Investigaciones en terreno buscan comprender ecosistema prístino en Aysén
La presencia de metales pesados en el agua, la invasión del visón americano, las propiedades de las hepáticas o especies similares a los musgos, la cuenca hidrográfica del río Exploradores y formas de habitar más sustentables, son los trabajos interdisciplinarios que se están desarrollando bajo el alero de la Estación Patagonia UC.
A más de 300 km al sur de Coyhaique en la Región de Aysén, escondida entre glaciares, ríos color turquesa y una tupida vegetación, Bahía Exploradores es un territorio prácticamente virgen. Lo que permite que el lugar -entregado en concesión por el Ministerio de Bienes Nacionales a la UC en 2009- sea un verdadero laboratorio natural para estudiar fenómenos clave como el cambio climático, pero al mismo tiempo plantea el desafío de la escasez de información.
De ahí el valioso aporte del trabajo que realizaron investigadores de distintas disciplinas, la segunda semana de enero, bajo la coordinación de la Estación de Investigaciones Interdisciplinarias Patagonia UC. Como expresa su director, el académico de Geografía UC Alejandro Salazar, “la idea es contar con una línea de información inicial lo antes posible para poder apreciar los cambios que se están produciendo en este lugar y su evolución en cuanto a la vegetación, su flora y fauna, clima, hidrología y glaciología, entre otras, ante la irrupción de nuevas actividades económicas”.
Premunido de guantes y un dispositivo especial, el investigador de Ciencias Biológicas Santiago Andrade tomó muestras en distintos cursos de agua en búsqueda de metales pesados. Como él mismo explica, estos -como cobre, cobalto, cadmio, níquel, zinc, hierro y manganeso, además de arsénico- son elementos de la corteza de la tierra y su presencia en el ambiente se puede deber a procesos naturales, como erupciones volcánicas, y a actividades humanas. Dado que en ambientes prístinos como este los metales se encuentran en concentraciones muy bajas, se debe utilizar un método de “técnicas limpias” para evitar la contaminación de las muestras, las que luego serán analizados en el Laboratorio de Metales Pesados de la Facultad.
Estos mismos cursos de agua, en especial el río Exploradores, están siendo estudiados desde una perspectiva geomorfológica por la estudiante de Agronomía Camila Bañales. La instalación de sensores y el examen de fotografías aéreas de distintos periodos de tiempo, entregará información relevante para caracterizar la cuenca hidrográfica, tales como temperatura, conductividad eléctrica y el nivel del río. “Como es una cuenca que está siendo afectada por procesos de cambio climático, es interesante estudiar el ritmo en que estos procesos la afectan”, manifiesta.
Por su parte, Paula Zucolillo, del Programa de Doctorado en Ciencias con mención en Ecología, recorrió la zona tras las huellas del visón americano, un animal que ha invadido Chiloé y que también se ha detectado cierta presencia entre los tupidos bosques rivereños. Para ello, se instalaron “cámaras trampa”, dispositivos adosados a los árboles que al detectar movimiento toman fotografías o videos en el día y la noche. ”Este método no impacta la fauna ni hace ruido, permitiendo obtener información sobre la distribución e interacción de las especies, no solo de los ejemplares en estudio sino de la fauna en general existente en la zona. Es primera vez que se tendrán registros de estudios de este tipo en lugares remotos”, afirma Paula.
En esos mismos bosques, entre coigües y cipreses, habitan unas diminutas especies vegetales similares a los musgos, llamadas hepáticas. “Estas especies poseen moléculas únicas que pueden tener aplicación en el campo farmacéutico y de los agroquímicos, tales como propiedades para contrarrestar o neutralizar organismos nocivos para los seres humanos, cualidades citotóxicas o tóxicas a ciertas células, e insecticidas”, explica Jorge Cuvertino, postdoctorante de la Facultad de Química, quien recolectó una variedad de muestras que serán tratadas con solventes para preparar extractos, de modo de analizar su composición química y biológica.
Por su parte, el académico de Geografía y climatólogo Fabrice Lambert, recorrió la zona evaluando el sitio más adecuado para instalar una estación de monitoreo del clima, de modo de generar información desde la Estación que permita tener un registro de variables meteorológicas en el tiempo, sirviendo a otras investigaciones.
Por último, los rastros que han dejado los habitantes de este remoto lugar en el agua, desde los chonos hace miles de años hasta la industria salmonera en la actualidad, es el propósito de Consuelo Roldán con su proyecto de tesis de Arquitecto y Magíster en Arquitectura del Paisaje. Como ella misma cuenta: “El terreno me ha servido mucho para comprender las dinámicas del lugar. Cómo las personas navegan, viven en la orilla y el barco se convierte en el medio primordial para poder comunicarse, trabajar y abastecerse”. Esta mirada permitirá generar formas de habitar más sutentables con el entorno.
Todo este trabajo se suma a la labor que más de 30 investigadores y cien alumnos han desarrollado gracias a la Estación Patagonia UC, y al esfuerzo conjunto de las facultades de Historia, Geografía y Ciencia Política; Ciencias Biológicas; Agronomía e Ingeniería Forestal; y Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos. “La idea es que toda la información que se genere sirva para la región, para otras investigaciones e investigadores, tanto nacionales como extranjeros, que su área de estudio sea la Patagonia. Hacer sinergias, seguir explorando, entendiendo, responder nuevas preguntas y generar otras dimensiones de estudio”, concluye el director de la estación Alejandro Salazar.