Investigadores analizaron la situación del pewén o araucaria como patrimonio en peligro de extinción

A fin de esclarecer las causas que han llevado a la disminución de la población de araucarias en nuestro país, y de proponer soluciones para revertir el problema, se realizó el seminario internacional “Bosques de Araucaria: patrimonio de biodiversidad en peligro”, organizado por el Campus Villarrica UC. El encuentro contó con la participación de investigadores de prestigiosas universidades del sur de Chile, así como también de expertos de Argentina y Brasil, quienes abordaron el tema desde diversas aristas.

Los catastróficos incendios forestales de 2002 (Malleco-Tolhuaca) y 2015 (Tolhuaca y China Muerta), la tala indiscriminada hasta 1976, la creciente extracción no regulada de sus semillas o piñones, el decaimiento provocado por la prolongada sequía, entre otros factores, han atentado contra la regeneración del árbol también conocido como Pehuén, que ha bajado su presencia en el territorio chileno de 500 mil hectáreas a la llegada del colonizador europeo, al 50% de esa superficie en la actualidad. En ese contexto, el Ministerio de Medio Ambiente está analizando la posibilidad de cambiar la clasificación de la araucaria de “especie protegida” a “especie en peligro de extinción”, lo que implicaría generar por parte del Estado Chileno una serie de medidas de mayor protección y restauración de sus bosques.

Este seminario se enmarcó en los esfuerzos que desde hace unos años realiza el Campus Villarrica de la UC por preservar los bosques milenarios de araucarias. Manuel Gedda, investigador del Centro UC de Desarrollo Local (Cedel) y académico a cargo del evento, sostiene que el interés por estudiar el tema surgió de la preocupante realidad de la araucaria y los riesgos a los que se expone. “Como universidad, creemos que es nuestro deber aportar al conocimiento e impulsar este tipo de iniciativas. Desde el Campus Villarrica llevamos un par de años trabajando en el tema, y este año comenzamos con la campaña de difusión y conservación junto con la Universidad de La Frontera, que apunta a generar instancias para reunirse y analizar el problema”, señala Gedda.

Compromiso medioambiental

Para el académico de la Universidad de La Frontera (UFRO), Rubén Carrillo, quien además es uno de los líderes de la campaña por la reclasificación, no se debe esperar más tiempo para tomar medidas en pos de la preservación del árbol sagrado. “Para mí, es una especie que está en peligro de extinción fundamentalmente desde el punto de vista evolutivo. Es una especie muy primitiva que, incluso sin la intervención del hombre, ha sido desplazada a ambientes restrictivos de suelo y de clima”, sostiene el docente de la UFRO.

Javier Sanguinetti, biólogo del Departamento de Conservación y Manejo del Parque Nacional Lanín de Argentina, hace 20 años realiza junto a otros investigadores diversos estudios sobre la producción de semillas de araucarias y el impacto que ha tenido la ganadería en los bosques milenarios. Al respecto, han descubierto que mediante la producción de semillas, la araucaria incluso tiene la capacidad de regular la fauna silvestre de depredadores de piñones, uno de sus principales enemigos. “Toda esta dinámica de la especie tiene que ver con la estrategia para regenerarse, y tratar, de forma alternada, de saciar a toda la fauna en los años que producen muchos conos. En cambio, en los años que la araucaria produce pocos conos, de alguna manera mata de hambre a sus depredadores, y de esa forma regula la población de granívoros silvestres que se comen el piñón”, comenta Javier Sanguinetti.

Mauro González, docente de la Universidad Austral, concuerda con que la araucaria es una especie que puede recuperarse por sí sola, ya sea mediante semillas o por reproducción vegetativa. No obstante, señala que es muy importante el trabajo interdisciplinario a fin de buscar alternativas que contrarresten los daños provocados por el hombre, la ganadería y el cambio climático. “Es necesario que el Estado tome medidas concretas para ir avanzando en la materia. Una de ellas es organizar y convocar ampliamente a las partes interesadas para ponernos de acuerdo y saber el estatus del conocimiento, cuáles son los problemas y cómo podemos priorizarlos. Esa es la primera etapa, para luego generar las propuestas y acciones específicas de manejo”, argumenta González, quien también es integrante del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia de esta universidad.

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Campus Villarrica