Iniciativa UC Artifica tu Barrio llega a las comunidades con conciertos, canto y ópera
Con tres grandes hitos cerró el 2024 este programa que conecta a las personas con las artes: Una gira por el Norte Grande de la recientemente nombrada Orquesta Sinfónica de Estudiantes UC, con más de 1700 asistentes; una itinerancia de “La Flauta Mágica en la Escuela” por cinco colegios de Santiago, recibiendo el Premio a la Ópera 2024; y la Memoria del Coro Ciudadano Barrio San Borja, que compila sus cuatro años de vida.
Acercar la experiencia artística a las personas es lo que busca el programa Artifica la UC, iniciado hace más de trece años por la Dirección de Artes y Cultura (DAC) de la Vicerrectoría de Investigación, y que en 2024 cerró con tres grandes hitos, llevando la música desde colegios y barrios en Santiago, hasta iglesias y plazas en el norte de Chile.
Como afirma el rector Ignacio Sánchez: “Estas iniciativas de la Dirección de Artes y Cultura son un reflejo del compromiso de la Universidad Católica con la cultura, la educación y la vinculación con el medio. A través de la música, conectamos con las personas, generamos espacios de encuentro y enriquecemos el alma de nuestra sociedad. Asimismo, son una muestra de nuestro compromiso con el territorio: con nuestros vecinos, las comunidades educativas y las regiones, tanto sus habitantes como con las universidades regionales, con las que buscamos fortalecer nuestros vínculos al servicio del desarrollo del país”.
"A través de la música, conectamos con las personas, generamos espacios de encuentro y enriquecemos el alma de nuestra sociedad" - Ignacio Sánchez, rector UC.
Música en el Norte Grande
Cargados con sus instrumentos y mucho entusiasmo, llegaron los 58 estudiantes de distintas carreras que conforman la Orquesta Sinfónica de Estudiantes UC (OSEUC) -ex Orquesta Interfacultades- para realizar una inédita gira por el norte en conjunto con grupos corales de universidades locales, estrechando así los vínculos con casas de estudio regionales: el coro de la Universidad Católica del Norte, en Antofagasta y San Pedro de Atacama; el coro de la Universidad de Tarapacá en Arica; y el coro de la Universidad Arturo Prat en Iquique. En total, unas 1750 personas disfrutaron de estos conciertos.
“La misión del programa Artifica fue siempre transferir a la comunidad el producto de la investigación y creación de los académicos; hacerlo en contextos sociales menos privilegiados e incorporar a la comunidad en la ejecución del trabajo”, explica Miryam Singer, directora de la DAC. “Esto exige entrar en contacto con los territorios y realizar la obra de arte en conjunto con los habitantes. Nuestros alumnos tienen así la oportunidad de palpar la realidad tal como es y no desde el pedestal del especialista”, subraya la también Premio nacional de Artes Musicales 2020.
Durante meses la DAC se ocupó de la logística, mientras la OSEUC y los coros locales preparaban un programa sinfónico coral que fuese atractivo, tanto para el público conocedor como para quienes buscan emocionarse con melodías navideñas tradicionales. Cada grupo llegó perfectamente preparado al ensayo general en sus respectivas ciudades. Podría decirse que la música es mágica, porque así sucedió en cada concierto: el afiatamiento de la OSEUC con los tres coros se logró, ¡en tres horas de ensayo previo al concierto!
Con el apoyo de Codelco y SQM, la orquesta viajó a Antofagasta el sábado 14 de diciembre en la mañana. Una gran cantidad de público llegó esa misma noche a la Iglesia Corazón de María, para escuchar a la orquesta UC junto al Coro de la Universidad Católica del Norte (UCN), interpretando los grandes coros de ópera y una suite navideña. El maestro y profesor de la Facultad de Ingeniería Eduardo Jahnke enriqueció el concierto con interesantes explicaciones de las piezas interpretadas. “Poner en contexto música que se ha compuesto hace unas décadas o hace cientos de años, es fundamental para su comprensión, pues las características de nuestra vida moderna muchas veces no tienen nada que ver con las realidades que vivieron los creadores en sus respectivos tiempos, con su problemáticas particulares y visión de mundo sin la globalización actual”, explica.
Como cuenta la maestra Ester Rodríguez, directora del coro de la UCN, “cada agrupación, a la distancia, preparó un repertorio que pudimos ensamblar el mismo día del concierto como si nos conociéramos desde hace mucho, como si la música fuera nuestro abrazo fraterno que nos indica que hay algo más que sonidos armoniosos”.
