Dios, como lo planteó el rabino”.
Tras detallar el cómo se podría separar la creatividad en las acciones más cotidianas y las grandes obras, Ramón Molina, director ejecutivo del Centro de Innovación UC, se cuestionó y le preguntó al rabino: “sería interesante entender cómo podemos explicarle a un ciudadano de a pie, que no está en estas conversaciones que son más de élite, cómo ser creativo apuntando a las grandes obras o acciones y no a quedarse en la mecánica de la acción diaria, ¿se puede?”.
Mois Navon tomó esa interrogante y la planteó a la mesa: “ese es un gran reto y un gran tema a abordar, y es justamente con el proceso de innovación que desarrollan ustedes, con el que podrán abrirse caminos en esa senda”. Como profundizó el ingeniero, quien tome esa implementación abrirá un gran camino de avance, pues es una pieza clave en el proceso de crecimiento humano.
Otro tema que abordó fue el recelo que existe en nuestra cultura para compartir el conocimiento. “No entiendo, si alguien tiene un avance en un tema y otro alguien quiere avanzar también, ¿no es mejor que se sumen esos avances y haya un crecimiento conjunto?”, cuestionó. A lo que los asistentes explicaban que sí, que ese es el camino lógico de mejora y crecimiento, pero que en Chile no se da de manera natural. “Es algo cultural que debieran analizar, porque eso es clave en la innovación”, recomendó el también filósofo.