El programa se repitió al día siguiente, en plena plaza de San Pedro de Atacama. El milagro de la música se repitió al aire libre y frente a un público de 600 personas. ¡Lleno total! “Qué hermosa forma de terminar el año 2024 con un concierto de Navidad en la plaza de San Pedro de Atacama, frente a su alcalde, al presidente de la comunidad del pueblo atacameño, la comunidad del pueblo de San Pedro y los turistas”, expresó emocionado Máximo Pacheco, presidente del directorio de Codelco, al finalizar el concierto. Y agregó: “Para Codelco es un orgullo, porque nos sentimos parte de esta comunidad. Queremos ser un buen vecino, generar vínculos y eso lo permite la música. Estamos muy felices de haber apoyado este tremendo esfuerzo de la Universidad Católica”.
El programa del viaje también incluyó visitas a lugares históricos, museos y vestigios de lo que ha sido la historia minera en Chile. Entrar al Norte Grande es avizorar un período de cambios culturales, de asentamientos urbanos sin precedentes, de introducción a las tecnologías, así como de grandes contradicciones sociales. Los estudiantes visitaron el museo ferroviario de la Estación Baquedano, el Museo del Salitre, la mina a tajo abierto más grande del mundo, el museo campamento Calama -abierto especialmente para el grupo-, una oficina salitrera, y lo más impresionante: la travesía por el desierto de Atacama.
La próxima parada fue Arica. La entrada por la quebrada de Camarones resultó ser uno de los paisajes más fascinantes del viaje. La aridez del desierto rocoso en total contraste con el verdor que se divisa al fondo del valle, 800 metros más abajo, es de una belleza portentosa. Allí esperaba el Coro de la Universidad de Tarapacá, cuyo director, Miguel Platero, había gestionado un gigantesco escenario para el concierto: el gimnasio mayor de la Universidad.
El público nuevamente abarrotó las graderías y al final del concierto aplaudió agradecido de la música. Notamos que la calidad vocal del coro era asombrosa y la calidez de las personas fue para nosotros un verdadero regalo. "La experiencia vivida en este concierto es una muestra de que con convicción, talento y voluntad, podemos realizar eventos de gran relevancia para la región”, expresó el maestro Platero. Mientras los cerca de 600 asistentes se retiraban felices y agradecidos, el maestro añadió: “También es muy importante destacar el trabajo conjunto de dos grandes casas de estudios superiores que, a través de espectáculos musicales como este gran concierto, pueden generar un tremendo impacto en la comunidad reforzando así su compromiso con el arte a nivel nacional". “El trabajo colaborativo de la UC con sus pares de regiones es un factor potenciador de desarrollo”, acota Miryam Singer.
La última estación sería la hermosa ciudad de Iquique, en la que esperaba el coro de la Universidad Arturo Prat, dirigido por un emprendedor violinista, el maestro Bernardo Ilaja. “La unión entre elencos universitarios es una oportunidad única para los estudiantes, pero también para las comunidades que se sienten representadas e importantes sucesos como éste”, comenta. “Con esto queda demostrado que la educación, el arte y la música son herramientas de desarrollo cognitivo, social y emocional importantísimos para el ser humano, así como para el desarrollo cultural de una sociedad o comunidad”, añade.
La experiencia para los estudiantes resultó tremendamente enriquecedora. Martita Browne, estudiante de último año de Ingeniería, afirma que la gira les enseñó a adaptarse a condiciones muy dinámicas, y flexibilizarse como orquesta y como individuos, para responder a grupos corales distintos. Aprendieron a escuchar y reaccionar como intérpretes, puesto que cada coro tenía un sonido distinto al otro. Para Marcos Canedo, estudiante del doctorado en Matemáticas, la gira fue una oportunidad para compartir la música, para generar una instancia de conexión y expresión junto a estudiantes de diferentes carreras y lugares de Chile.
La ópera como metodología de aprendizaje
La idea de hacer de la ópera una herramienta de aprendizaje basado en proyectos, rondaba desde hace muchísimos años la cabeza de la directora de la Ópera UC Miryam Singer. Por mucho tiempo investigó las experiencias realizadas en esa área, pero no había registro en libros o artículos académicos de algo similar a lo que finalmente logró realizar en 2024. Se trata de una propuesta educativa que combina los principios de la pedagogía artística con enfoques contemporáneos de las ciencias de la educación. Su objetivo es ofrecer a los escolares una experiencia formativa y estética inmersiva. La metodología, diseñada bajo el paradigma del Aprendizaje Basado en Proyectos, utiliza la obra “La flauta mágica” de Wolfgang Amadeus Mozart, como eje central para integrar contenidos curriculares y desarrollar aprendizajes interdisciplinarios que abarcan las asignaturas impartidas desde primero a octavo básico. El resultado de la investigación se plasmó en el libro "La Flauta Mágica en la Escuela", que Miryam Singer está a punto de publicar. Se trata de una guía que expone las dos etapas de su metodología: la fase pedagógica y la performática.
En el marco del programa Artifica de la DAC y con el apoyo de los Fondos de Cultura, durante 2024 se llevó a cabo la experiencia en cinco escuelas de las comunas de San Ramón, Puente Alto, San Joaquín, Santiago y Maipú. La iniciativa fue tan exitosa que recibió el Premio a la Ópera 2024, otorgado por el Círculo de Críticos de Arte de Chile.
El proceso se inició en el primer semestre con reuniones estratégicas entre los equipos directivos de las escuelas participantes, incluyendo directores y jefaturas de Unidades Técnico-Pedagógicas (UTP), y directores de coros y orquestas. “Al inicio de las conversaciones se sentía el escepticismo en sus miradas. Uno de los docentes más desconcertados era un profesor de música, que decía: ‘Mi proyecto para este año era montar una orquesta con guitarras eléctricas y batería… Yo no estoy seguro de que entiendo bien lo que Ud. me está proponiendo, maestra, nunca he visto una ópera’. Al finalizar el año era una de las personas más felices con la experiencia”, recuerda Miryam Singer.
Sonia Correa, directora de la escuela Presidente Riesco Errázuriz de Maipú, recuerda: "Vi la propuesta como un desafío compartido con la comunidad, porque yo lo encabezaba, pero nunca lo iba a poder a hacer sola. Educar significa abrir un abanico de posibilidades y ésta era la oportunidad de hacerlo desde todas las ramas del saber, pero también desde el amor y el enriquecimiento del alma".
En las reuniones del primer semestre se entregaron los materiales de apoyo a la docencia y al aprendizaje de las partituras. A principios del segundo semestre comenzó la etapa del trabajo práctico. Los profesores de coros y orquestas tenían las partes corales e instrumentales y lentamente se empezaron a despejar las dudas sobre las capacidades de los niños. Algunas escuelas tenían orquestas de 6 niños y otras, 40. Cada escuela era un mundo diferente, con su propia cultura, costumbres y énfasis en el proceso educativo. Cuando los coros y solistas ya estaban más seguros de sus partes musicales, se iniciaban los ensayos teatrales a cargo de Miryam Singer
El apoyo del maestro Juan Edwards y de la supervisora de coros Cecilia Barrientos, fue fundamental en esta etapa. “La formación profesional de los profesores de música privilegia la práctica instrumental más que vocal. Las nuevas mallas curriculares reflejan un desconocimiento de las característica del órgano vocal infantil. Los profesores no cantan, no cantaron cuando niños, y esa carencia exige instruirlos muy extensamente”, comenta Cecilia.
Durante la semana Objetivos de Aprendizaje Transversal, hacia el final del segundo semestre, todos los niños de enseñanza básica investigaron y realizaron trabajos prácticos desde las asignaturas de lenguaje, historia, ciencias, artes y visuales y música, con foco en La Flauta Mágica, con resultados sobresalientes de los profesores y los niños.
El trabajo culminó con la puesta en escena de la obra, en la que participaron los niños cantando los coros, tocando en la orquesta, asumiendo los roles solistas de los genios, desarrollando una coreografía de danza, junto a diez cantantes líricos y ocho instrumentistas profesionales. El día de cada función, la Ópera UC llegaba con sus 26 integrantes a un ensayo general con los niños. En menos de dos horas se lograba el afiatamiento mutuo y los niños, en un estado de focalización y concentración superlativo lograban seguir la batuta como si hubiesen tenido dos semanas de ensayos. La ópera se presentó en las escuelas y teatros comunales, bajo la dirección del maestro Juan Edwards.
La itinerancia en las escuelas concluyó el 3 de diciembre con una maravillosa función en un Auditorio Luksic, en el campus San Joaquín UC, completamente lleno de público, con presencia del rector Ignacio Sánchez y el decano de Educación Alejandro Carrasco.
Dos de las escuelas tenían un taller de danza, y una de las profesoras tuvo la idea de ofrecer su participación. “Fue un tremendo desafío para el grupo. Sumergirse en toda la organización, ir a la universidad, diseñar un montaje que contribuya a darle mayor dinámica a la obra… Las niñas se percataron que eran parte de algo grande” dice la profesora Margarita Garrido.
De acuerdo a Marisol Vega, exalumna de IMUC y soprano que canta el rol de Pamina, el programa es “de un valor incalculable”. “El poder prepararse durante todo un año, que esté su profesor dirigiéndolos, que puedan después tener ensayos con los músicos que vienen a hacer la ópera, los solistas, los músicos también de orquesta, todo lo que viene de afuera que es nuevo para ellos y también ven que hay más posibilidades de lo que ellos conocían”, expresa, Y añade: “es un mundo en donde se sumerge la familia completa, porque los papás también se emocionan, se preparan, ayudan, visten… se crea mucha unión”.
Para los estudiantes del Instituto de Música UC (IMUC) la experiencia significó un importante desplazamiento desde la sala de clases al cumplimiento de un compromiso social frente a centenares de niños. “Fue una gran oportunidad de crecimiento, donde aprendí mucho de los niños de los colegios. Me hace muy feliz el resultado y la felicidad que causó tanto en los espectadores como aquellos niños que prestaron sus voces para este lindo proyecto”, cuenta Micaela Aqueveque, alumna del IMUC que cantó el rol de Segunda Dama en la ópera.
Un coro con vocación ciudadana
Corría el año 2021 cuando el país completo empezaba a recuperarse tras las cuarentenas impuestas por la pandemia por Coronavirus, cuando la Dirección de Artes y Cultura retomó el contacto con los territorios aledaños a la Casa Central de la Universidad, tratando de reconstruir los lazos que se habían empezado a gestar desde 2017 con la junta de vecinos del barrio. El primer encuentro con la comunidad se realizó en la segunda mitad de año, cuando se empezaba a conversar acerca de los programas artísticos para fin de año.
El arte había movilizado el contacto con la comunidad, antes de la pandemia. La Dirección de Artes y Cultura producía el programa Artifica al interior del Campus Casa Central, y era de su interés invitar a los vecinos a disfrutar del fruto que producía la investigación y creación artística de la UC. Se imprimían tarjetas que se dejaban en los edificios del vecindario para difundir la programación de música y teatro, que el Festival Artifica la UC montaba en patios y jardines, llevando la obra artística al encuentro con el público. Para fines de 2019 se consideró la presentación de la ópera Gianni Schicchi en la plaza Pedregal, pero entonces se produjo el estallido social y luego, la pandemia.
La música volvió en diciembre de 2021, con el Coro Ciudadano, dirigido por el entonces joven estudiante de Dirección Coral en el IMUC Matías Luna, quien se atrevió a preparar un programa navideño para deleitar a los habitantes del barrio. Los coristas habían audicionado hacía pocos meses. Ninguno tenía experiencia previa en eso de cantar en coro, no obstante que todos sentían la necesidad imperiosa de expresarse a través del canto.
Aquella primera vez en la plaza Pedregal fue muy emocionante. Carmen León, presidenta de la Junta de Vecinos San Borja, estaba sentada en primera fila, orgullosa de su contribución a una iniciativa que solo prometía alegría, bondad y hermandad. En el backstage, los equipos de la DAC y de la Dirección de Sustentabilidad, a cargo del vínculo con los vecinos, se preocupaban de que todos los aspectos técnicos y logísticos de la producción musical estuvieran en su punto.
El Coro empezó a trascender los límites del barrio y al año siguiente, otros vecinos, de otras latitudes, quisieron incorporarse. También, distintas instituciones se interesaron por tenerlo en su parrilla de actividades, y pronto fue invitado a encuentros organizados por otras universidades. La Municipalidad de Santiago confirmó su estatus de ciudadano invitándolo a encuentros más amplios. En cuatro años se transformó en un coro maduro, sólido y capacitado para abordar otros desafíos. Entonces, la DAC planteó un reto mayor: crear una obra especial para ser presentada frente a la comunidad de la UC.
El 30 de noviembre de 2024, el coro se presentó en la celebración de Adviento, esta vez como el invitado estrella. Las expectativas eran muy altas y no fueron defraudadas. El público premió la interpretación con apasionados aplausos. El 11 de enero se entregó un testimonio de su trayectoria ascendente: una hermosa publicación con la Memoria de esos cuatro años, en una ceremonia con la presencia de las autoridades de la Universidad.
Como concluye Miryam Singer, “para la DAC, la consolidación del Coro Ciudadano es un premio al esfuerzo de la ciudadanía comprometida con la música de calidad; de su director, Matías Luna, que en poco tiempo se convirtió en un maestro de la dirección coral; los integrantes del coro y sus familias; y de la Universidad Católica, que tomó la decisión de crecer y desarrollarse en conjunto con la ciudadanía de los barrios aledaños”.